Con 17 años estuvo en el hospital naval durante la guerra de Malvinas
María Carmen Muñoz, es una sanjuanina tuvo la tarea de aprovisionar al Hospital Naval de Puerto Belgrano y a los buques hospitales. “Es una experiencia triste, los chicos que quedaban internados no los reclamaban o no sabían si estaban vivos”, relató.
El dolor de la guerra perdura por siempre, fresco en la memoria para quienes la vivieron, como si todo hubiera sucedido ayer. Las fechas, los nombres y los lugares están en la retina y en la piel. Malvinas, la causa argentina, representan para muchos una espina en el corazón.
María Carmen Muñoz, es una sanjuanina que con tan solo 17 cumplió tareas como enfermera en el Hospital Naval de Puerto Belgrano, en medio del conflicto por Malvinas en 1982.
“Empezó la guerra y afectaron a las promociones más antiguas, la 80 y la 81 que tenían prácticas en enfermería en lo que era atención en el hospital”, contó es por ese motivo que a las más jóvenes, que no contaban con experiencia ni conocimiento porque aún no habían empezado las clases se le encargó la tarea de aprovisionar al Hospital Naval de Puerto Belgrano y a los buques hospitales.
“Nos afectaron a preparar material como paquetes para quemados, apósitos, gazas, que eran esterilizados para ir hacia las islas”, expresó. Había mucha voluntad de ayudar y de asistir. Conforme la guerra avanzaba las expectativas cambiaban, “vimos a las ambulancias y que estaban en el hospital son las que recibían a todos estos contingentes de heridos”.
“Es una experiencia triste peor que los chicos que quedaban internados pasaban muchos meses porque los familiares no los reclamaban o no sabían si estaban vivos”, relató. Hasta en algunos casos, las heridas eran tan graves que los familiares no los querían recibir, porque no podían volver a trabajar, “como dice el dicho: si te falta una pierna no nos servís para trabajar en el campo. Es real que estos chicos recibían esta respuesta de sus propias familias”, manifestó.
Destacó principalmente la voluntad de la colaboración, un sentimiento unificado de recuperar Malvinas, pero a un costo social alto y en una coyuntura política complicada. “Colaboramos en lo que pudimos y se reiniciaron las clases después del 14 de junio normalmente”.
“Había mucha voluntad, habían mas chicas que si les preguntaban si se querían embarcar ellas les decían que sí. Después empezó a car la ficha de lo que había sucedido. Una vez que termino todo aquellos, de ver la situación en el hospital, gente que andaba buscando a sus seres queridos”, finalizó.