En la Parroquia Cristo Rey de Caucete se realizó el tradicional Tedeum por el 25 de Mayo, que en esta ocasión fue oficializó por el Obispo Auxiliar de San Juan de Cuyo, Padre Gustavo Manuel Larrazabal.  En su homilía, sostuvo que "si la Nación sufre, más sufren los pobres". 

"Queridos hermanos, el tiempo en San Juan es un tiempo llamado a renacer de lo alto. Es un desafío a hacer un profundo replanteo, a resignificar toda nuestra vida como personas, como Nación", comenzó diciendo. "Es el esperanzado llamado de Jesucristo a que resurja nuestra vocación de ciudadanos constructores de un nuevo vínculo social llamado nuevo, que está escrito desde siempre como ley fundamental de nuestro ser; que la sociedad se encamine en la prosecución del bien común y que a partir de esta finalidad reconstruya su orden política y social", dijo Larrazabal. 

"La parábola del buen samaritano es un ícono iluminador capaz de poner de manifestación la opción de fondo que debemos tomar para reconstruir esta patria que nos duele. Ante tanto dolor, tanta herida, la única salida es ser como el buen samaritano. Toda opción termina o bien del lado de los salteadores, o bien de los que pasan de largo sin compadecerse del dolor, del herido, del camino", sostuvo.

Además manifestó que "nos preocupa que al celebrar 40 años ininterrumpidos de la democracia en nuestro país el clima que percibimos muchas veces sea de confrontación, de malos tratos y de peleas. También los medios de comunicación transmiten esta realidad". 

Y el Obispo Auxiliar expresó: "estas situaciones desencuentros producen sufrimiento y desazón, pero especialmente esto se percibe en el crecimiento de la pobreza que se expande y crece. Muchas veces, ante discusiones estériles o agresiones, me pregunto: ¿qué pensarán al respecto los más pobres, los que no tienen trabajo, los que viven amuchados en una misma pieza?, por eso si la nación sufre, más sufren los pobres".

"Este es un reclamo de una deuda que sigue vigente y se acreciente y que se lee en los rostros de miles de hermanos que no llegan a vivir conformes a su dignidad de hijos de Dios, no hay tiempo que perder. Es urgente ponernos a trabajar codo a codo en un mismo rumbo", dijo en otra parte de su homilía. 

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