Salió fácil el título periodístico: 'Uñac adelantó las paritarias tras el reclamo de docentes autoconvocados'. Si el anuncio se hizo apenas el gobierno recibió el petitorio de los manifestantes, fue una conquista de ellos. Misión cumplida: la presión ejercida en las calles durante dos días consecutivos activó la negociación salarial. Pero pasa a menudo en política que no siempre las cosas son lo que aparentan.

Fue clárisima la ministra de Hacienda, Marisa López, este jueves por la tarde en el móvil de Canal 13: la convocatoria para revisar sueldos el 2 de junio estaba resuelta con anterioridad. El día estaba marcado en el calendario de la paritaria ordinaria de los docentes. La única novedad fue la confirmación de lo que igualmente se sabía: que se activará la cláusula de actualización salarial, para mitigar el impacto de la inflación.

La ministra López reivindicó enfáticamente a los gremios paritarios UDAP, UDA y AMET. Dijo que el planteo de los autoconvocados llegó después de que los sindicatos hicieran el pedido formal por expediente. Por lo tanto el llamado a la mesa salarial en junio era un hecho.

Pero todo se había manejado sottovoce. Apenas lo habían admitido algunos gremialistas frente a las reiteradas consultas periodísticas. ¿Cuál era el motivo de tanta discreción? Posiblemente buscaban en conjunto no agitar las aguas. A nadie escapa que el clima social está caldeado y la paciencia, al límite.

El anuncio presentado este jueves con la firma del gobernador fue en realidad un formalismo. Una acción política ante una medida administrativa que ya se había adoptado previamente.

La política entró a jugar en el mismo momento en que el reclamo salarial saltó el cerco de la paritaria. Ese ámbito natural y legal de negociación, que nunca se cortó, que siempre estuvo abierto, quedó desdibujado frente a la movilización de docentes autoconvocados el miércoles 25 de mayo y el paro no-sindical realizado de facto el jueves 26.

El dique de contención quedó en riesgo de ruptura. Si los sindicatos pierden representatividad -y eso está evidentemente en crisis- entonces la paritaria se desmorona como un castillo de naipes. Por eso el texto firmado por Uñac hizo hincapié en la imperiosa necesidad de manejarse por los carriles institucionales. Si colapsa el ámbito de diálogo, solo quedará el conflicto por delante.

Y eso sucedió parcialmente este jueves, cuando hubo un alto ausentismo docente. Se sumaron a un paro que no tuvo el paraguas legal de nigún sindicato. Fue la primera vez que sucedió algo así desde el regreso de la democracia en 1983, cuando se reactivaron los gremios como portavoces del sector trabajador. Esta semana quedará registrada en la historia como una bisagra.

Paradójicamente el reclamo de unos y de otros, agremiados y sin agremiar, es el mismo. El punto casi no necesita explicación. La plata no alcanza y el aumento firmado el 3 de marzo quedó diluido por la inflación galopante. No hay atenuantes frente a la desesperación de terminar todos los meses en rojo, con las tarjetas impagas y el próximo sueldo gastado por adelantado, porque de otro modo es imposible subsistir.

El problema es de tal magnitud que requiere, además de una fenomenal alquimia financiera, mucha muñeca política. Los ingresos por coparticipación y por recaudación provincial están apenas por encima de lo presupuestado. Descontando la inflación, los recursos crecieron 1 punto, según dijo el viernes pasado en Banda Ancha el secretario de Hacienda, Gerardo Torrent. Ese es el excedente mínimo, en una provincia atada a la suerte de un país en estado crítico. Por lo tanto, nadie espere una oferta milagrosa.

La muñeca política será necesaria para tejer acuerdos con un sector desintegrado. Los gremios paritarios tendrán que restituir su representatividad o quedarán reducidos a un sello de goma. Y si eso sucede, como ya se dijo, no habrá negociación posible. La organización de los trabajadores es central para la conquista de derechos. Y este jueves hubo un ejemplo concreto: los autoconvocados tuvieron que ponerse de acuerdo para elaborar un petitorio único y designar a cinco delegados para elevarlo al gobernador.

De todos modos, por ese carácter inorgánico, los autoconvocados no serán parte de la paritaria. La ley establece los lugares específicos para los tres sindicatos, entendiendo que en ellos está presente la totalidad de los docentes. Hará falta mucha muñeca política para conducir este proceso atípico, sin antecedentes, de una negociación con interlocutores puestos en tela de juicio.

La grieta también estará presente, como ya pudo verse en redes sociales. El reclamo de los docentes autoconvocados, por afuera de los sindicatos, sumó apoyos partidarios de la oposición, por izquierda y por derecha también. Incluso algunos integrantes del Frente de Todos, como el Partido del Trabajo y el Pueblo, se movilizaron en adhesión a los manifestantes. Juntos por el Cambio en pleno activó el dispositivo de redes para visibilizar su participación activa.

Entiéndase esta observación simplemente como eso, como un registro de lo que está sucediendo. También permite adelantar que el capítulo de los docentes autoconvocados puede tener alguna repercusión en la próxima sesión de la Legislatura. Están dadas las condiciones para que se sienta ahí también el malestar.

A todo esto habrá que sumarle otro apartado, para nada menor: la marcha ruidosa en las calles puede contagiar a otros sectores. La asfixia inflacionaria no es exclusividad docente. La disconformidad tampoco lo es. Lo dijo la ministra López también en Canal 13 este jueves: el gobierno debe atender al sector estatal y al sector privado también. Y la mano viene complicada para todos.

JAQUE MATE