No hay tiempo para pelear. Hay que conservar la unidad porque la gente no la está pasando bien. Ojalá que la unidad electoral se pueda consolidar en la gestión. Tres frases sueltas de tres dirigentes sanjuaninos distintos, con una base común: pertenecen al Frente de Todos y le dan sustento político a Alberto Fernández para hacerse cargo del país a partir del 10 de diciembre.

Esa obsesión por el concepto de unidad está fundada. Juntarse todos a pesar de las diferencias, de los archivos, de las facturas pagas e impagas, resultó ser una receta exitosa en términos electorales. Ganaron. Así, en plural. Por supuesto que resultó victorioso Alberto Fernández, pero también Cristina Fernández de Kirchner, Sergio Massa, las cúpulas de la CGT y la CTA de Hugo Yasky, los gobernadores peronistas, los caciques distritales del conurbano bonaerense, Axel Kicillof. La lista podría seguir interminablemente.

A cada uno le corresponderá un pedacito de la victoria compartida. Y cada uno sabrá cuándo cobrarse ese crédito. Detrás de ese logro cooperativo, estará también la amenaza de las tensiones internas y, en un extremo, la ruptura. El empecinamiento por vigilar la relación entre Alberto y Cristina obedece a este temor de algunos y deseo explícito de otros. Para los primeros, los roces entre el presidente y la vice sería catastrófico. Para los segundos, representaría la oportunidad de abonar el fracaso de la gestión esperando el 2023.

Consciente de esta realidad, la diputada nacional bloquista Graciela Caselles dijo la primera de las tres frases aludidas, ayer en Banda Ancha. No hay tiempo para pelear. La legisladora reelecta anticipó que el esfuerzo parlamentario estará puesto en todo lo referido a la urgencia. Es decir, reactivar el trabajo y la llegada de los alimentos.

Caselles fue más allá al decir que es el momento de reconstruir desde la pacificación. Y que los recursos vayan a donde tienen que ir, en una clara alusión a la tolerancia social agotada frente a los hechos de corrupción. También pidió dejar de lado la ostentación.

Unos días antes, también aquí en Canal 13, el intedente Juan Carlos Gioja fue en la misma dirección. Dijo que es necesario conservar la unidad, a nivel nacional, a nivel provincial y a nivel departamental. Sugestiva bajada local para las tensiones internas que siempre atravesó el justicialismo, domadas con mucho esfuerzo. La gente no la está pasando bien y no hay una varita mágica, reflexionó el rawsino.

El lunes pasado, en la misma línea se expresó la diputada nacional Daniela Castro aquí en Banda Ancha. Pidió a modo de deseo que el marco de unidad logrado en el armado electoral, se mantenga vigente y se consolide en la gestión. Dijo que la clave es hacer fuerza juntos, porque los problemas son graves.
 
En resumen, sobrevuela la idea de que el gobierno electo tiene todo por demostrar. Y que en gran medida el éxito de la gestión está atado a la capacidad de preservación interna. Caso contrario, la implosión política se llevaría puesta la administración, como ha ocurrido tantas veces en la historia argentina y sanjuanina.

El primer paso, positivo, es el reconocimiento de que la unidad apenas superó la primera prueba, que concluyó en las urnas el 27 de octubre. En adelante habrá nuevos desafíos. La conformación del gabinete, el reparto de espacios en el Congreso, la convivencia con los gobernadores. Cabe idéntica lectura para la provincia. Al fin y al cabo, de aquí salió el modelo del Frente Todos. Hasta el nombre electoral.


JAQUE MATE