Cabe preguntarse faltando apenas cinco días para conocer el nombre de los candidatos y las candidatas para el Congreso, si esta elección en realidad medirá otra vez a las dos principales figuras de la política sanjuanina. Si la decisión popular terminará cotejando a Sergio Uñac con Marcelo Orrego directamente. Nada es tan lineal en política, pero esta campaña podría tener esa particularidad.

Por supuesto, la selección de candidatos y candidatas influirá. No da igual poner a uno que otro. Habrá listas más o menos fáciles de instalar. Nombres que empujen y nombres 'pianta-votos'. Pero tanto Uñac como Orrego tendrán una rol estratégico en la conquista de adhesiones. Quedó demostrado en la presentación de los frentes electorales el pasado miércoles. Fueron los únicos oradores en sus respectivos espacios. Por mucho que renieguen algunos sobre los 'personalismos', son tiempos de exhibir a las dos figuras tanto de oficialismo como de oposición, que más votos traccionan. Porque de eso se trata, de sumar todo lo que se pueda.

Para Uñac este será un comicio tremendamente valioso porque pondrá en juego sus pergaminos provinciales. Ha apostado su gestión, desde el momento en que propuso una suerte de plebiscito. Sus candidatos serán delegados de un proyecto que él lidera. Los puntos obtenidos serán propios. Personalísimos. Acto seguido, estos votos serán la plataforma previa para cualquier intento de re-reelección para 2023. Podrá haber alguna discusión jurídica de por medio, pero lo primero siempre será contar con sustento político en las urnas. El respaldo popular.

Una lógica similar le cabrá a Orrego. En las elecciones provinciales para gobernador superó el 35 por ciento y en las elecciones nacionales para diputado nacional superó el 38 por ciento. Esas son sus marcas alcanzadas en 2019. ¿Será capaz de retener esos valores cuando no juegue en primera persona, sino con algún referente de su espacio como Susana Laciar? Y si no llegara a esas marcas: ¿debería cargar con la responsabilidad por el desgranamiento del caudal electoral? Es muy previsible que el santaluceño se ponga al hombro la campaña, porque aunque no lo recnozca está empezando a construir la estrategia para 2023.

Esta pulseada Uñac-Orrego será una de las dimensiones de la campaña, indudablemente. Pero también habrá un componente nacional. Se medirá también el peso de cada extremo de la grieta dentro del cuarto oscuro. De un lado, Alberto Fernández, Cristina Fernández y todo el kirchnerismo, hasta Sergio Massa. Del otro lado, Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich, Mauricio Macri, los radicales y los lilitos. 

El discurso porteñocéntrico tendrá mucho peso -como siempre y mucho más- porque la pandemia todavía restringe los contactos cara a cara e impide los grandes actos y manifestaciones. El mensaje de los medios adyacentes al Obelisco será más poderoso que nunca. La polarización será alimentada con ferocidad. Algunos votantes incautos buscarán la boleta de dirigentes bonaerenses en el cuarto oscuro, sin saber siquiera que aquí habrá que elegir a sanjuaninos y sanjuaninas. Alguno posiblemente quiera votar a Facundo Manes y se entere recién en el cuarto oscuro que no juega aquí. Ídem con cualquier otra figura del oficialismo.

Entonces habrá que prepararse para un cóctel donde lo provincial convivirá con lo nacional. Donde Uñac y Orrego midan su poder de fuego electoral, pero también queden condicionados a la penetración porteña en su propio territorio. Difícilmente esta conexión se pueda neutralizar.

Consenso Ischigualasto sumará a Juntos por el Cambio. Para el gobierno, debe ser entendido de esa manera. Será útil la división del voto opositor, visto desde la perspectiva oficialista, porque facilitará la distancia entre el primero y el segundo para sostener el statu quo. Pero a los efectos de interpretar el mensaje, habrá que contarlo como disconformidad. Cada voto que se lleve ese frente, deberá ser anotado como antiperonista. Por eso la gran apuesta del PJ y aliados será sostenerse por encima del 50 por ciento. Cada punto por arriba de esa vara llevará más tranquilidad en términos de respaldo.

Uñac podrá retener al menos las dos bancas que pone en juego, la de Walberto Allende y la de Francisco Guevara. Pero fundamentalmente podrá exhibir en la Casa Rosada que sigue siendo un líder con peso distrital y con cuerda para rato.

En el caso de Orrego, su espacio renueva la banca de Eduardo Cáceres. ¿Podría engrosar el bloque Producción y Trabajo en el Congreso provocándole una resta al PRO? De una o de otra manera seguirá integrado a Juntos por el Cambio. Pero la salida de Cáceres y la entrada de otro referente con tonada sanjuanina también le permitiría al santaluceño ganar poder y proyección regional.

El cuarto frente inscripto, la izquierda, apostará a captar el voto crítico que rechaza los dos polos de la grieta. Es una división falsa aquella entre kirchneristas y macristas, según Mary Garrido, la referente histórica de esta corriente política. Sin embargo, montada o no a conveniencia de alguien, la grieta está y goza de buena salud. Y amenaza con diluir todo lo que no esté contenido en ella.

A nivel nacional están claros los polos. En San Juan también. Puede ser que aquí los modales estén un poco más cuidados. Pero las marcas estarán en la competencia. El tono que adquiera la campaña porteña/bonaerense llegará más temprano que tarde a esta geografía. Pero la pelea de fondo, tendrá marco local. Uñac versus Orrego. Y segundos afuera.


JAQUE MATE