El estrés es una reacción psicológica y física normal a las exigencias de la vida. En ocasiones las extensas jornadas laborales, la inestabilidad económica, las relaciones personales tóxicas, una mala alimentación y falta de ejercicio, entre otras exigencias diarias pueden imponer más presión de lo que el cuerpo puede tolerar. Sobre este tema, Diario 13 charló con el Dr. Lisandro Olmos, quien es uno de los mayores experto en rehabilitación neurológica del país y un referente en el campo de la rehabilitación en Argentina. 

Lo primero que detalló Olmos fue que: “cuando el cerebro percibe una amenaza, envía una señal para liberar cortisol, que es una hormona que eleva el ritmo cardíaco e incrementa la presión arterial, esta última es la principal causa de accidente cerebrovascular (ACV). Por ello, el estrés es considerado una causa asociada”.  A la vez, el director de Rehab Center, señaló que el ataque cerebrovascular ocurre cuando se obstruye o se rompe una arteria que va al cerebro. Al detenerse el flujo de la sangre hacia un área del cerebro que sufre la falta de oxígeno y glucosa se genera un daño irreversible. Un ACV puede provocar daño cerebral duradero, discapacidad a largo plazo e, incluso, la muerte.

De este modo, el Dr. Olmos comentó que “un estudio publicado en The Lancet identificó los diez factores de riesgo asociados con el 90 por ciento de las causas de ACV. El estrés relacionado al trabajo puede promover muchos de ellos entre los que se encuentran: depresión, hipertensión arterial, mala calidad en la ingesta, tabaquismo, menos tiempo para realizar ejercicio y en algunos casos incurrir en el abuso de alcohol”. Cabe mencionar que en el 2021, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT)  dieron a conocer un estudio que concluyó que trabajar 55 horas o más a la semana aumenta en un 35% el riesgo de presentar un accidente cerebrovascular y en un 17% el riesgo de fallecer con respecto a una jornada laboral de 35 a 40 horas a la semana.

Dr. Lisandro Olmos,

Para la Organización Mundial del ACV, en la actualidad, uno de cada seis accidentes cerebrovasculares están relacionados con la salud mental. La depresión y el estrés están relacionados con un riesgo casi dos veces mayor de sufrir un accidente cerebrovascular especialmente en adultos de mediana edad y mayores. “Los síntomas del ACV son múltiples y una de las razones por las cuales ha disminuido la mortalidad en más de un 30% en los 20 últimos años tiene que ver con la detección precoz y con la conciencia sobre la necesidad de una consulta urgente ante los primeros signos” afirmó el Dr. Olmos.

Según datos de la Sociedad Americana de ACV, al menos un 60 por ciento de aquellos que han sufrido un ACV tienen secuelas que afectan su calidad de vida y requieren rehabilitación. En este sentido el Dr.Olmos aseveró que “desde que ocurre el ACV hasta los primeros tres a seis meses el cerebro tiene una inmensa capacidad de desarrollar estrategias de reparación, estrategias de reorganización de circuitos neuronales que han sido dañados bajo un término que globalmente se denomina neuroplasticidad. La neuroplasticidad es máxima tan pronto como el paciente tiene el ACV”.

En este sentido, el profesional informó que conocer rápido los síntomas de un acv implica tener una ventana de oportunidad para lograr una mejor resolución, tratamiento y expectativa de recuperación. El Dr. Olmos señaló que “las primeras seis horas son críticas. Cuanto más precoz es el reconocimiento, mayores alternativas de tratamiento inmediato existen. Las estrategias de rehabilitación neurológica deben ser integrales y contemplar lo motor, lo sensitivo, el lenguaje y lo cognitivo; pero siempre acompañadas de estrategias de tecnologías que nos permiten hacer que los programas de rehabilitación sean mucho más intensivos y que puedan ofrecer soluciones que hoy la rehabilitación convencional hoy no está pudiendo ofrecer.”

Un informe presentado en la Cámara de Diputados de la Nación, en junio de este año detalla que en nuestro país se producen alrededor de 120.000 accidentes cerebrovasculares anuales. Ello significa que cada cuatro minutos un argentino sufre esta grave enfermedad puede ser altamente discapacitante e incluso puede provocar la muerte.

Prevenir siempre es la mejor acción que todos tienen al alcance. Ante los primeros síntomas del ACV es necesario concurrir rápidamente al médico:

? Adormecimiento, hormigueo o alteración en la sensibilidad de modo repentino en la cara, brazos o piernas, especialmente de un lado del cuerpo.

? Trastorno súbito del lenguaje, dificultad para hablar o para entender la comunicación oral.

? Alteraciones visuales para ver con uno o los dos ojos

? Problemas bruscos para caminar, mareos, pérdida de equilibrio o coordinación.

? Dolor de cabeza intenso sin causa conocida que aparece rápidamente.