Los viajes de compras a Chile están generando una nueva polémica debido al desorden y la mugre que dejan los turistas en la Aduana. Según un informaron fuentes relacionadas con los controles, muchas personas que cruzan a Chile para realizar compras de diversos productos tiran las cajas y envoltorios para pasar los artículos como si fueran de uso personal, evadiendo así las restricciones.

La franquicia para estos viajes es de 300 dólares por persona, una vez al mes. Sin embargo, hay quienes cruzan la frontera hasta dos veces por semana.

 Conocidos como "pasadores", son quienes se ofrecen en redes sociales para ayudar a otros a traer productos desde el país vecino sin cumplir con los requisitos establecidos.

El problema no solo lo causan los tours de compras organizados, sino también los compradores individuales, quienes no respetan las normas y ensucian el lugar sin tener en cuenta los controles de Aduana.

Aunque los productos se retienen por no cumplir con el régimen de equipaje, estos no se devuelven a los infractores.

Esta mercadería es donada a diferentes instituciones, como hogares de niños o de ancianos, dependiendo del tipo de producto secuestrado.

A esto se suma que otras mercaderías como las tecnológicas son clasificadas y rematadas semanalmente.