"Es un camino que nunca termina, tenés que callar esa voz que te dice de todo. Fui paciente hace dos años y ahora estoy bien gracias a mis papás", expresó en Tarde Trece Rocío Merles, paciente recuperada de un trastorno alimenticio. Al respecto, la neuroentrenadora Sabrina Cerdera explicó las causas detrás de esta "conducta del cuerpo".

La historia de Rocío comenzó cuando tenía 15 años, después de su cumpleaños. "Dejé de comer, empecé con vómitos y fue muy duro. Llegué a un punto que no me alimentaba nada y me pusieron una sonda gasogástrica para alimentarme las 24 horas", recordó. En este puto, la joven agradeció a sus papás porque "estuvieron alerta y buscaron ayuda".

Para la paciente recuperada, "la cabeza nos juega muy en contra, te daña un montón". "Llegué a un punto que se me cerró el apetito, no tenía deseos de comer. Un año me recuperaba, volvía a mi peso ideal y después volvía a recaer peor, porque bajaba más de peso", agregó. Este proceso la llevó a estar "acostada todo el tiempo en mi casa con mis familiares llorándome porque creían que me moría".

Luego de varios años, Rocío pudo sobrellevar su trastorno y actualmente aclaró que "me encuentro bien". "Antes rezaba todas las noches para no despertar y ahora le rezo a Dios para darle gracias", manifestó emocionada. Su camino también la llevó a conocer otras chicas con problemas similares y "me ha servido para aconsejar o ayudar a otras personas, incluso a padres".

Por su parte, Sabrina Cerdera aclaró que el trastorno alimenticio es "un resultado y una conducta del cuerpo". "Es un trastorno emocional que como consecuencia le damos connotación a la comida como un escape", sostuvo. Y agregó: "En algún momento tuvimos un momento de nuestra infancia que nos marcó y se generó esa conducta".

Asimismo, la especialista explicó que los trastornos se deben a varios factores, incluso genéticos. "Tiene que ver con lo que nos está dejando ese filtro que pasa por el cerebro en cuanto percibimos a nivel consciente. Detrás de los atracones hay todo un proceso que nos llevó a esa conducta, tenemos experiencias que nos han programado de esa forma", afirmó.

Aunque, Cerdera puntualizó que "no es tan difícil sanar". "Estamos programados para creer que todo tiene que ser duro, difícil y largo. El primer paso es reconocerlo, el segundo es hacer acciones para cambiarlo, y el tercero es el más difícil: mantener esas acciones", detalló. "Cuando realmente logramos estar en esa etapa, nos damos cuenta que todo lo que te llevaba a esa conducta se sanó", cerró.