Mala noticia para aquella persona de bien que, frente a la crisis económica dice: 'yo tengo que trabajar igual'. Por primera vez un empresario sanjuanino habló de despidos frente a las cámaras y con micrófono encendido. Ya no se trata de una especulación de algún dirigente político interesado o algún sindicalista de dudosa reputación. Ese escudo meritocrático -'Yo tengo que trabajar igual'- no funciona si no hay empleo. Valga el razonamiento obvio.

Sucedió el viernes aquí en Banda Ancha. El presidente de la Cámara de Expendedores de Combustibles de San Juan, Miguel Caruso, sorprendió con su franqueza. Reconoció que entre enero y febrero se derrumbaron las ventas tanto de nafta como de gasoil. La caída fue del 30 por ciento en promedio. Lo atribuyó al sinceramiento de precios. Hoy finalmente los valores argentinos están más o menos nivelados con el resto de la región.

Se terminaron los problemas de abastecimiento. Pero asomó otro drama, no menor. Con una inflación galopante, acelerada por la devaluación de diciembre, las paritarias le pusieron una presión adicional al esquema de costos. Si las ventas no repuntan, no habrá cómo abonar salarios. El paso siguiente, lógico, es recortar personal. No es lo deseable, pero cuando el Excel no cierra, no queda más alternativa.

Caruso advirtió que no pueden descartar despidos. Mientras tanto, esperan que llegue la famosa recuperación en 'V' que viene prometiendo Javier Milei, equivalente al segundo semestre de Mauricio Macri. Si el consumo se recupera, habrá pasado lo peor. Alivio para los empresarios y también para los trabajadores. Pero, puede fallar. Como decía el mentalista Tusam.

El vocero de los estacioneros rompió esta suerte de pacto de silencio del sector privado. Cualquier empresario que se atreva a visibilizar la caída de la actividad será tachado de 'casta'. Y epítetos mucho peores. Es el signo de los tiempos: toda voz discordante será atacada sin piedad.

Sin embargo los números están. Según la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), las ventas minoristas cayeron el 28,5 por ciento en un año. El peor derrumbe sucedió en el sector farmacéutico, con una reducción del 40 por ciento. El segundo rubro más perjudicado fue el alimentario, con un achicamiento del 37 por ciento. La gente está comprando menos medicamentos y menos comida.

¿Acaso esta catástrofe empezó con Milei? No. De ninguna manera. El presidente libertario agravó las variables sociales. Con la feroz devaluación del 118 por ciento licuó el ingreso y le hizo pagar el peor costo del achicamiento a los jubilados. Pero buena parte de la ciudadanía todavía identifica el origen de todos los males en la gestión anterior, la de Alberto Fernández. Ese sigue siendo el principal activo del León: el fracaso del Frente de Todos. La defraudación del contrato popular firmado en 2019.

Dicho esto, la herencia no exime de responsabilidad a la nueva administración. El modelo vigente le soltó la mano al trabajador en procura de cerrar los números de la macroeconomía. Con notable insensibilidad social, el ministro de Economía, Luis Caputo, celebró el equilibrio fiscal de enero. Según el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) los jubilados bancaron el 43 por ciento del ahorro. Lo pagaron los abuelos y las abuelas.

Dejando de lado la justicia social -porque es mala palabra para la administración actual- la pérdida de poder adquisitivo es un arponazo para el consumo y, por lo tanto, para la economía. Si se caen las ventas, el empresario apela al último recurso: los despidos.

Esta mirada ni siquiera es de izquierda. El propio Fondo Monetario Internacional le recomendó al gobierno de Milei que afloje. Fue el jueves pasado en Washington, no en La Habana. La portavoz del organismo, Julie Kozack, reclamó que se haga 'un esfuerzo para proteger a los  más vulnerables'. Que no todo el peso del ajuste caiga sobre los trabajadores. 

Al FMI nadie podría tildarlo de 'zurdo empobrecedor' o 'kircho'. ¿Verdad?

El sábado un dirigente opositor reconoció en una charla reservada que 'todos putean por lo bajo'. ¿Quiénes son todos? Desde funcionarios de la provincia hasta empresarios. Pero nadie se atreve a decirlo públicamente. De hecho, este dirigente opositor lleva un tiempo alejado de los medios de comunicación. En general, siguen midiendo la oportunidad de hablar sin salir demasiado lastimados. Ninguno está libre de pecado. El primero que se atreva a levantar el dedo acusador, sufrirá el hostigamiento por sus propios fracasos.

Una encuesta circuló en el mundillo político sanjuanino la semana pasada. Según esos números, la aprobación de Milei en esta provincia cayó bastante, alrededor de 12 puntos. Pero se mantiene holgadamente por encima del 40 por ciento. Ningún dirigente opositor se le arrima todavía. El León ruge y el resto agacha la cabeza.

Con mucho recato la intendenta de Chimbas, Daniela Rodríguez, se refirió al fenómeno el viernes en Banda Ancha.  'Creo que estamos un poco adormecidos', dijo la jefa comunal. En su departamento la ola libertaria les pasó por encima a todos. Incluso en los sectores más vulnerables las familias le dieron la espalda a la política tradicional. El mensaje de hartazgo fue categórico.

La intendenta consideró que el invierno puede precipitar el malestar. ¿Cómo saberlo? Lo único indiscutible son los números. Los que dicen que está todo mal. Y los que dicen que Milei todavía tiene aguante.


JAQUE MATE