Los berrinches son una acción que realiza el ser humano, principalmente entre los 2 y 4 años. Los niños actúan de esa forma en esa etapa porque están aprendiendo a manejar sus emociones y son los adultos quienes tienen que ayudarles en ese difícil momento. Según explicó la psicóloga Silvana Bellotti en su columna en Banda Ancha, hay distintos caminos para distintas clases de berrinches de los más pequeños, por lo que es importante saber distinguirlos y saber cómo se los va a tratar, no solo para evitar que sucedan, sino para saber que hacer mientras y después de que sucedan.

Como los niños no están preparados para gestionar sus emociones de enojo y frustración, y entre los 2 y 4 años se plantan en la casa para demostrar que ellos también son personas, es importante que los padres sepan que tienen que ser claros y rectos en poner límites.  Por ejemplo, si el pequeño o pequeña no quieren abrigarse cuando hace frío, y en cambio quieren usar su remera preferida manga corta, lo primero que debe hacerse es identificar qué clase de berrinche es. Si es por una frustración del momento ajeno a lo que se le está pidiendo, por un capricho o por otra situación. De ahí en más actuar, con firmeza y paciencia.

Si al berrinche se lo puede anticipar, los adultos deben conservar la calma para poder observar lo que está haciendo su hija o hijo. De ahí, se les debe contestar que, si no se ponen la campera, no irán a la plaza a jugar y en cambio se quedarán limpiando toda la casa. Si el chico o chica no lo hacen premiarlo asegurándole que lo hizo muy bien, pero si hacen el berrinche, los padres, con paciencia, deben hacerle ver a su hijo o hija que su accionar tuvo consecuencias. ‘Si le dijimos que no rayara la pared, porque si no la iba a tener que limpiar y por lo tanto, no irían a la plaza y el niño o niña igual raya la pared, los padres deben quedarse y con su hijo o hija limpiar la pared, y una vez limpia salir a jugar a la plaza'.

En el caso de que los padres no puedan anticipar el berrinche, deben acompañarlo en su emoción con nada de explicaciones o argumentos, ya que no entenderán. En cambio, deben acercarse a él o ella, a través del cariño físico, como un abrazo, para que sienta que es querido y acompañado. En el caso de no querer que lo toquen, lo que se debe hacer es acompañarlo a la distancia y esperar a que se le pase, a pesar de ser un momento complicado para guardar la calma.

Hay que tener en cuenta, según especificó la psicóloga en Banda Ancha, que, así como es importante que el niño o niña aprendan en esta etapa a gestionar sus emociones, muchos adultos no aprendieron en su tiempo a manejar las emociones, por lo que deben tratar de identificar que están sintiendo en el momento y que pueden hacer para manejarlo si tratarlo.