Este domingo se conmemora el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, una jornada para reflexionar sobre lo acontecido durante la última dictadura militar. Victoria Benítez y Carlos Goya, dos integrantes de la Agrupación HIJOS, contaron sus historias.

Victoria contó acerca de su historia y recordó mientras mostraba una foto de su mamá junto a ella, que ‘se llamaba Elvira Orfila Benítez, mi mamá tenía 23 años cuando la Aeronáutica en Mendoza se la llevó. Mi mamá era de la Juventud Peronista y después pasó a militar en la Agrupación Montoneros. Era hija de un diputado peronista en la época de Eloy Camus. Se fue a vivir a la clandestinidad, esta situación cuando tenían que cambiar de nombre, cambiar de trabajo porque estaban perseguidos. Se fue a vivir a Mendoza, allí me tuvo a mí. Y un día, cuando fuimos al supermercado, cuando volví estaba la Aeronáutica y como laburaban impartiendo el terror, que para llevarse a una piba de 23 años había un despliegue de fuerza. Allí se la llevó la Aeronáutica. Fue en abril de 1977’.

‘Mi vieja se dio cuenta y le golpeó la puerta a un vecino que me tuviera. Le pidió por favor, porque sino me iba a llevar y me alcanzó a pasar por las rejas. Yo tenía 3 años. Mi mamá me dejó en manos de un vecino, sabiendo que posiblemente no me iba a ver más. Después unos compañeros me contactaron a mis abuelos maternos, quienes me fueron a buscar a Mendoza. De ahí en más, no supimos nunca más de ella. Nunca más apareció’, relató Victoria.

La otra historia es la de Carlos, quien se enteró de grande. ‘Crecí en una familia de militares. En 2006, una noche cayó un allanamiento a mi casa, con una nota del juez Ariel Lijo. Yo creía que tenía 26 años y me enteré que realmente tenía 27. Llega esa nota, con 6 policías en la puerta. Fue una situación que para mí era normal, porque hasta entonces venía de una familia de militares, soy hijo de un militar, doy con el contexto, veía la búsqueda de nietos pero no tenía dudas de mi identidad. Entonces los dejé pasar, se llevaron prendas personales y me acosté a dormir como si nada’ comenzó contando Carlos.

‘Luego me levanté y me fui a trabajar. Cuando llegue tarde, eso de las 23.30hs, estaba quienes creía que eran mis padres, sentados en la mesa, muy serios. Me sentaron y me dijeron que ese ADN iba a dar positivo, que yo no era hijo de ellos y que realmente era hijo de desaparecidos’, añadió.

En su relato, agregó que ‘fue la noche más larga de toda mi vida. De repente, al momento de tirarme en la cama, quien creía, como me creía llamar seguramente no me llamaba. A quien le había dicho mamá y papá no eran mis padres. Mi fecha de nacimiento seguramente era falsa. Lo que más me dolía, es que tengo dos hermanos que amo con todo mi corazón y no eran mis hermanos. El vacío que sentí esa noche, nunca lo sentí en mi vida’.

‘Al poco tiempo me enteré de la militancia, del trabajo de mi viejo. Yo soy hijo de Francisco Luis Goya y María Lourdes Martínez Aranda, un argentino exiliado en el exterior que se juntó con una mexicana que era mi mamá. Mi papá tenía de su primer matrimonio dos hijos en Argentina que extrañaba profundamente y fue uno de los motivos más fuertes para retornar a la Argentina. Yo nací en España y me faltaban 25 días para cumplir un año cuando fui apropiado.  Todo lo que hicimos fue cruzar una frontera hasta el año que me recuperaron a mí. Mi vieja fue vejada, violada, torturada, matada y desaparecida, pero no hay dolor que le arranquen a su único hijo de sus brazos’, sentenció uno de los tantos hijos apropiados en la dictadura.