El dolor está intacto. Su herida no cerró ni un centímetro, pero aprendió a vivir con ella. Pasó de pedir que el femicida de su hija “se pudra en la cárcel” a decir, ‘no le guardo rencor’, todo eso, en 10 años. Silvana Villalón es la mamá de Rocío Villalón, la joven que fue asesinada hace exactamente una década por Fernando Flores. En una entrevista con Diario 13 contó cómo hizo para salir adelante luego de tanto tiempo y admitió que no quiere ver mal al hombre que le arrebató a su hija mayor.

Rocío Villalón tenía 16 años y su caso conmovió a San Juan, es que, durante mucho tiempo fue la víctima de femicidio más joven que tuvo la provincia. El 28 de septiembre de 2013, en calle 8, metros al Este del cruce con Lemos, en Pocito, el cuerpo de la joven fue encontrado por unos vecinos. Se trataba de Rocío que había sido ultimada brutalmente por Fernando Flores (23), un joven con el que ella tenía una relación amorosa. Flores, confesó el crimen, aunque para la mamá de Rocío hubo más personas vinculadas.

Una década después Silvana volvió a hablar del caso y dijo que lo hará cuantas veces sea necesario para poder mantener viva la memoria de su “niña” y para que “no haya más chicas que pasen por eso”.

Con los ojos brillosos, mostrando por momentos una entereza envidiable y, en otros instantes, un dolor que hace que la voz le tiemble, Silvana contó que su familia logró salir adelante gracias a la fe. Así, fue que pasó de decir que el femicidia de su hija era un “chacal”, a reiterar en numerosas oportunidades que ella no quiere verlo mal.

 “10 años sin Rocío”, dijo al comenzar la charla, cerrando los ojos y viajando mentalmente al 28 de septiembre de 2013. “Lo tengo grabado en mí –por ese día-. Ella me cantaba, me cebó unos mates, me pidió dos pesos. Nunca me voy a olvidar de esos segundos. Yo le miré la carita, los ojos le brillaban, hacía mucho frío y le dije no te vayás. Nunca más la vi llegar”, dijo al recordar la última vez que vio y habló con Rocío. 

Admitiendo que el dolor de ella y el resto de su familia sigue siendo igual de grande que el de hace 10 años, Silvana comentó que, por momentos, una de las cosas que más le duele es pensar que su hija no tuvo futuro y que no pudo estudiar en la universidad. “Tenía muchos sueños y todos quedaron truncados ese 28”, agregó y dijo que con el paso del tiempo todos los que conocieron a Rocío encontraron en la religión la única herramienta para sobreponerse.

Silvana comentó que a medida que los años pasaron tuvo varias pruebas que enfrentar. Ayudar a sus otros hijos, a pesar de que por momentos sólo quería permanecer acostada; hablar con ellos para que entendieran lo que le había pasado a su hermana y la más dura, tratar de perdonar al hombre que hizo que la vida de ellos se volviera una locura en un abrir y cerrar de ojos.  

Pasó años medicada, sin dormir y con ansiedad, hasta que empezó a tener fe. “Trato día a día de no sembrar odio en mi familia contra Néstor Fabián Flores, si no sería un círculo de nunca acabar. No quiero perturbarlos. Yo tendría que decir muchas cosas desde el odio y el rencor, pero no me sirven. Es más, si él ve esta nota quiero darle el mensaje de que lo perdono, que busque el perdón de Dios. Nos soy nadie para juzgarlo y si él quiere que yo vaya hablarle voy a ir, no lo quiero ver mal”, dijo la mujer y comentó que si bien él está detenido ella siente que no se hizo Justicia con la muerte de su hija.

“Flores es el único que está pagado la condena a pesar de que Roció tenia ADN de mujer en sus uñas, pero nunca se pudo encontrar de quién era. La Justicia no se portó muy bien, me mandaban a mí a ser investigadora”, agregó y dijo de igual manera ella ya no tiene energía para continuar con esa lucha.

“Muchos años me mató la culpa, pensaba por qué no estaba ahí y la gente me lo hacía sentir permanentemente, pero un día descubrí que la muerte de mi hija no era mi responsabilidad, que el único culpable era Néstor Fabian Flores y que estaba pagando en la cárcel”, dijo y agregó que desde ese momento vive un poco más tranquila y lleva su “mochila con menos peso”.