Discriminados en la escuela: el dolor de una trabajadora sexual por sus hijos
Mónica Lencinas referente y militante de AMMAR en San Juan contó los difíciles momentos que tuvo que vivir cuando decidió ‘hacerse visible’.
La discriminación es moneda corriente en la vida de las trabajadoras sexuales. Cuando una de ellas decide ‘hacerse visible’, generalmente vive momentos de mucha amargura, según los testimonios de varias. Mónica Lencinas, referente y militante en San Juan de la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (AMMAR), contó a Canal 13 un hecho que no solo la involucró a ella, sino a quienes más ama en la vida: sus hijos.
Lencinas relató que cuando ella decidió ‘hacerse visible’ porque había incrementado su actividad en la asociación, sufrió en carne propia la discriminación que más le dolió. Las madres de la Escuela Villicum de Campo Afuera en Albardón, donde iban sus hijos, la separaban, no se juntaban con ella.
Misma situación vivían sus hijos. Cuando era hora de conformar grupos en el aula, ninguno quería ser con ellos, en los recreos no jugaban con ellos, todos estos actos ajenos a la actitud de un pequeño, eran sembrados por sus propios padres.
‘Me llegaba de parte de las pocas madres que si se juntaban conmigo, lo que las otras decían de mí. Que como se iban a juntar conmigo, si yo no era ejemplo de nadie’, contó la militante. Para ese entonces la bronca se acumulaba en Mónica, que le molestaba lo que le hacían a ella, pero le dolía en el alma el proceder de las madres.
Esta actitud de las madres se originó cuando la referente de AMMAR comenzó con su militancia activa, saliendo en medios a difundir las actividades de la asociación como cara visible que es en la provincia. Una vez que confirmaron el rumor que corría en la escuela albardonera, la separaron y se encargaron que sus hijos hicieran lo mismo con los de ella.
‘La gente discrimina mucho más por ignorancia, por los que se dice y no tienen idea lo que es la actividad que uno ejerce’, afirmó Mónica. Asimismo, señaló que en la actualidad siguen discriminando a su familia por su militancia, ya que ella hace varios años que se encuentra retirada de la actividad.
Son sus hijos los que la hacen entrar en razón y le bajan esa bronca diciéndole que a ellos ya no le afecta. La ex trabajadora sexual se siente más tranquila con la actitud que toman ahora sus hijos, ya que antes sufrían como cualquier niño que es marginado por sus compañeritos.
La familia, un pilar fundamental para Mónica Lencinas
Para Mónica, sus hijos son un pilar fundamental en su vida. Tanto es así, que fueron los primeros en enterarse de la actividad de su madre, cuando ella trabajaba en cabarets y whiskerías en Mendoza hace ya unos años atrás.
La referente de AMMAR, nunca tuvo el apoyo de los padres de sus hijos. Su esposo y padre de sus tres primeros hijos, la golpeaba y nunca se hizo cargo de la cuota alimentaria. Con el padre de sus dos hijos más pequeños simplemente la convivencia no funcionó.
Fueron 19 años los que ejerció como trabajadora sexual, hace 2 que dejó la actividad y ya lleva 7 de militancia. Actualmente viviendo en Santa Lucía, con una pareja que la acompaña y apoya, Mónica relató que llegó ‘a la calle’ por necesidad, ya que en otros trabajos, no le era tan rentables para mantener a sus hijos.
La militante recordó que cuando trabajaba en las calles de Mendoza, les decía permanentemente a sus hijos que si ella no volvía debían de ir a buscarla a la comisaría. Tanto en la provincia vecina como en San Juan la Policía la llevó presa más de una vez por estar trabajando en las equinas.
Cuando Mónica volvió a la provincia decidió empezar a militar, puesto que la violencia hacia el rubro ya era mucha por parte de la ley. Ni hablar de la discriminación descarnada que sufría, además de arrebatos de carteras en plena vía pública.
El ‘hacerse visible’ para una trabajadora sexual
La militante y referente de AMMAR contó que para las trabajadoras sexuales, el ‘hacerse visible’, es cuando toman la decisión de dar a conocer abiertamente a que se dedican. Asimismo, indicó que muchas colegas hacen grandes esfuerzos para ocultar a qué se dedican realmente.
‘Muchas chicas mienten sobre su verdadero trabajo por vergüenza, porque no son aceptadas aun en la actualidad. Para una trabajadora sexual, es difícil decir a la sociedad a que te dedicás y cuál es tu elección de vida’, afirmó.