Por más preparación que tenga un efectivo policial, el hecho de tener la vida de un bebé en sus manos es algo que haría titubear a más de uno. Sin embargo tanto el Sargento Facundo Carrizo, como el Agente Javier Caballero supieron sobreponerse a este escenario y lograron evitar el fallecimiento de dos pequeños. Al borde de las lágrimas, ambos contaron cómo fue afrontar estas situaciones críticas en primera persona. 

"Yo soy papá de dos niños. Se te pasan muchas cosas por la cabeza", expresó el Sargento Facundo Carrizo recordando las dos situaciones en las que tuvo que a un bebé a punto de morir en sus manos. La primera de estas situaciones se le presentó hacen unos cinco meses atrás, cuando los padres de una nena de 2 años se la entregaron porque se había ahogado con leche y no podía respirar normalmente. Con una frialdad impresionante el sargento ayudó a la pequeña, que pudo recuperarse tiempo después.

Sin embargo la vida da tantas vueltas que el pasado jueves 12 de noviembre el uniformado volvió a vivir una situación similar, pero en esta ocasión el pequeño tenía apenas 20 días de vida."Estaba haciendo recorridas cuando nos llamaron de la base. En ese momento ingresamos y vimos que venía un  chico gritando atrás que tenía un bebé en sus brazos. El padre nos decía que no podía respirar y que no sabía qué hacer".

Frente a esta escenario el hombre sacó a relucir toda su experiencia y sin titubear tomó al bebé entre sus brazos, para comenzar a hacerle las maniobras correspondientes. En ese preciso momento el Agente Caballero también entró en acción y comenzó a tranquilizar al preocupado papá del afectado.  "Es un trabajo psicológico, hay muchos padres que llegan a desesperarse. Afortunadamente fue una situación muy corta", rememoró el joven.

Afortunadamente Carrizo tuvo éxito nuevamente y el recién nacido pudo volver a respirar. "Volvió en sí y urgente lo trasladamos al Hospital Marcial Quiroga, donde lo atendieron. Después lo trasladaron a Neonatología del Hospital Rawson donde gracias a Dios se encuentra bien", expresó el uniformado.

Finalmente el experimentado reflexionó acerca de estos episodios que tuvo que vivir y reconoció que "a nosotros nos forman pero la vida y el momento nos hacen proceder y reaccionar como tenemos que hacerlo. Las dos veces que me tocó gracias a Dios fue con final feliz".