Y no fue el fin del mundo
Llegó el sexto caso positivo de Covid-19 a San Juan. Una buena noticia y una particularidad.
A veces, la suerte acompaña. Igualmente, a la buena fortuna siempre hay que ayudarla. Suele irle mejor en la tormenta al que abrió antes el paraguas. Algo así sucedió este miércoles con el sexto caso positivo de Covid-19 en San Juan.
Nuevamente la jefa de Epidemiología, Mónica Jofré, puso la cara para comunicar el hallazgo. Afortunadamente, se pudo desprender del rictus de angustia que la acompañó durante la mayor parte de esta cuarentena ingrata. Tenía razones para estar preocupada entonces, como ahora puede respirar con alivio, porque el sexto caso salió a pedir de boca.
Entiéndase bien el punto: nadie puede desear que sigan sumándose pacientes con Coronavirus, pero es una realidad propia de la época que seguirán confirmándose nuevos contagios. Entonces, la hipótesis más optimista es que la pandemia ataque por los flancos por donde la provincia la está esperando y no se cuele de manera traicionera, aprovechando la guardia baja.
Fue lo que sucedió este 10 de junio. El sexto caso de Coronavirus apareció en una de los sanjuaninos repatriados, que llegó a la provincia el pasado sábado en medio de un operativo riguroso en la Terminal de Ómnibus, seguido de aislamiento obligatorio en un hotel e hisopado inmediato. Con ese testeo se reveló el germen, en una persona que no había presentado ningún síntoma.
Es decir, el sexto caso fue novedoso porque la persona nunca calificó como sospechosa. No tuvo fiebre, ni dolor de garganta, ni malestar estomacal, ni manchas en la piel, ni decaimiento. Nada. Todo normal. Sana. Lo que se rotula como asintomática. Y fue precisamente el protocolo estricto, su confinamiento forzoso y el hisopado de rigor, el que permitió identificar rápidamente al virus y garantizar que no hubo ni habrá transmisión por contacto estrecho hacia ningún otro comprovinciano.
La mujer se encuentra muy bien. No requiere tratamiento médico. Posiblemente cuando pasen los días el germen la abandone, dejándole los anticuerpos en el torrente sanguíneo. Si no se la hubiera encerrado preventivamente, aún antes del hisopado, podría haber diseminado la peste. Pero no sucedió y no fue un accidente. La enfermedad atacó por donde la esperaba el dispositivo sanitario.
Los sanjuaninos repatriados son una de las posibilidades de seguir sumando casos positivos e importados de Covid-19. Por eso el método para recibirlos seguirá siendo el que se implementó hasta ahora, que tantas quejas y molestias provocó, porque condiciona el regreso a la posibilidad de pagar el hotel con dinero del bolsillo de cada uno.
La otra posibilidad de ingreso del Covid-19 es a través de los transportistas de cargas que van y vienen de San Juan a Buenos Aires, Córdoba y otros sitios donde hay circulación viral comunitaria. Por eso se acordó con el sindicato de los camioneros un seguimiento muy estricto de cada uno de ellos, con hisopados permanentes para atajar el virus sin darle la menor chance de contagiar.
La tercera posibilidad esperable en San Juan es la detección en el sector de los trabajadores de la Salud, que están en contacto con los pacientes de Covid-19. Por eso hay una aguda supervisión no solamente de parte del Ministerio de Salud Pública sino también del propio Sindicato Médico. Esto llegó al punto de no solo exigir la disponibilidad de materiales, sino también su certificación de normas de calidad. Y está muy bien que así sea.
La situación sanjuanina permite sostener el plan de salida de la cuarentena. En Banda Ancha, el secretario de Seguridad, Carlos Munisaga, anticipó que en cuatro o cinco semanas todas, absolutamente todas las actividades habrán sido autorizadas con protocolos específicos.
Mientras tanto, en Buenos Aires el cuadro tiene ribetes apocalípticos, con más de 1000 nuevos casos cada día. El presidente Alberto Fernández esbozó la posibilidad de que tengan que regresar la fase 1 del aislamiento. Es un problema de gran magnitud, que deberá afrontar junto con el jefe de Gobierno Porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y el gobernador bonaerense, Axel Kicillof.
El país es uno solo y lo que suceda en Buenos Aires siempre será motivo de preocupación, porque los vínculos no pueden estar cortados indefinidamente. Sin embargo, el presente se tornó muy diferente según el sitio donde uno se encuentre. Los grandes centros urbanos, su alta densidad poblacional, se volvió suelo fértil para la proliferación de la peste. Aquí, al pie de los cerros, aún con barbijos, se respira otro clima.
Lo demostró la propia doctora Jofré. Desprendida ya de su expresión de miedo. Simbólicamente tranquila, porque esta vez no hubo fisuras. Llegó el sexto caso, como llegarán el séptimo, el octavo y unos cuantos más. Y no, no fue ni será el fin del mundo.
JAQUE MATE