A veces los seres humanos estamos tan hundidos en la rutina, en los problemas de nuestra vida cotidiana, que no tomamos dimensión del privilegio que es estar vivo. Esto es lo que ahora trata de enseñar un sobreviviente con todas las letras. Se trata de Tomás Las Peñas, un sanjuanino que estuvo muerto durante 22 minutos y le contó su historia a Canal 13.

Todo comenzó cuando este hombre se había trasladado hasta las instalaciones del San Juan Rugby Club, el 30 de abril del año pasado. Esto se debe a que su hijo menor, Joaquín, tenía que jugar algunos partidos para alfiles. Sin embargo, lo que iba a ser un día normal apoyando a su pequeño en el deporte que lo apasiona, terminó dándole un giro de 180 grados a su vida.

'Estaba viendo el partido de mi hijo que juega para Alfiles. Cuando nos íbamos él me dice que sufrí un calambre y ahí me caí al piso desvanecido. Intervino un médico de Huaziul que se dio cuenta que tenía un infarto. Ahí empezó con el RCP. Tengo entendido que intervinieron 6 médicos más, todos eran papás que habían ido a ver a sus chicos. Se fueron turnando entre ellos hasta que llegó un desfibrilador que había en el club', expresó.

Tomás junto a sus hijos Ezequiel y Joaquín

A día de hoy Tomás no recuerda nada de lo que sucedió en ese momento, así que su relato esta basado en lo que le contaron los testigos. Mientras los profesionales de salud le practicaban estas maniobras, alguien del club trajo un desfibrilador. Para fortuna del afectado, el mismo podía dar tres pulsos eléctricos antes de necesitar recargarse.

Esto es algo poco habitual porque las instituciones deportivas, si es que cuentan con uno, suelen tener un desfibrilador con un único disparo. La situación de este padre era tan compleja que necesitó recibir estas tres medidas descargas eléctricas en su pecho. Todo esto sucedía mientras otro de los presentes le llamaba a Eliana Sirerol, la pareja del hombre al que trataban de mantener con vida.

En ese momento ella estaba en Ausonia y apenas recibió la noticia, fue lo más rápido que pudo hasta las instalaciones del San Juan. Aproximadamente hay unos 12 kilómetros de distancia entre ambos puntos y se tarda en llegar unos 15 minutos. Durante todo ese lapso, Tomás seguía sin presentar signos vitales.

Tomás y su pareja, Eliana Sirerol

'Los médicos dicen que estuve entre 22 y 27 minutos muerto, pero la ambulancia tardó 45 minutos en llegar. Ahí me subieron y durante el traslado sufrí 4 paros cardiorrespiratorios más. Me llevaron hasta la Unidad Coronaria del hospital Rawson. Ahí me intervinieron de urgencia y me pusieron 4 stend. Después me dejaron en terapia intensiva, con un proceso de recuperación. Estuve 4 días con una amnesia temporal que es a causa de la falta de oxígeno. No sabían si yo realmente iba a quedar bien', manifestó.

Es importante mencionar que Tomás llevaba una vida dentro de todo sana. Era profesor de Kick Boxing, dando clases ad honorem en un merendero llamado 'El Milagro y también se dedicaba a correr diariamente en montañas de manera amateur. A pesar de todo esto, su pasado como fumador fue protagonista en este gravísimo episodio cardíaco.

Esos primeros 4 días fueron muy complicados para su familia, ya que él sólo reconocía a Eliana. No podía recordar a sus hijos ni a ningún otro ser querido dentro de su círculo. Sumado a esto por la misma falta de oxígeno que habían sufrido sus órganos vitales, sobre todo su cerebro, cuando intentaba hablar sólo decía frases incoherentes. Recién después de ese periodo comenzó a recobrar de a poco la conciencia.

'Quedé medicado de por vida, tengo que hacer una recuperación cardiovascular y tengo controles médicos mensuales. Quedé limitado en distintas actividades de esfuerzo. Lo que cambió es que uno empieza a ver la vida de otra manera, más viviendo el día a día. Si bien esto de que vamos a morir nosotros lo anulamos, por un mecanismo de defensa, hay veces que lo hacemos tanto que no nos permitimos disfrutar la sencillez del día a día', reflexionó.

Tomás abrazado a su hija Karen

En esa oportunidad Dios, el destino o cómo lo quieran llamar, decidió darle otra oportunidad a este hombre. Tomás volvió a nacer y esto hizo un gran cambio en su manera de ver la vida. Empezó a darle un gran valor al simple hecho de estar vivo, a las pequeñas cosas cotidianas y a entender que los problemas que van surgiendo día a día se pueden solucionar.

Su nueva motivación se convirtió en poder compartir este aprendizaje a la comunidad y para ello decidió escribir un libro. Si bien nunca estuvo muy vinculado al campo de la escritura, decidió comenzar a tomar clases para poder transmitir este mensaje de la mejor manera posible.

'Después de esto empecé a escribir un libro basado en vivir más el hoy, en vivir más relajados y disfrutar el día a día desde una experiencia tan fuerte como esta. No tenía nociones de escritura. Tuve que tomar talleres y clases para empezar a incursionar en la escritura. Cuando ya tenía el libro avanzado a cada capítulo decidí agregarle un microrrelato para llegar a la susceptibilidad de las personas. Eso fue lo que me fue llevando a decirle a las personas que tenemos que vivir el día a día', relató.

Esta creación se llama '22 minutos sin vida: vivimos como inmortales en un mundo de mortales' y ya esta disponible para cualquier persona que quiera adquirirlo. Solamente se debe ingresar a la página web de esta obra literaria tomasunomas.com.ar o directamente contactar con el propio Tomás mediante su cuenta de Instagram (@tomasunomas)

La portada del libro

'El libro tardó su tiempo y hace 3 semanas que ya salió a la venta con la editorial 'Tinta Libre', que es de la provincia de Córdoba. Quiero agradecer a todos los que me trajeron a la vida, son demasiados los que aportaron un grano de arena. Cada latido de mi corazón es un gracias para esas personas que me trajeron a la vida. Cada vaso de agua que tomo, que es algo vital, es un gracias para mi pareja que me acompañó en todo el proceso de recuperación', sentenció.