Adelgazá: el mensaje de la mayoría de las tiendas de San Juan
Una mirada psicológica y desde la experiencia sobre el incumplimiento de la ley de talles en la provincia.
En 2012 la Cámara de Diputados de San Juan sancionó una ley para que las tiendas de ropa vendan hasta 8 talles. Sin embargo, a 9 años de que entró en funcionamiento la Ley 1155-D, la mayoría de los locales de la provincia insisten con el talle único. La irregularidad tiene consecuencias psicológicas. Además, provoca vergüenza, lo que impide una acción clave para terminar con la discriminación: denunciar.
El estereotipo es, para la Psicóloga Natalia Arévalo, el causante del malestar que genera en algunas personas ir a comprarse ropa. Un estereotipo es “un conjunto de ideas, creencias, mandatos, atribuciones, actitudes y cualidades preestablecidas que son aplicadas en forma de etiquetas”, lo que hace, de acuerdo a la profesional de la Salud, es provocar el pensamiento "no existo, porque no pertenezco a este grupo que es el aceptado por el mundo".
“En el mundo de la moda los estándares de talle o cuerpos se limitan solo a los personajes que están en los medios de comunicación y las redes, cuerpo 90-60-90 y de contextura delgada”, explicó Arévalo. Gran parte de las tiendas de San Juan respetan estos estereotipos del cuerpo perfecto, entonces ir a probarse ropa “genera malestar, tensión, una situación de incomodidad, se experimentan sensaciones de rechazo, expulsión, frustración y un dolor emocional por no ser tenidos en cuenta”.
La ley 1155-D nació para evitar la discriminación por parte de los locales de la provincia. “Los establecimientos de venta y/o fabricación de indumentaria deberán tener al menos ocho talles de las prendas de alguna línea de modelo que comercialicen, de acuerdo a las medidas antropométricas normalizadas establecidas en las normas IRAM y sus actualizaciones”, establece la normativa. No obstante, no se respeta. 6 de cada 10 tiendas sanjuaninas están en incumplimiento, según informó a este medio Teresita Terluk, abogada de Defensa del Consumidor.
En lugar de ofrecer prendas enmarcadas dentro de las normas IRAM -las cuáles determinan qué medidas principales y secundarias son preponderantes de acuerdo a los tipos de prenda-, venden talle único, o, como mucho, se extienden hasta el L, de acuerdo a Terluk. Sin embargo, aseguró que no reciben denuncias por el incumplimiento; consideró que el motivo es la “vergüenza” que sienten las personas cuando no consiguen ropa de su talle.
Una de las víctimas de esta discriminación, -que habló con Diario 13 en representación de todos los que sufren por este tema- relató el infierno que significa para ella ir a comprar ropa. La joven, quien no quiso revelar su identidad, empezó tajante: “Siento que me dicen que si soy gorda me tengo que joder y vestirme mal. ‘¿Querés vestirte bien? Adelgazá’, es el mensaje que me dan”.
Camila -nombre ficticio- tiene 23 años y usa talle XL. Le gusta vestirse con “ropa linda”, pero no encuentra para ella porque “en los locales con precio estándar venden solamente talle único”. “Me cancelan la posibilidad de tener la ropa que yo quiero porque no tengo el cuerpo apto para eso”, reflexionó.
El parche que encontró es comprar prendas de marca en shoppings, donde sí encuentra talles reales. El problema es que tiene que gastar mucho dinero, cuando debería poder acceder a vestimenta económica, de acuerdo a lo que estipula la ley.
La falta de talles le produce angustia, pero lo que más le genera es frustración y la creencia de que ella está mal “cuando en realidad no tendría que ser así porque hay mucha diversidad de cuerpos”. Aunque está consciente de que es una problemática general, para ella “salir a comprar ropa es un momento de frustración, un desafío, más que algo placentero”.
Los sentimientos de rechazo hacia tener que buscar prendas para vestirse deriva en una “evasión”. Para la psicóloga Arévalo “al sentir malestar, tristeza, angustia, enojo, frustración, decepción y vergüenza, entre otras emociones, el cerebro guarda esa experiencia y ese recuerdo entonces después la persona no quiere ir a comprar ropa porque no se quiere exponer a lo mismo”.