Florencia Merino: su vida tras animarse a ser la primera en denunciar bullying
La sanjuanina fue atacada en 2013 por una compañera del colegio le tiró un semicírculo y le hizo perder parte de la visión de su ojo derecho. 3 años más tarde ella volvió a ser agredida por la misma persona.
El violento episodio que vivió Florencia Merino aquel 1 de agosto de 2013 se convirtió en noticia nacional. La adolescente de 13 años perdió gran parte de la visión de su ojo derecho luego de ser agredida por una compañera de colegio. En 2016 algo similar sucedió y la agresora le dio una golpiza. Apoyándose en su familia la sanjuanina logró salir adelante y hoy en día lucha para que quienes sufren bullyng puedan denunciarlo y ser acompañados por la Justicia.
La primer situación traumática que vivió la joven fue en el interior del Colegio Dante Alighieri. Por ese entonces ella tenía 13 años de edad y se encontraba disfrutando del recreo tranquilamente. En ese momento se volteó y notó que otra chica le había arrojado violentamente un transportador de geometría directamente al rostro. Este útil escolar impactó directamente en el iris de su ojo derecho, provocándole un corte de 12 mm.
"Me dejó un daño irreparable en el ojo. Yo estoy un 57% incapacitada del ojo derecho. Cuando tenés 13 años y vivís algo grave no sos capaz de ver realmente que te pasó. Ahora que tengo 21 estoy capacitada para saber que me pasó. Se que viví algo grave y considero que nadie debería vivirlo y sufrir el abandono por parte de una escuela", recordó.
Luego de ese hecho los padres de Flor la acompañaron en todo momento y decidieron cambiarla de institución educativa. De esta manera comenzó a cursar en el Colegio Nuestra Señora de Luján. Desde el primer momento ella se sintió en otro mundo. Todos la recibieron con los brazos abiertos y la hicieron sentir cómoda.
"Ahí me recibieron muy bien. Fue una escuela increíble, nos dio aire a mi y a mi familia y ahí no tuve ningún problema. Ahí es donde tuve paz por así decirlo, ahí tuve la experiencia que todo adolescente debería tener. Por suerte estuve muy bien rodeada. A mis padres los considero como unos guerreros de vida, ningún padre merece vivir lo que ellos vivieron", expresó.
Si bien todo parecía mejorar, durante el 2016 su camino volvería a cruzarse con el de su agresora. En ese momento ambas coincidieron en el cumpleaños de un joven. De manera sorpresiva alguien se acercó a Merino y comenzó a golpearla de espaldas. Cuando ella volteó se percató de quien era. Ante esta situación la afectada llamó a sus padres quienes la retiraron del lugar.
Frente a esta nueva agresión Fernando Merino, padre de Florencia, presentó una denuncia ante la Policía y acudió nuevamente a la Justicia de Menores. Ni esta presentación ni la realizada tres años antes prosperó y hasta el día de hoy no ha habido ningún castigo para la violenta joven.
A raíz de ambos episodios la historia de la sanjuanina llegó hasta los medios nacionales. Uno de los comunicadores que tocó su caso en la pantalla chica fue Jorge Lanata. Esto provocó un efecto positivo y negativo a la vez. Por ejemplo la adolescente comenzó a ser víctima de "Ciberbullyng".
"Tenía su aspecto bueno y su aspecto malo. Recibí mucho 'Ciberbullyng' después la repercusión que tuvo en el programa de Lanata. Hacían grupos de WhatsApp para insultarme, me mandaban mensajes anónimos y tuve que cambiar de número incluso. En el aspecto positivo mi papá fue muy acompañado por la gente y eso que realmente no hubo justicia en el caso, pero si tuvo condena social. Es increíble el apoyo de la gente", destacó.
A pesar de todas las piedras que se fueron presentando en su camino Flor logró rodearse de buena gente. Además de sus padres y su hermano forjó amistades muy positivas a lo largo de los años. Gracias esto logró salir adelante, reinsertarse en la sociedad y continuar con sus estudios.
"Fue un golpe bajo pero por suerte tengo una familia increíble que son mi mamá, mi papá y mi hermano. Tengo muy buenas amistades, todo eso influye. Mi círculo íntimo es muy bueno. Me refugié mucho tiempo en la lectura también, sobre todo en novelas juveniles", rememoró.
Luego de culminar el Nivel Secundario ella ingresó a la carrera de Abogacía en la Universidad Nacional de San Juan. Con mucho esfuerzo y dedicación ya se encuentra en el cuarto año de esta especialidad. Además de recibirse de abogada su objetivo es que la Justicia sufra varias modificaciones en lo que tiene que ver con el bullyng. Esto se debe a que quien le hizo perder de por vida más del 50% de la visión de uno de sus ojos, sigue su vida normalmente.
"Me gustaría cambiar muchas cosas en la justicia en el aspecto del bullyng en escuelas. Ser más humanitario. Ella (la agresora) simula que no pasó nada siendo que me incapacitó para toda la vida. Ella sigue con su vida como si nada, esas son cosas incomprensibles. Como ella puede seguir su vida como si nada cuando me condenó a tener secuelas como migrañas, teniendo que estar permanentemente yendo a oftalmólogos. No la he vuelto a ver estos últimos años por suerte", sentenció.
Si bien no se olvida que nunca hubo justicia en su caso, destaca que su historia generó un efecto muy positivo. Ella se convirtió en un ejemplo para quienes sufren este tipo de episodios. A partir de que ella denunció el hecho traumático que vivió, muchos comenzaron a imitarla, dejando de lado el silencio que siempre hubo alrededor de estos hechos.
"Pienso que mi caso tuvo un impacto muy grande. Lo que si la gente se olvida de los casos, de a quien le pasó o quien fue. Pienso que si que tuvo un impacto y que hoy son más visibles los casos de bullyng. Es algo muy bueno. Uno no debe callarse cuando sufre algo así. Por más que uno diga que no, hay bullyng en todos lados y sobre todo en escuelas. Debería hablarse más, debería haber una psicóloga que hable a los alumnos. Pienso que deberían actuar más sobre el tema", reflexionó.