Una ventana al pasado, un futuro no escrito
La situación del Coronavirus en San Juan refleja lo ocurrido hace al menos una semana atrás. Hacia adelante, dependerá otra vez de las conductas.
A diferencia de aquella otra conferencia de prensa por los casos 4 y 5, el gobernador Sergio Uñac esta vez se mostró sereno, frente a una situación ciertamente más crítica que aquella, porque acecha el fantasma de la circulación viral comunitaria al menos en Caucete. En esta ocasión no hubo enojo, bronca ni impotencia, no hubo frustración a pesar de que el virus aparentemente se filtró por las fronteras evadiendo los controles sanitarios.
El pocitano exhibió una necesaria calma. Imprescindible para transmitir seguridad ante la incertidumbre. Cosa difícil si las hay, en una provincia que hasta hace apenas 48 horas era la que ostentaba la menor tasa de incidencia de Covid-19 cada 100.000 habitantes y se ufanaba de tener el 95% de la economía activa, además de haber sido noticia nacional por el regreso de las clases presenciales.
Detenerse apenas un instante a pensar que todo eso se puso en riesgo porque alguien burló los controles, porque quiso esquivar el aislamiento obligatorio y los hisopados, poniendo a toda una provincia en riesgo, resulta indignante. Seguramente se habrán purgado las emociones puertas adentro en la Gobernación, lo suficiente como para brindar un mensaje preciso que comunicara estrictamente cómo serán los próximos siete días.
Dijo Uñac que "este es el momento menos deseado para los sanjuaninos, pero también el más planificado y trabajado". Es verdad. El plan para una eventual circulación viral comunitaria se presentó en público hace tres semanas, el 28 de julio. Ese manual de procedimiento partió del mismo principio que rigió toda la administración de la pandemia en la provincia: prepararse para lo peor, esperando que no suceda.
Apareció un brote de contagios y resulta bastante aventurado decir cuántos casos más se manifestarán con los hisopados masivos realizados en Caucete. De todas formas, hay camas suficientes para atender a las personas que lo requieran, incluso cuando se trate de cuadros delicados. Hasta anoche, dos pacientes se encontraban en estado crítico en terapia intensiva.
Este relevamiento no reflejará de ninguna manera lo que está sucediendo hoy en San Juan, sino lo que pasó hace alrededor de dos semanas. Es el saldo de los últimos 14 o 7 días como máximo. Las medidas de aislamiento en Caucete y las restricciones para realizar ejercicio en el resto de la provincia o hacer turismo interno, son una apuesta a achatar la curva de contagios a futuro. El Coronavirus se comporta de esta manera. No hay nada que inventar.
El presente no se puede cambiar. Lo mejor que podría suceder, en todo caso, es diagnosticar absolutamente a toda aquella persona que tenga el virus para aislarla y evitar que siga contagiando. Que se quede en casa o en un hotel o en el hospital si fuera necesario, hasta que el germen finalice su ciclo sin haberlo transmitido a otro ser humano. Esa es la batalla que se empezó a librar desde el miércoles por la tarde.
Uñac pidió prudencia y no estigmatizar a ningún sanjuanino. No parece que fuera a suceder. Por el contrario, hubo una notable solidaridad con el pueblo caucetero en redes sociales posiblemente también porque es el espejo de lo que podría suceder en el resto de la provincia en tan solo una semana más, si no hay un cuidado extremo.
Para evitar que eso suceda, tendrán que colaborar los cauceteros que ya están contagiados. Tendrán que revelar lo inconfesable. Con quién estuvieron y si cometieron algún delito como salir y volver a ingresar por un paso no autorizado, si estuvieron en una de las tantas fiestas clandestinas, o cualquier otra reunión riesgosa por no respetar el distanciamiento social. La seguridad de los 700.000 sanjuaninos depende ahora de su sinceramiento. La detección de la ruta epidemiológica es crucial para frenar la cadena de transmisión viral.
Lo dijo Uñac y lo ratificó el secretario de Seguridad Carlos Munisaga: "el virus ingresó por alguno de los lugares no permitidos".
El otro gran pedido a la sociedad es que se comprometa a denunciar cualquier irregularidad de esta naturaleza. La permisividad, la vista gorda, pueden tener un costo demasiado caro, que se cuente en vidas. Si hacía falta una prueba del alto precio de la irresponsabilidad, apareció por estas horas.
El intenso operativo sanitario desplegado será un diagnóstico de todo lo que se hizo mal y terminó en una cantidad aún no estimada de contagios totales. El futuro dependerá del comportamiento social en los próximos siete días. No tiene misterio. Es una dinámica absolutamente difundida y conocida. No hay margen para ser necios, rebeldes o inescrupulosos.
Recién entonces cuando pasen estos días de incertidumbre, el gobierno podrá dar buenas noticias, como el regreso a la nueva normalidad, a los gimnasios abiertos y al turismo interno. O no. Resta desear que esta ventana al pasado sea aleccionadora. El futuro no está escrito todavía.
JAQUE MATE