Día de la beneficencia: por qué se celebra y su relación con Madre Teresa de Calcuta
Cada 5 de septiembre se celebra la jornada que invita a reflexionar sobre como ayudar a los que menos tienen. Todos los detalles en esta nota.
Como cada año, el día de la beneficencia se celebra cada 5 de septiembre en conmemoración del nacimiento de la Madre Teresa de Calcuta, una de las figuras más emblemáticas de la solidaridad y el amor al prójimo.
Esta fecha fue establecida por la ONU en el año 2012 con el objetivo de reconocer y promover la labor de las personas e instituciones que se dedican a ayudar a los más necesitados, especialmente en tiempos de crisis humanitarias, conflictos armados o desastres naturales.
La beneficencia es una virtud que implica dar sin esperar nada a cambio, buscando el bienestar y la dignidad de los demás. Es una forma de expresar la compasión, la generosidad y la gratitud por la vida. El día de la beneficencia invita a reflexionar sobre el valor de la solidaridad y a tomar conciencia de las necesidades y los derechos de las personas que sufren situaciones de pobreza, exclusión o vulnerabilidad. También anima a participar activamente en acciones que contribuyan a mejorar las condiciones de vida de estas personas, ya sea mediante donaciones, voluntariado, cooperación o sensibilización.
¿Quién fue la Madre Teresa de Calcuta?
La Madre Teresa de Calcuta fue una religiosa católica que dedicó su vida a servir a los más pobres y necesitados. Nació en 1910 en Skopje, actual Macedonia, con el nombre de Agnes Gonxha Bojaxhiu. Desde niña sintió la vocación de ser misionera y a los 18 años se unió a la Congregación de Nuestra Señora de Loreto, que la envió a la India. Allí adoptó el nombre de Teresa y trabajó como maestra en una escuela de Calcuta. En 1948, recibió el permiso del papa Pío XII para dejar la congregación y fundar su propia orden, las Misioneras de la Caridad, con el fin de atender a los enfermos, los huérfanos, los moribundos y los marginados de la ciudad. Su obra se extendió por todo el mundo y recibió numerosos reconocimientos, entre ellos el Premio Nobel de la Paz en 1979. Murió en 1997 y fue canonizada por el papa Francisco en 2016.