“Mucha gente todavía tiene miedo de entrar a sus casas por el terremoto”, dijo Patricia Alvarado, la directora del Instituto Nacional de prevención Sísmica. El movimiento telúrico que sacudió a San Juan la medianoche del pasado 18 de enero dejó profundas secuelas en muchas familias.

Para el INPRES, el sismo de 6.4º en la escala de Richter fue uno de los más destructivos de las ultimas 4 décadas. Muchas construcciones perecieron ante a fuerza de la naturaleza, dejando sin casa a miles de sanjuaninos. Afortunadamente no hubo que lamentar víctimas fatales, pero las pérdidas materiales se contaron por millones.

Atentos a esta situación, la directora del INPRES, Patricia Alvarado pidió mayor conciencia a la hora de construir en San Juan. “Vemos que aquellas construcciones que no están preparadas para el movimiento han sido las más afectadas. Lo que se ha visualizado en las recorridas señalan que estas malas prácticas, el no poner conciencia en la construcción sismo resistente trae problemas a la larga”, señaló.

Las viviendas de adobe no resistieron el movimiento sísmoco

La Directora comentó que las viviendas y construcciones más afectadas fueron las de adobe, y las que no contaban con las normas sismo resistentes vigentes. “Creo que hay que hacer un seguimiento. Nos hemos encontrado con ejemplos de construcciones de material y sismo resistentes que estaban bien. Pero en los fondos tienen construcciones más precarias, por ejemplo, porque la familia va creciendo”, comentó Alvarado.

Para la especialista, hay que convencer a la gente que cuando viene “un sacudón”, esas construcciones no van a resistir. Mientras que las construcciones bien instaladas y construidas con las normas sismo resistentes si lo harán.

En el evento del pasado mes, hubo casos puntuales en los que algunos edificios de materiales sufrieron algunos daños. Muchos de varias generaciones d antigüedad que ya habían resistido el terremoto de 1977. En esa ocasión se hizo una consolidación de la estructura y ahora hay que volverlo a hacer porque hay que reparar lo dañado.

Alvarado sostuvo que para reducir riesgos de desastre hay que insistir con eso. “Ha llegado la hora de trabajar con los municipios y la gente para poner en práctica estas normas de construcciones. Tiene que haber un punto de inflexión. La gente lo ha visto. La cuestión social va de la mano porque hay que erradicar estas prácticas”, dijo.

Sin embargo, aclaró que las construcciones sismo resistentes pueden sufrir algunos daños como grietas o roturas, pero la finalidad es que no se derrumbe. “La norma es salvar las vidas”, aseguró.

“Hoy llevamos 900 réplicas del sismo, la mayoría desapercibidas. Pero hay que estar preparados y comportarse de una manera muy tranquila porque los sismos pasan rápido y a veces hay algunos accidentes que pueden ser evitables. San Juan está en una zona sísmica y hay que saber convivir con eso”, comentó la directora del INPRES.

En zonas afectadas colocaron módulos habitacionales 

En el caso de las construcciones livianas como el durlock o las placas cementicias, desde el INPRES aseguraron que se encuentran aprobadas como sismo resistente. Sin embargo, el mal uso de estos materiales puede ser peligroso.

“Los códigos están en constante actualización. El INPRES tiene un nuevo mapa de peligro sísmico y a partir de ahí, se van definiendo pequeñas modificaciones a la norma. El problema es que a veces no se respeta ninguna norma”, señaló Alvarado. “Aceptamos el material liviano, pero después se sobrecarga, queda en lugares sin buen apoyo que no se va a comportar en un sismo para evitar un daño.”, agregó.

“Hemos visto daños que se han visto en lo funcional, las luminarias, un cielo razo que a lo mejor tiene una plancha de yeso que puede ser peligrosa. Esto se tiene que prever para los movimientos sísmicos”, indicó.

La ultima norma de construcción sismo resistente es de los años 80’ y sigue andando. Hay actualización, pero no ha habido grandes problemas con las normas que salvan vidas”, aseguró Patricia Alvarado.

Por último, la directora del instituto de prevención sísmica dijo que los departamentos más afectados en este sentido por el terremoto fueron Sarmiento, Pocito, Calingasta, Zonda Rivadavia e incluso Capital.

El Estado puso manos a la obra para brindar solución a las familias afectadas. Se licitó la construcción de dos barrios para los damnificados, se instalaron módulos habitacionales y hasta donaron 25 viviendas prefabricadas desde la provincia de Misiones. 

El sismo no solo afectó a viviendas y familias, sino también a algunos edificios escolares y reparticiones, entre otras.