Más allá de la Constitución Nacional que establece el sistema de gobierno federal, el pasado y el presente enseñan que todavía hay un fuerte unitarismo en el país. Traspasa la política. Es cultural. Los gobiernos resuelven a 1.200 kilómetros de San Juan las medidas que impactan aquí, desde coquetos despachos con vista a la Plaza de Mayo, sin tener mucha idea sobre esta realidad tan alejada de la encandilante Ciudad Autónoma de Buenos Aires. San Juan es víctima de este centralismo, pero también es victimaria, porque repite el esquema de concentración.

Así como argentinos son todos, desde Ushuaia a La Quiaca, sanjuaninos también son todos, desde Iglesia hasta Sarmiento, Caucete o 25 de Mayo. Sin embargo, así como el norte argentino no tiene nada que ver con la Patagonia, lo mismo pasa con la diversidad de esta geografía provincial. Bueno, parece haber llegado la hora de que recupere cierto protagonismo ese interior postergado, por efecto de las urnas.

Este lunes feriado nacional pasó por Banda Ancha el dirigente de Dignidad Ciudadana Gustavo Fernández y dejó una coordenada bastante clara acerca de a dónde apunta Juntos por el Cambio. Según dijo, tomaron conciencia de que para ser gobierno en 2023 necesitan llegar mejor a los departamentos alejados. Con la fortaleza electoral que lograron en el principal conglomerado urbano, el Gran San Juan, no les alcanza. Fue una de las moralejas que dejó la legislativa del año pasado.

En una reunión de gabinete encabezada por Sergio Uñac, uno de los datos reveladores analizados fue que el Frente de Todos quedó 8 puntos por debajo de Juntos por el Cambio en el Gran San Juan. Solo con diferencias mucho más abultadas en los departamentos de la periferia lograron compensar esa diferencia negativa y obtener el puntito y medio de ventaja que sirvió para salvar el honor. El resultado fue finalmente de dos a uno, a favor del PJ y aliados.

Walberto Allende renovó su banca y Francisco Guevara fue sucedido por Fabiola Aubone. La oposición retuvo su banca de minoría. Susana Laciar asumó en lugar de Eduardo Cáceres. La historia hubiera sido muy diferente si se invertía el orden. Pudo haber sucedido, porque el margen fue más ajustado que nunca. Pero no. Se mantuvo el statu quo. La diferencia mínima fue suficiente para que todo siguiera como estaba.

No obstante, en las centrales de oficialismo y oposición los guarismos dejaron lecturas para recalcular la hoja de ruta. Para el Frente de Todos, una deuda de gratitud eterna con los departamentos alejados y una imperiosa necesidad de mejorar rendimientos en el Gran San Juan. Para Juntos por el Cambio, la urgencia de salir por ese voto que todavía les da la espalda, sin perder lo construido en Capital y alrededores.

Vale hacer un rápido ejercicio de memoria. El peronismo y aliados solo ganó en Chimbas y en Rawson, dentro del Gran San Juan, en las legislativas del año pasado. En Chimbas por un margen un poco más holgado. En Rawson, apenas por una cabeza, como el tango. No alcanzó de ninguna manera para compensar las derrotas por dos dígitos en el 'eje Libertador' -derecho de autor para Sebastián Saharrea- que incluye a Santa Lucía, Capital y Rivadavia.

Entonces es bastante nítido el escenario. El Frente de Todos descubrió que su mayor capital actual radica en los padrones más pequeños, fuera del Gran San Juan. Que ahí todavía conserva un nivel de acompañamiento fuerte, contundente. Y que a pesar de las enormes diferencias numéricas, porque esta provincia también tiene una desproporcionada concentración poblacional en el centro de su territorio, el interior también cuenta.

La luz amarilla quedó encendida igualmente para el oficialismo. Jugarse todo al interior también sería una apuesta arriesgada, porque un punto, un mísero punto en uno de los departamentos grandes, pesa por cinco o diez de uno alejado.

Para la oposición también quedó el sabor amargo del segundo puesto, presuntamente porque faltó trabajo en el interior. Faltó llegar a esos sitios más distantes, que tienen lógicas diferentes a las ciudades hilvanadas por la Avenida Circunvalación. ¿Qué propuesta tiene Juntos por el Cambio para Jáchal, Iglesia, Calingasta, Vale Fértil, Sarmiento o 25 de Mayo? El macrismo nació en CABA y esa fue su marca. Se hizo fuerte en la urbe. Se contagió en las capitales provinciales. En San Juan esa lógica fue y será insuficiente para ganar. Lo están diciendo ellos, primero hacia adentro y ahora, finalmente, también hacia afuera.

Por eso Fernández, que trabaja muy estrechamente con Fabián Martín y se acercó el útlimo año a Marcelo Orrego, estuvo este fin de semana en Jáchal, mientras otros referentes recorrían otros departamentos alejados. Lo están haciendo ahora, apenas cuando despunta el año, con la mira abiertamente puesta en el 2023. Sin complejos ni falsos pudores.

El oficialismo cuenta con una ventaja en este sentido. Ser gobierno involucra una enorme responsabilidad, de dar respuesta a los pedidos lleguen desde donde lleguen. Al mismo tiempo implica afrontar las consecuencias cada vez que los recursos son escasos o la burocracia impide resolver los problemas de la noche a la mañana. Pero claramente si alguien tiene la posibilidad de llegar con soluciones a cada rincón de la provincia, es el Poder Ejecutivo. Para la oposición la dificultad será doble si solo puede ofrecer promesas.

Por supuesto que una elección es mucho más compleja que esta simple lectura lineal. Se trenza una cantidad de factores, incluido el estado anímico del votante. De todos esos elementos, hay uno que resulta clave y todavía no está claro: el mecanismo para definir candidaturas. Las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias fueron suprimidas pero todavía el asunto está en manos de la justicia. El gobernador Uñac anunció que en abril mandará un proyecto para establecer internas partidarias y que lo hará previa consulta con los partidos políticos. Nada será igual.

En medio de la incertidumbre, una cosa parece bastante concreta. El interior también existe. Y puede hacer la diferencia para cualquiera que intente quedarse en Paula y Libertador o llegar por primera vez.

JAQUE MATE