Lo que ocurrió hace una semana atrás en la escuela Carmen Nievas de Castro en Zonda con el problema de la comida de los chicos que asisten a la escuela, la calidad alimenticia y los padres, destapó una olla a presión y un problema que tienen los directores que administran los comedores en las escuelas: a 6 días de finalizar noviembre, el último dinero que recibieron fue para los alimentos de octubre; deben dinero a los proveedores en un contexto de elevada inflación y algunos decidieron cerrar el comedor porque ya situación es insostenible.

Distintos puntos de la provincia. Diversos tipos de escuela. Pero una misma problemática. Ese es el escenario que enfrentan los directores de las escuelas albergues, escuelas de jornada completa y otras de jornada extendida, todas estas tienen en común que le dan el almuerzo a los alumnos, algunos afrontan hasta la cena. Pero la realidad es que los directores están golpeados por la situación, reciben 204 pesos por alumno para darle de comer en el día y sin que les llegue el dinero, el panorama oscuro. Más aún cuando dicen que desde el Ministerio de Desarrollo Humano no les dan una respuesta certera de cuándo pueden llegar a depositarles.

Jorge Lozano, director de la escuela República de Bolivia de La Planta de Marayes, una institución de jornada completa. “Lamentándolo mucho nos quedamos sin fondos. Hay directores que están bastante preocupados porque en lo que va de este mes se ha dado de comer pero sin plata, estamos debiendo la comida de lo que va de este mes. Algunos directores ya cerraron los comedores y otros los están por cerrar pronto. No somos tan distintas las escuelas, a todos les pasa más o menos lo mismo. No tenemos más dinero y aún no salen la partida del mes de noviembre”, explicó y agregó que “todo lo que se ha consumido durante noviembre salió bajo nuestra firma”, haciendo referencia a que son los directores los que quedan comprometidos con los proveedores y quienes generan la deuda, la obligación para el pago.

El problema estalló ahora con el agravamiento de la crisis y la baja en la calidad de la alimentación, aunque eso dicen los directores que intentan que tenga poco impacto y asegurar comidas nutritivas para los alumnos.

“Hay padres que mandan a los chicos a la escuela sólo porque se les da la comida. Y también hay alumnos que es el único plato de comida que tienen en el día, ¿cómo les decís que no se pueden repetir?”, se preguntó Lozano al explicar que desde el ministerio le dijeron que sólo se les brinde un plato a los niños, sin repetición.

El dinero que se destina para los niños es el mismo monto que empezó a darse a comienzo de año, sin variación pese a la inflación acumulada en los meses de este 2023.

Una realidad similar es la que vive Silvana González, directora de la Escuela Albergue Dr. Juan Carlos Navarro de El Encón.

“Es imposible poder llegar a cubrir las necesidades mínimas. Salía 200 pesos a principios de marzo el pan y ahora nos cuesta 800 pesos. No alcanza ni para el pan. Los chicos comen durante el día y lo necesitan. Cuando salga el dinero, vamos a tener que pagar lo que ya estamos debiendo y en muchos de los casos nos vamos a quedar con deuda porque no vamos a tener los fondos para poder cubrirlos”, explicó González, quien lidera una de las 17 escuelas albergues que hay en la provincia.

“Es muy complicada la situación que estamos viviendo en las escuelas, están abandonadas u olvidadas, como ya fueron las elecciones, en julio cuando ya no ganaron, se olvidaron que existían escuelas albergues, no invierten un peso en nada. Los 17 albergues estamos muy complicados porque esto es coartarles la posibilidad de recuperación, de que rindan los exámenes”, disparó la directora que tiene 198 alumnos de nivel secundario, 232 de nivel primario y 54 de nivel inicial, aunque son 115 los chicos que se quedan en el albergue.

El problema se encuentra con la comida, que es el principal alimento, porque los desayunos y las meriendas, en las escuelas que reciben estos beneficios, son suministrados por una empresa que se encarga de repartirlos y hacerlo llegar.

La misma suerte corre otra escuela Bartolomé Del Bono de Las Casuarinas donde el director Fernando Contreras, contó: “me da vergüenza ajena ir al proveedor a traer la mercadería. Estoy debiendo todo noviembre y parte de octubre porque no llegamos a fin de mes”.

“Uno hace el esfuerzo abismal de mantener el menú pero se hace imposible mantener las hamburguesas, el pollo y las milanesas. Menos mal que el proveedor mío se pone la mano en el corazón y trata de solucionarlo de alguna forma. Tiramos hasta donde podemos. La dirección está al lado de la cocina y cuando llegan los chicos, lo primero que van a preguntar es qué van a comer”, relató el director de esta escuela que le da de comer a 90 alumnos.

Los directores coincidieron en que les comunicaron desde el ministerio que vayan eliminando complementos, como el postre y el pan para poder cubrir los costos de las comidas.

La realidad es que el ciclo lectivo llega hasta el 7 de diciembre y es hasta ese día que los comedores deberían funcionar pero si el dinero no llega “no sé qué voy a hacer. Tendremos que hacer algunas rifas o cortar directamente el comedor pero que nos digan para cortarlo y ver de qué forma podemos pagar la deuda”, narró Contreras.

 Esta es la situación, menciona Lozano, que atraviesan más de 100 escuelas en total de distintas modalidades pero con la coincidencia de que deben darle de comer a alumnos, con un presupuesto desfasado por la inflación, sin recibir fondos desde octubre y encarando una etapa de exámenes y recuperatorios en los que es necesaria la atención de cada chico al máximo, algo que se ve afectado cuando la alimentación no es la óptima.