No pueden disimular la alegría que sienten al contar cómo se llaman los diferentes bailes típicos que le enseñan a cientos de niños y jóvenes. Se sienten orgullosos, porque a pesar de “jugar de visitante” en San Juan, pues muchos de los integrantes son nacidos en Bolivia, lograron captar la atención y el cariño de muchos sanjuaninos, que también forman parte de este grupo. Ellos son los integrantes de la Fraternidad Cultural Boliviana Centralistas, que tiene el objetivo de mantener viva la cultura de su país y de luchar, contra la discriminación. En el marco del Día de la Diversidad Cultural, Guillermo Rojas y Melani Valda Gómez, fueron entrevistados por Diario 13, para conocer cómo es el trabajo que ellos desempeñan.

Guillermo es un ciudadano boliviano y llegó a la Argentina en 1953, junto a sus padres. Es familiar de la mujer que trajo a San Juan la virgen de la Candelaria, popularmente conocida como la virgen de Copacabana. Por su parte, Melani que es hija de bolivianos y tiene también esa nacionalidad, por elección, es una de las encargadas de enseñar parte de la cultura que mamó desde niña. Durante la entrevista, ambos integrantes de la Fraternidad contaron como, en casi 40 años, este grupo logró atraer a cientos de personas.

Lo primero que hicieron, culturalmente hablando, en San Juan fue empezar con pequeñas fiestas en honor a la virgen. En estas fiestas, los bailes típicos de Bolivia fueron el imán para que la gente se acercara. "Fuimos creciendo", dijo Guillermo al recordar cómo comenzó a formarse este grupo. Es que, las primeras fiestas fueron familiares y después se volvieron más y más populares. "Mucha gente comenzó a acercarse por nuestro colorido y por la alegría de nuestros bailes. Eso atrajo a muchas familias sanjuaninas que se sumaron", dijo Melani, mientras que Guillermo contó que actualmente el grupo cuenta con integrantes de Chile y muchos sanjuaninos.

Si bien admitieron que la discriminación existe en cada rincón de la provincia y que les duele, ver como la palabra boliviano es usada como insultos, dijeron que cuando logran compartir sus bailes sienten que esas barreras se rompen. Pues la gente logra verlos tal cuál son, sin importar de dónde vienen, cómo hablan, cómo se relacionan con los demás o el color de su piel. “En el grupo somos como una sola familia. Nunca hubo diferencias entre el más morocho o el más blanco. Todos brindan su baile a la virgen y al público. Las danzas sirven para que nos miren de otra manera, pues compartimos lo sano y nuestra alegría. Lo único que queremos es que no señalen. Los bolivianos nos dedicamos a trabajar y compartir nuestras culturas", comentó. 

Dando más detalles de su trabajo, dijeron que sienten que sus fiestas les permiten tener un intercambio de cultura en torno a la virgen. De hecho, comentaron que dentro de la Fraternidad hay muchos sanjuaninos que adoptaron sus costumbres y viceversa. “Nos gustan mucho las comidas típicas de nuestro país, pero también si tenemos que nombrar un plato típico decimos que comemos asado, porque ya es parte de nosotros también”, agregó entre risas Guillermo.  

Y si bien dijeron que ellos sienten que cada vez son más aceptados, Melani comentó que es una lucha que no pueden dar por ganada. "Enseñamos que no se tiene que juzgar. La colectividad boliviana tuvo siempre esa diferenciación. Mi padre era médico, y era el médico boliviano. Por más que tengamos títulos universitarios, siempre nos dicen primero bolivianos", dijo y comentó que también es habitual que a muchos compatriotas sólo los convoquen a hacer trabajos rurales y de bajos ingresos. "Si bien -los primeros inmigrantes bolivianos- fueron trabajadores del ladrillo, hoy contamos con muchos profesionales, pero seguimos luchando contra la discriminación racial”, concluyó Guillermo.