Decir que en 2023 se medirán nuevamente Sergio Uñac y Marcelo Orrego, como sucedió en 2019, es todavía muy aventurado. No está definido lo de uno ni lo del otro. Pero sea como fuere finalmente, ambos tendrán un rol protagónico. Ya sea en primera persona o a través de un tercero que ellos mismos patrocinen políticamente, sus decisiones serán determinantes. Tanto es así que el sistema político mayoritariamente está orbitando en torno de ambas figuras.

La observación puede resultar obvia, para quienes están acostumbrados a seguir de cerca el escenario preelectoral. Pero aún lo evidente requiere ser desmenuzado. Tal vez aparezcan algunas sorpresas en el análisis.

Claramente 2023 va rumbo a la polarización como viene sucediendo desde hace décadas en San Juan y en el país. Parece no haber lugar para terceros significativos. Entonces hay que considerar las bases electorales de donde vienen ambos extremos. Cuáles han sido sus caudales más recientes. Al fin de cuentas, desde ahí parten: del voto que alguna vez tuvieron.

Cuando Uñac logró la reelección en 2019 alcanzó el 55,84 por ciento de los sufragios. La matemática permite redondear hacia arriba. Fueron 56 puntos. Bastante más arriba que la mitad más uno. Por lo tanto, cualquier expresión de la oposición quedó condenada a reunir una minoría.

El segundo más votado fue efectivamente Orrego, con el 33,91 por ciento. Nuevamente valga el redondeo matemático para decir que alcanzó 34 puntos. El Frente Con Vos, versión camuflada de Cambiemos en San Juan, quedó 22 por ciento por debajo del Frente de Todos. Era otro contexto ciertamente. Aún gobernaba Mauricio Macri y el azote económico había deshilachado la ola amarilla.

Comenzó la era de los Fernández, Alberto y Cristina. En primera vuelta, el Frente de Todos derrotó al macrismo y se apoderó de la Casa Rosada. Dos años después las urnas se mostraron ariscas para el peronismo y aliados. En las elecciones legislativas de 2021, Uñac no fue candidato. Pero su lista para el Congreso Nacional sufrió el desgaste. Ganaron con el 43,58 por ciento de los votos. Apenas un punto y medio por encima de Juntos por el Cambio, que obtuvo el 42,14 por ciento.

La diferencia de 22 puntos de 2019 se desinfló hasta quedar en un punto y medio en 2021.

En números absolutos, en dos años el Frente de Todos pasó de 232.000 votos a menos de 180.000. Y Juntos por el Cambio subió de 141.000 votos a 173.000. ¿Qué significa esto? Nada más que lo que fue: dos resultados diferentes para dos citas electorales diferentes. Como ya se ha dicho y escrito en esta columna, los comicios en San Juan han demostrado ser pendulares. Quien haga una lectura lineal siempre correrá el riesgo de equivocarse.

Sin embargo, el resultado ajustado de 2021 tomó por sorpresa tanto al oficialismo como a la oposición. A los primeros les encendió una luz de alerta. A los segundos les inyectó una inesperada dosis de optimismo. Ya nada fue igual desde aquel domingo 14 de noviembre. Hubo una serie de reacciones. Al día siguiente Uñac anunció que iba derogar las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias.

La impotencia del gobierno nacional para contener la inflación sigue horadando la confianza. Incluso eclosionaron las tensiones internas a cielo abierto. En San Juan, el peronismo también visibilizó sus fisuras. El giojismo abrió bloque propio en la Legislatura y desde diciembre se permite votar en disidencia con el oficialismo. Inimaginable en otros tiempos.

De todas maneras, el peronismo uñaquista y no uñaquista está atado y expectante a las definiciones que tome el gobernador. Su centralidad en ese conglomerado político es indiscutible. Puede haber discrepancias, como de hecho existen, pero nadie desconoce su poder para establecer las reglas del 2023. Que Uñac vaya por otra reelección jamás será igual a que decida no hacerlo. Su presencia siempre será definitoria del tablero de juego.

En el otro extremo de la grieta, Orrego tiene ciertas similitudes con Uñac. Sus movimientos serán vitales para el armado opositor. Desde que le tocó conducir el espacio imprimió un estilo propio, mucho más vertical que el de Roberto Basualdo. Incluso fue personalista, generando ciertas incomodidades internas. Sin embargo logró alinear a la tropa. A los suyos, por supuesto, pero también a los aliados.

La cuasi paridad con el Frente de Todos alcanzada en 2021, inesperada a la luz de la enorme diferencia de 2019, forzó a Juntos por el Cambio a hacer algunos replanteos. Concluyeron que se habían empeñado tanto en militar y construir en el Gran San Juan que descuidaron los departamentos del interior. El puñado de votos que les faltó se explicó precisamente en esas localidades de la periferia.

Pero el resultado de 2021 también hizo retumbar un reproche interno en Juntos por el Cambio: ¿hubieran ganado si se permitían sumar al resto de la oposición? Parece inviable que Orrego confluya con algunos integrantes de Consenso Ischigualasto, aunque sus referentes siguen mandando señales, con Martín Turcumán a la cabeza. Están esperando el menor indicio de apertura para acoplarse a la mesa del diputado nacional. Pero eso no ha sucedido aún.

Orrego quiere evitarse condicionamientos a futuro. Incorporar nuevos aliados implicaría discutir nuevamente el reparto de posiciones internas. Y hay demasiados ruidos. Sin ir más lejos, ADN se fundó a partir de la ruptura de Turcumán con el PRO. Consenso Ischigualasto se nutrió de la militancia que abandonó Producción y Trabajo de la mano de José Peluc, de los radicales disidentes, de los enojados con Eduardo Cáceres y Enzo Cornejo.

Momentáneamente surgió otro obstáculo que exime a Orrego de considerar una alianza con Consenso Ischigualasto y es el acuerdo entre ADN y Cruzada Renovadora con Javier Milei. De todos modos en un escenario de elecciones desdobladas, la justificación de los alineamientos nacionales diferentes irá perdiendo fuerza. Las alianzas que no prosperen en San Juan se explicarán únicamente en las diferencias locales.

Por otro lado, Juntos por el Cambio está avanzando en la incorporación de la Coalición Cívica. El presidente del partido de Elisa Carrió en San Juan, Facundo Guzmán, confirmó este martes en Banda Ancha que están prácticamente adentro. ¿Cuántos puntos le suma a Orrego este arreglo? Posiblemente no sean muchos. La fuerza de Lilita nunca fue masiva en la provincia. Sin embargo, a la luz de los números de 2021, cada voto cuenta. Lo sabe Orrego. Lo sabe Uñac.


JAQUE MATE