Se pudo adivinar un mea culpa de Emilio Baistrocchi, que es mucho más que el intendente de la Ciudad de San Juan. Como ex ministro de Gobierno, tuvo a cargo la Policía durante cuatro años y la manejó con mano de hierro. Pero fundamentalmente es uno de los dirigentes más cercanos al gobernador Sergio Uñac, se sienta a la mesa chica donde se discuten los temas urgentes, incluso los que exceden el plano municipal.

Se advirtió el reconocimiento de la propia responsabilidad, cuando Baistrocchi contó en Banda Ancha las medidas que asumirán en adelante para frenar la escalada de escraches que hizo eclosión el martes en plena visita presidencial, esta vez en el domicilio de una vecina de Capital en plena calle General Paz. El intendente se hizo cargo políticamente de "no haberla visto venir", de haberse dejado "sorprender" por un episodio que se pudo evitar.

Dijo el ex ministro que si la Policía hubiera actuado preventivamente para frenar los escraches, incluso los que sufrieron legisladores nacionales como Rubén Uñac y José Luis Gioja hace un par de semanas atrás, se habría acusado al "Estado represor". Entonces, la política aconsejó dejar hacer. Permitir la libre expresión. Y el asunto se fue de control. Ni oficialistas ni opositores logran desvincular una cosa de la otra: el escrache inaceptable que sufrió la señora de calle General Paz tuvo correlato con los que antes habían encabezado los "autoconvocados". Fue una barbárica retribución, con una modalidad de otros tiempos.

Entonces, cuando la Policía se hace a un lado, cuando el Estado se hace el desentendido, pasan cosas como la sucedida el martes. Un grupo todavía no identificado asumió el control de la vía pública. Fue parte de esta peligrosa disputa cada vez más instalada en redes sociales bajo la consigna de "ganar la calle". Obviamente, esa misión requiere de fuerza de choque. El que sea capaz de poner más gente en la vía pública será el ganador. El que logre correr al otro de ese espacio que es de todos tendrá la victoria.

Hay dos sectores ideológicos en colisión. Los autoconvocados tienen sustento político. En mayor o menor medida adhieren a los postulados de Juntos por el Cambio. La movilización del pasado domingo 13 de septiembre contó con el respaldo explícito del ex presidente Mauricio Macri. Y está bien. Por otro lado, se puede presumir que quienes intentaron cobrarse revancha el martes 15 tengan una afinidad con el gobierno y hayan resuelto ponerle freno a la amenaza de una movilización contra Alberto Fernández en San Juan. Es eso, solo una presunción. Pero por ahora sirve bastante para explicar fácilmente la disputa.

Baistrocchi anunció en Canal 13 que a partir de ahora habrá tolerancia cero con esos escraches, sin distinción de quién sea el blanco de los mismos. El municipio se ocupará de hacer las presentaciones penales correspondientes. Pero no será una medida aislada. Aunque el secretario de Seguridad, Carlos Munisaga, se excusó de hablar con este medio, se podría anticipar que la fuerza policial a su cargo tendrá mayor determinación en adelante. Ya no habrá la laxitud que permitió que durante cuatro horas hubiera un espectáculo tan lamentable.

Baistrocchi habló también de la doble vara. De la indignación selectiva según quién sea el blanco del escrache. Dijo que duele y escandaliza recién cuando afecta a una persona identificada con la oposición, pero no tanto cuando impacta en un legislador nacional a quien se pretende coartar en su "libertad de pensamiento". Y tiene razón.

El abogado que llevó a la Justicia el escrache contra la vecina de Capital fue Marcelo Arancibia. También habló en este medio, en Compacto 13, la misma tarde del episodio. Como Baistrocchi, Arancibia es mucho más que un abogado. Ha sido presidente del Foro, seguidor original de Lilita Carrió en la provincia y luego cofundador del GEN de Margarita Stolbizer junto a Diego Seguí. Desde ese lugar rechazó la comparación entre el escrache sufrido por su defendida y los que antes habían atacado a los legisladores nacionales. A estos segundos los justificó, al decir que ocurren "porque hay una crisis de representatividad".

Escraches para todos y todas
Marcelo Arancibia

Sin embargo, al hablar de Benito Mussolini y del Estado fascista, relacionó directamente el escrache del martes con las marchas opositoras y los escraches a funcionarios de gobierno. Una cosa sucedió a la otra. La comprensión completa del fenómeno exige poner todos los hechos sobre el tablero.

Abogados ambos, tanto Baistrocchi como Arancibia terminaron coincidiendo al menos en ese punto: los episodios no ocurrieron aisladamente. Según el lugar donde se pare cada quien, la culpa la tuvo uno u otra. Sin embargo, la única respuesta posible está en las instituciones. Cuando el Estado se hace a un lado y las calles son tomadas por facciones radicalizadas, empieza la cuenta regresiva.

Libertad de expresión de las ideas, siempre. El límite está muy claro y es la violencia. La Justicia ahora tendrá que dar las respuestas. Pero la política también tendrá que ponerse a la altura necesaria. El gobierno, por supuesto, pero también la oposición. Tanto se tensa la cuerda que al final se corta. Y siempre que eso sucedió, terminó perdiendo la gente.


JAQUE MATE