"Somos nada": cómo sobreviven las trabajadoras sexuales en pandemia
Debido a la cuarentena, estas trabajadoras informales están pasando por una situación crítica en San Juan. "Nos discriminan y nos dejan de lado", manifestó una de ellas a Canal 13.
La cuarentena que rige hace más de un año en San Juan dejó al descubierto la precariedad de varios sectores de las economías informales y populares. Este es el caso de las trabajadoras sexuales sanjuaninas, que hasta la fecha algunas reciben por mes un bolsón con nueve productos solamente, por parte del Gobierno provincial. “Nosotras somos nada, nos dejan de lado, nos discriminan”, contó un testimonio a Canal 13 sobre cómo sobreviven las trabajadoras sexuales en plena pandemia de Covid-19.
Para Lola (el nombre es ficticio ya que pidió reservar su identidad), que es jefa de hogar con once hijos a su cargo, la Fase 1 del año pasado fue fatal: “Estuvimos paradas por ocho meses casi. No podíamos salir porque si no íbamos presas”. Durante ese tiempo, ella como muchas de sus compañeras se las tuvieron que rebuscar. En el caso de Lola debió salir a pedir ayuda a vecinos, hizo ferias americanas y hasta se puso un merendero en su casa para colaborar.
De acuerdo a la secretaria del Sindicato de Mujeres Meretrices de la Argentina (AMMAR), Mónica Lencina, las trabajadoras sexuales comenzaron a recibir ayuda por parte del Gobierno de San Juan cuando comenzó la pandemia. Pero, “el bolsón que recibimos no es ninguna solución. Las compañeras no pasan de la semana con esa mercadería”, destacó. Incluso, de las 160 afiliadas al sindicato, solo 100 reciben esta ayuda, por lo que todos los meses deben sortearse quedando varias afuera.
El aumento de casos y las restricciones en horarios provocaron una menor cantidad de clientela para las trabajadoras sexuales. Por ejemplo, en el caso de Lola, antes de la pandemia tenía cerca de quince clientes por semana, y ahora apenas llega a cuatro. “A muchos les dan miedo de contagiarse del Covid, y los entiendo, pero he perdido muchos por esa razón”, explicó Lola.
Según el testimonio de Lola, que sirve de ejemplo de cómo la mayoría de las trabajadoras sexuales sobreviven a diario, “esta fue la peor época de todas. Por ahí el 2001 estuvo un poco feo porque se pudrió todo. Pero no fue tanto como ahora que no se puede hacer nada. Es un riesgo para mí salir todos los días a la calle porque tengo presión alta, pero tengo que salir sí o sí por mis hijos”.
Usualmente, las trabajadoras sexuales se apostan sobre calles Santa Fe y Jujuy, desde las 22 hasta las 2 de la madrugada. A veces, las “compañeras”, como se denominan entre ellas, están menos tiempo porque la Policía las corre. “Recibimos mucho maltrato, a algunas se las han llevado detenidas. Nos dicen que nos corramos de donde estamos, pero tenemos hijos a cargo que mantener, no es tan simple”, puntualizó Lola.
Actualmente, la prostitución en Argentina no está penada por el Código Penal pero sí existen códigos contravencionales que permiten a provincias como San Juan multar a las trabajadoras sexuales, o incluso detenerlas en la vía pública. Asimismo, como este trabajo no está reconocido como tal, resulta en que estas mujeres continúen en la clandestinidad, que puso al descubierto la pandemia.
Si bien Mónica Lencina fue invitada en representación de AMMAR para ser parte del Acuerdo San Juan el año pasado, “no tuvimos ninguna solución. No hemos recibido ninguna donación para ayudar a nuestras compañeras. Hay algunas que no tienen ni un colchón para dormir”, aclaró. Cabe destacar que estas mujeres son parte de la economía informal y ni siquiera se pueden registrar como monotributistas. Esto hace que carezcan de derechos laborales, por lo que su situación se vuelve más precaria.
El futuro tanto de Lola como el de sus compañeras de las calles sanjuaninas se ve sombrío. A falta de políticas públicas, más los códigos contravencionales, más las restricciones de horario, trabajar se complica cada vez más. Esta situación crítica la pone nerviosa y vuelve del trabajo “con dolor de cabeza porque vengo con una sola salida y no me queda nada en mano. El poco dinero lo estiro como puedo porque tengo que mantener a mis hijos”.
El tema de las trabajadoras sexuales en San Juan puede considerarse todavía tabú y la desprotección que tienen por parte del Gobierno lo evidencia. “Nosotras no somos nada, nos dejan de lado” recalca Lola. Pero que quede claro: “Están equivocados porque somos mamás que mantenemos y luchamos por nuestros hijos. Somos trabajadores como cualquier otro”.