El desgarrador relato de una madre a 18 años de la trágica muerte de su hijo
Norma Serer es la mamá de David Pereyra, el chico de 14 años que murió atropellado en Avenida Circunvalación en marzo de 2004. En Banda Ancha dijo que todavía espera un pedido de disculpas de parte de la mujer que conducía la camioneta.
A las 8:25 del 30 de marzo del 2004, un joven David de 14 años se despidió de su mamá y se fue caminando como todas las mañanas hacia la Escuela de Enología para tomar su clase de laboratorio. ‘Mami a las 11 vengo’, le dijo a su madre y se fue. Norma lo despidió con un beso y lo acompañó con la mirada hasta que dobló. Hasta ese momento, había comenzado un día como todos para la familia Serer.
A las 8:30 una camioneta blanca conducida por una mujer llevó por delante a David Pereyra, quien murió en plena Avenida Circunvalación, a unos metros de la escuela. Mientras que su madre, Norma Serer, ajena al siniestro vial que se llevó la vida de su hijo, se sentó para escuchar las noticias cuando sonó el timbre de la casa, según contó este miércoles en Banda Ancha.
‘Todavía me acuerdo como si fuera hoy’, expresó con un hilo de voz. Tomándose unos segundos para juntar fuerzas rememoró que abrió la puerta y atendió a personal de la Escuela de Enología que venían con cara compungida. ‘David tuvo un accidente’, fue todo el mensaje que le dieron. La mujer se desesperó. ¿Cómo está, fue grave? La respuesta la devastaría y se le grabaría para siempre en su memoria. Los mensajeros solo atinaron a agachar la cabeza, no pudiendo contestar con palabras la suerte que había sufrido su hijo. Fue ahí, que Norma se enteró que había perdido a su único hijo varón.
‘Imagínese no necesité que me hablaran’, expresó con la voz entrecortada al traer a la mesa de Banda Ancha el relato de esos minutos que cambiaron su vida para siempre.
Norma Serer, es madre de David Pereyra, un joven estudiante y el menor de nueve hermanos, que se trasformó en una víctima fatal más más de los accidentes viales. La mujer contó que el adolescente, era el mimado de sus ocho hermanas, y que en la familia era el que siempre el ponía esa ‘chispita’ de alegría cuando la tristeza, un desencuentro o un malentendido se hacía presente en la casa. ‘Él era el que ponía esa chispita, entonces en nuestra vida nos falta eso’, dijo la mujer con una leve mueca de sonrisa.
‘Es tanto el desamparo que nosotros sentimos cuando no tenemos justicia. Fuera de lo que nos dan nuestros familiares, vecinos, amigos, nos falta eso. En mi caso, compañeros de la Escuela de Enología, compañeros de Escuela Villarino, sus profesores, sus maestros, realmente fui muy contenida por ellos, por el vecindario, pero la justicia no respondió’, manifestó notablemente emocionada la mujer que en 2016 viajó a Buenos Aires para llevar el caso de su hijo a la justicia nacional, dejando expedientes y copias de expedientes en muchas reparticiones, para después no recibir nada.
Durante toda la entrevista los silencios de Norma fueron una constante que acompañaron su desgarrador relato. Al llegar al momento de hablar de la conductora de la camioneta que atropelló a su hijo, bajó el volumen de voz y recordó: ‘Fui a buscar justicia, pero no la encontré, pero si quiero que ella sepa que no le guardo rencor, y que todavía espero una disculpa. Como madre, porque ella también es madre, solo espero eso’, expresó emocionada.
Norma pidió que en la provincia la justicia tenga celeridad y efectividad para dar respuestas humanas ante estos casos de tragedia vial. ‘Hace falta una respuesta desde lo humano, desde el corazón, no de lo monetario, ni siquiera pido cárcel, sino con una mano en el corazón que pida disculpas’, dijo mientras se golpeaba el pecho a la altura del corazón.
‘18 años después’, expresó Daniel el conductor haciendo referencia al tiempo que lleva Norma pidiendo una disculpa de la mujer que atropelló a su hijo, a lo que ella acotó rápidamente. ’18 años y cinco meses’, todavía con admirable precisión.
Norma debió aprender a vivir con el dolor de no tener a su hijo David desde aquel 30 de marzo del 2004. ‘Echándose el dolor al hombro, y poniéndole cada día un granito de arena y un apoyo para los que quedaron, porque de la misma manera que lo sentí yo como madre lo sintieron sus hermanas’, contó la mujer nuevamente entre lágrimas.
Norma nunca olvidará esa mañana en la que sin palabras le dieron la peor noticia de su vida. No aprendió a vivir con el dolor, solo siguió caminando por sus 6 hijas y sus nietos que ya caminan o que vienen en camino. ‘Vivo para apoyar a mis hijas con sus problemas, para escucharlas, apoyarlas, tomar mate con ellas y festejar, porque la vida sigue, y para mi lamentablemente con media vida, o lo que tenga, estoy acá y tengo que seguir’, definió su presente la madre que siempre honrará orgullosa la memoria de su hijo.