La designación de Geraldine Calvella, una joven militante libertaria de 23 años, al frente de la Dirección de Fiscalización de Centros de Documentación del Registro Nacional de las Personas (Renaper), generó una ola de críticas y controversias que finalmente la llevaron a renunciar al cargo.

La falta de experiencia laboral previa de Calvella y su juventud, combinadas con un salario millonario, provocaron un fuerte rechazo en las redes sociales, lo que llevó a la joven a tomar la decisión de declinar la oferta de trabajo.

Originaria de Saladillo, provincia de Buenos Aires, Calvella había desempeñado anteriormente el rol de "asesor político" en la Cámara de Diputados, según su perfil en Linkedin. Además, había cursado dos años de Medicina en la Universidad Maimónides antes de cambiar a la carrera de Derecho en la Universidad Siglo 21 en diciembre pasado.

La controversia estalló cuando se viralizó su nombramiento en el Renaper el 15 de enero, con un salario bruto de más de dos millones setecientos mil pesos. La imagen de su recibo de sueldo circuló ampliamente en las redes sociales, desatando críticas hacia el presidente Javier Milei por la supuesta politización de la estructura gubernamental.

Las redes sociales, especialmente Twitter, fueron el epicentro de la indignación de los usuarios, quienes cuestionaron la decisión del gobierno y expresaron su descontento por la utilización del Estado como un espacio para militantes políticos.

Ante la creciente controversia, Calvella optó por poner en modo privado sus redes sociales para evitar recibir críticas adicionales. La renuncia de Calvella marcó un capítulo más en la polémica sobre los nombramientos políticos en el ámbito estatal, que continúa siendo objeto de debate y escrutinio público.