A 20 años de la tragedia vial que conmovió al país, habló el único sobreviviente
En total fueron cinco las personas que murieron a raíz de este choque brutal. Fernando García no perdió la vida pero tuvo que atravesar un duro camino para volver a tener una vida normal.
El 25 de noviembre de 2001 se produjo un siniestro vial completamente trágico en la provincia de San Juan. En Capital dos automóviles chocaron en la Ruta Nacional 40, provocando la muerte instantánea de cinco personas. Sólo un sanjuanino pudo sobrevivir de tremendo impacto. Esta persona es Fernando García quien dos décadas después de ese traumático episodio se encuentra viviendo una vida normal.
Como resultado de este siniestro Fernando sufrió heridas de suma gravedad. A raíz de ello fue ingresado en el sector de Urgencias del Hospital Dr. Guillermo Rawson. El paciente, que en ese momento tenía sólo 25 años de edad, tuvo que ser inducido a un coma farmacológico.
"Cuando me desperté estaba en terapia. Estuve un mes casi en coma farmacológico. Cuando me despierto me encuentro lleno de máquinas, de cables y de sueros en una terapia intermedia o intensiva, no recuerdo bien. Yo no entendía nada, pregunté un millón de veces que había pasado. En ese momento me veía en una burbuja oscura y no sabía que iba a ser de mi vida", recordó.
En ese momento le avisaron que entre todas sus lesiones, había sufrido una fractura en su columna vertebral. Esto derivó en una lesión de médula espinal a nivel lumbar, lo que generó una discapacidad en su capacidad para caminar. A partir de ese momento iba a tener que caminar con la ayuda de bastones para mantenerse estable.
"Padecer una discapacidad no te lo esperas nunca. En realidad la persona no tiene una capacidad diferente y no es discapacitado, es el medio el que agrava la discapacidad. Me refiero a que absolutamente nada esta diseñado para los discapacitados y eso nos hace la vida mucho más difícil. Por ejemplo las barreras arquitectónicas, las calles que están mal, las veredas que están mal, escaleras, etc. Hay un montón de barreras arquitectónicas que te hacen mucho más grande tu discapacidad", reveló.
Además de esta gran complicación Fernando tuvo que atravesar un arduo proceso de recuperación. No lograba controlar sus esfínteres por lo que tuvo que volver a usar pañales. Esto fue de lo más traumático que le tocó vivir, al igual que tener que orinar con un catéter. Sin embargo gracias a su personalidad, a su familia y a sus amigos pudo ir sorteando estos obstáculos.
"Gracias al apoyo de todos los médicos, mis hermanos, parientes y amigos salí adelante. Además yo tengo una personalidad que va para adelante, no me quedo nunca. Ellos me sacaron adelante. Ahora lo miro para atrás y digo 'Mirá todo lo que logré'", reflexionó.
Luego de poco más de un año completo de rehabilitación, el sobreviviente pudo continuar su carrera de veterinaria. Le restaba aprobar unas 10 materias en una universidad situada en Río Cuarto. Con mucho esfuerzo logró recibirse y su familia lo premió con un regalo que cambió completamente su vida. Luego de arrojarle huevos y harina como suele ser habitual, le mostraron que habían adaptado un automóvil para que él pudiera manejarlo.
"La verdad que fue una emoción muy grande, cuando me siento en el auto y vuelvo a andar, me empezó a dar como una libertad muy grande porque ahora me podía trasladar y no necesitaba ayuda. Entonces eso fue un salto muy grande en mi vida porque me dio una libertad enorme para trasladarme a ver gente y a ir a lugares. No me dio miedo ni nada", destacó.
Sin embargo algo que soñaba con todas sus ganas era poder tener un bebé con su mujer llamada Silvina. El accidente al haber afectado su médula también perjudicaba su capacidad para reproducirse. Luego de varios años intentándolo en el 2016 se enteraron que ella se encontraba esperando a Emma, la pequeña que llegaría a este mundo fruto de su amor incondicional.
"Es algo muy importante para mi haber formado una familia. En las lesiones medulares el tema reproductivo también esta afectado. Para mi fue una incógnita durante muchísimos años hasta que en 2016 nos enteramos que estaba embarazada. Fue una emoción muy grande y constante que la tengo todos los días con mi hija Emma, mi señora Silvina y mi hijo del corazón Valentino", declaró.
De esta manera, casi 20 años después de esa tragedia vial, García ha logrado cumplir todas sus metas. Formó una familia, puede trasladarse sin la necesidad de que alguien lo ayude y puede ayudar a otras personas en su misma condición. Sobre todo ha logrado conocer la razón por la que él no debía morir en ese momento y debía quedarse en este mundo.
"Con el tiempo me di cuenta para qué me quedé, fue para ayudar a los demás, para ser un sostén para personas que les ha pasado lo mismo. A todas esas personas les digo que todos tienen su discapacidad. Una es física que se puede notar como la mía que necesito bastones para poder caminar, pero hay otra gente que tienen su discapacidad interna que les traban a hacer otras cosas en la vida normal. Creo que esa ha sido la razón por la cual he quedado para ayudar a los demás", sentenció.