Apenas el 10% de los adultos mayores de la Residencia Eva Duarte reciben el cuidado de sus familiares
Solo 16 residentes cuentan con familiares que asumen su cuidado y visitas regulares, mientras que el resto permanece en la residencia sin recibir el acompañamiento afectivo de sus seres queridos. Muchos residentes llegan tras experiencias difíciles, como adicciones o situaciones de calle.
En la Residencia Eva Duarte viven 160 adultos mayores pero apenas el 10% tiene familiares que se responsabilizan de ellos, según contó la directora Fernanda Vives a Diario 13.
Solo 16 residentes cuentan con familiares que asumen su cuidado y visitas regulares, mientras que el resto permanece en la residencia sin recibir el acompañamiento afectivo de sus seres queridos.
"El resto solo los dejan aquí, a lo sumo les cobran las jubilaciones o pensiones y nada más. No hay un afecto de por medio", expresó Vives.
Gran parte de los residentes enfrentaron adicciones o vivieron en situación de calle, y la falta de visitas no solo refleja abandono actual, sino también las difíciles experiencias de vida que han atravesado.
La directora explicó que esta falta de vínculo impacta emocionalmente a los adultos mayores, generando episodios de depresión y tristeza entre los residentes. “En la residencia contamos con grandes episodios de depresión y estados anímicos a raíz de esto”, comentó.
La atención emocional es clave en el bienestar de los adultos mayores, aunque existen otros factores de fondo. Vives señaló que en ocasiones los familiares explican el distanciamiento debido a conflictos surgidos de las adicciones de los padres en etapas previas de la vida familiar.
“A menudo recibimos familiares que se abren con nosotros para contarnos cómo fueron las circunstancias durante la paternidad y la maternidad, y casi siempre nos encontramos con una mala imagen de parte de los hijos hacia los padres por problemas de adicción”, detalló.
Además, Vives destacó que en las residencias estatales los familiares suelen desligarse del cuidado, ya que no deben cubrir costos, mientras que en las privadas la dinámica es distinta debido a las exigencias económicas. "Las personas los dejan acá y no hace falta pagar nada, entonces desaparecen y esto termina siendo un depósito para ellos”, señaló.
A pesar de este panorama, la directora destacó que aún persiste la esperanza de reconstruir lazos, como en el caso de una familia que decidió darle una nueva oportunidad a un padre exadicto. Con el apoyo del equipo interdisciplinario de la residencia, están trabajando en un proceso de desvinculación de la institución y reintegración familiar.