Un cementerio. Claro y contundente fue Jorge Montané, propietario de Rapsodia Club, al definir ante Canal 13 la situación que atraviesan las discotecas sanjuaninas hace seis meses. El reconocido empresario del rubro aseguró que en eso se convirtieron los locales bailables de todo el mundo ante la propagación del coronavirus.

'Se habla que posiblemente no tengamos discotecas hasta el verano', expresó Montané, quien también es secretario de la Cámara de Discotecas Sanjuaninas (CADISA). Ante los planteos de las autoridades, para que puedan reinventarse en el rubro pero pasando a ser bar, confitería o restaurante, dijo que 'para eso hay que tener dinero'.

En esta cuarta nota del sector con Canal 13, el dueño de Rapsodia Club remarcó que es muy complicado administrar pobreza y 'en este caso un cementerio'. 'Si alguien me dijese que el Covid-19 va a terminar en noviembre, transitamos estos meses y volvemos a ser lo que éramos antes, pero creo que esto no va a suceder', agregó.

¿Cómo los sorprendió la cuarentena?

Nos sorprendió como a todo el mundo, como a toda la República Argentina. Ese fin de semana ya se veía venir que teníamos un problema de salud mundial, nunca imaginamos que iba a llegar tan pronto a nuestra Argentina y menos a nuestro San Juan. Sin embargo llegó, el día 14 de marzo fue el último día que abrimos y a partir de ahí todos nos hacíamos la cabeza de que cerrábamos un mes o 40 días y todo esto se solucionaba pero evidentemente no fue así. Hoy ya llevamos seis meses sin trabajar. 

Se habla que posiblemente no tengamos discotecas hasta el verano. Pienso yo que recién ahí podrán funcionar y ser controlables, sin embargo llevamos seis meses de tener un cementerio, todas las discotecas del mundo se convirtieron en eso. Se habla de reinventarse pero para eso hay que tener dinero y no tenemos de dónde sacarlo. Los ahorros están cada vez más flacos, los préstamos muy leoninos y subsidios evidentemente no existen para el sector, en fin el panorama es bastante oscuro.

¿Qué hicieron para atravesar esta coyuntura?

Con respecto al tema empleados de Rapsodia, con el personal que tenemos en blanco lo solucionamos durante algunos meses con ATP por intermedio de ANSES. El resto del personal es golondrina, que por lo general anda rotando permanentemente en todas las discotecas. Hablamos de iluminadores, DJ, artistas, bailarines, al margen del personal indirecto que también mueve el rubro como los proveedores.

En fin, es muy complicado administrar pobreza y en este caso un cementerio. No sabés a quién le tenés que solucionar las cosas y a quién no, ni de qué manera y forma. A esta altura, cuando comenzás a ver el fondo, es complejo. Nosotros tenemos la gran suerte de ser propietarios del lugar, es decir que no tenemos un alquiler pero no es el caso que viven otros colegas. 

Lo que si tenemos en cargo fijo es energía que si bien no tiene gasto de consumo pero sí el costo del mantenimiento del medidor es bastante salado y es mensual. Tenés que ir pagándolo porque si no te retiran el medidor y son más problemas. Hasta ahora, todo eso medianamente se viene solucionando aunque con muchos atrasos, es todo muy complejo.

¿Qué opinión le merecen las fiestas clandestinas?

De haber tenido prácticamente cero casos, todo se desmembró y estamos en la situación actual. Es complicado porque lo que se quiere es frenar esto. Lo cual nos trae el tema de las fiestas o reuniones clandestinas que se están haciendo. Creemos que deberían ser penas más fuertes, más aplicables y más cumplibles, no dejarlas en suspenso.

Al final me da la sensación que todo queda ahí medio encajonado y las fiestas continúan sucediendo y creciendo en algún punto. Por eso se nos ocurrió ir a conversar con la ministra para informarle que es mejor una discoteca con un protocolo cuidado y no que hayan distintas fiestas clandestinas en diferentes lugares con gente mezclándose, que creemos que sería mucho más complicado para todos.

¿Cómo podrían volver a la actividad con nuevos protocolos?

El tema de reinventarnos es complicado porque si bien es cierto que sería para un mismo rubro nocturno tipo bar, restaurante o confitería, igual hay que hacer un montón de papelerío y para eso necesitamos siempre dinero lamentablemente y no creo que sea viable en nuestro caso. En Rapsodia podrían funcionar unas mesas, una música suave y una picada pero no comidas, tipo bar directamente. 

El protocolo gastronómico habla de ciertas distancias y nosotros tenemos la suerte de contar con un patio de verano. Ese espacio podría ser utilizable para este caso y creemos que estaría bueno pero lo que nosotros queremos es que vuelvan las discos. Mantuvimos una reunión con la ministra de Turismo, Claudia Grynszpan, quien fue muy clara y nosotros éramos sabedores de los conceptos que se manejan.

Sin embargo, por el momento lo que se desprende es que reinventar una disco sería armar una especie de corralito para sectorizarlo en grupos de 10 a 12 personas, no más de eso, controlar que no se crucen y que estén permanentemente con barbijo. Otro tema a tener en cuenta es que, si pueden llegar a volver las discotecas, el horario de cierre no serviría si es el mismo que los bares o confiterías.

Así seguirían existiendo las fiestas clandestinas. Entonces creo que los horarios deberían estirarse hasta las 4 de la mañana, algo que no creo que sea viable en este momento pero sería la única manera de la que podríamos hacerle frente legal al tema de salir a bailar. Y no estoy hablando de horario de verano que es hasta las 5 de la mañana, pero creo que esa sería una manera de activar un poquito el sector.

Creo que todos vamos a tener que terminar adaptándonos a una nueva normalidad, que primero no nos va a gustar mucho y después va a ser la única manera de divertirse, al menos a mí me da esa sensación. Si alguien me dijese que el Covid-19 va a terminar y se va a evaporar del mundo en noviembre, listo transitamos estos meses y volvemos a ser lo que éramos antes, pero creo que esto no volverá a suceder.

¿Nada será como antes?

Realmente en este momento no me imagino el futuro. Tengo un aturdimiento, necesito trabajar y tengo que tratar de relajar mis pensamientos pero no es fácil. Me gustaría que vuelva la noche, volver a estar en la discoteca, recibir a la clientela, brindarle lo que vienen a buscar que es alegría, despreocupaciones. 

Pero estamos justo en medio de brotes de la pandemia y eso merece un montón de controles por parte de la salud y la gente que ya está bastante cansada con el tema de la cuarentena entonces son dos fuerzas contradictorias que se encuentran y eso es lo que hace que a esta guerra la vaya ganando el coronavirus y no el humano.