El pasado jueves se confirmó que de los tres mayores de edad que están señalados por el crimen de Braian Chávez, sólo dos de ellos fueron condenados. Una mujer fue absuelta y los otros dos sujetos recibieron una pena de 17 años, frente al deseo de perpetua de la madre del fallecido. Esto no fue lo único que entristeció a esta mujer, ya que ella también tuvo que soportar amenazas y hasta un robo.

Lidia Chávez, madre de Braian, contó en Banda Ancha los hechos lamentables que tuvo que vivir en paralelo al avance del juicio por el asesinato de su hijo. En ese sentido respondió a los familiares de los imputados, quienes enviaron mensajes a Canal 13 asegurando que ella 'no quería justicia sino que estaba buscando venganza'.

'Yo no busqué venganza, si la hubiera buscado no se hubiera hecho un juicio. Ellos no estarían donde están porque les hubiera hecho lo mismo que le hicieron a mi hijo, pero no soy como esas personas, Hice marchas, pedidos, cartas y muchas cosas que no hubiera hecho si buscaba venganza. Jamás hemos amenazado a nadie, yo si fui amenazada con mensajes y yo termino siendo la culpable', expresó.

Seguidamente la entrevistada brindó detalles acerca de las amenazas que recibió. Acerca de esto reveló que le hacían llegar mensajes y esas personas aseguraban que era Lidia quien los había escrito. Los mismos supuestamente estaban dirigidos a las familias de los asesinos, afirmando que ella sabía sus horarios y los lugares que frecuentaban.

'Me reenviaban mensajes que yo supuestamente había escrito. Decían que yo sabía el horario al que salía la madre de Leiva, que los iba a esperar en la esquina, que sabía cuando salían los chicos de la escuela. No se la vida de ellos porque nunca los vi. Después los familiares de Diego me dijeron que el padre se había muerto culpa mía porque yo acusé al nieto. Yo no acusé a nadie porque ni los conozco, la culpa la tuvo el nieto, él hizo lo que hizo', manifestó.

Lamentablemente este calvario no se quedó en el asesinato de su hijo, el estrés del juicio, las amenazas y la insatisfacción frente a la condena. Además de esto tuvo que soportar que el día de los alegatos personas desconocidas se metieron a su casa a robar. 

'A mi me robaron, me siguen haciendo daño, ya prácticamente vivo en una cárcel. Ya no se que poner en mi casa. Cuando fueron los alegatos entraron a robar a mi casa a plena luz del día. Ya iba con el sabor amargo y me encontré con eso. Yo tuve que aguantarlo. No me siento culpable, tengo mi conciencia tranquila', sentenció.