En una entrevista en vivo en Banda Ancha de Canal 13, Carlos "Palito" González compartió su inspiradora historia de vida, que lo llevó de ser albañil a convertirse en uno de los máximos referentes gastronómicos de la provincia.

Todo comenzó un martes 13, cuando su mamá le dijo, tras iniciar su vida laboral que le iría muy bien en la vida. Comenzó como cadete en una droguería, pero después de quedarse sin trabajo, ingresó como lavaplatos en el hotel Sussex: "Un día llegaron a la provincia dos amigos míos y un primo, y me dijeron 'vamos a ir a trabajar a un hotel como lavaplatos y pelapapa' y bueno me sume" relató Gonzáles quien se fue con ellos a probar suerte. 

Tras hacerse amigo del cocinero y empezar a figurar en el hotel, al tiempo lo trasladaron al restaurante: "Un día viene un maitre y me dice 'vení palito, te voy a pasar a restorán' y me pasaron de medio ayudante de mozo" contó González. Aclaró que el apodo "Palito" surgió por su delgadez y su gusto por cantar temas de Palito Ortega.

Después del suceso que lo llevó a desenvolverse con el público y gente de la alta sociedad que frecuentaba al hotel, nació su amor por la gastronomía. A pesar de las reticencias de su madre, Palito persistió en su sueño de tener su propio restaurante. Después de dos años, se mudó a otro reconocido Hotel: El Nogaró, donde trabajó durante 20 años y presenció eventos importantes a la vez que perfeccionaba su pasión culinaria: "Ese año me empezó a gustar la gastronomía” expresó Palito.

Continuó su recorrido durante esos 20 años. Llegando al año 1987 se dijo: "Tengo algo muy importante, y es la gente que me sigue" recordó sobre su reflexión Gonzales acerca de toda la gente que lo reconocía desde el otro hotel. Un día se topó con que el Hostal de José se iba de su local en Av. Circunvalación y Av. Libertador: "Ahí me lo alquilan a mí y le pongo el Hostal de Palito" recordó Palito. Gonzalez comenzó su propio camino independiente y empezó a perfeccionar sus platos de a poco en su restaurante.

En 1991, con el apoyo de su familia, concesionó el local del club Sirio Libanés, marcando el inicio de su exitosa carrera. A lo largo de los años, ha sabido adaptarse a los cambios políticos y económicos, y sobre todo perdurando en el tiempo con la misma gentileza y atención de siempre.

Palito destacó la importancia de distinguir a los clientes y agradeció el consejo de un amigo para mantenerse frente al público. A pesar de no participar en política, ha seguido el consejo de su esposa y se ha mantenido firme en su emprendimiento: "me decía 'usted no va a ir, vamos a trabajar acá en el restaurante'. Ni socios ni ser parte del gremio me permitió" contó entre risas González.

Con 50 años de matrimonio, Palito González reveló que el secreto de su perdurabilidad radica en el control de productos y la buena administración. Aconsejó a los nuevos emprendedores aprender de los más experimentados y destaca la necesidad de mano de obra en la gastronomía: "Acá hay trabajo, hay mucha falta de mano de obra en la gastronomía. Yo a los nuevos les aconsejó que aprendan de los más grandes. Yo no soy egoísta, mi hijo en mi restaurante ayuda y si hay capacitaciones los mandamos" expresó por su parte.

Como anécdota especial, recordó su encuentro con José Luis Rodríguez, el "Puma", quien le brindó palabras de aliento cuando estaba comenzando su nuevo emprendimiento. Palito contó que lo presentaron a través de su representante y una amiga, y que el Puma en la charla pidió que Gonzales hablara con él acerca de su nuevo emprendimiento. Gonzáles dijo que después de terminar la charla, al finalizar el Puma lo agarró del hombro y le dijo: "Te va a ir bien. Confia en Dios" expresó con emoción mientras recordaba González.

Palito González finalizó partiendo del deseo de que su familia continúe su legado gastronómico y resaltó el sacrificio que implica, pero lo considera reconfortante. Su historia es hoy en día un ejemplo de superación, esfuerzo y dedicación en el mundo de la gastronomía sanjuanina.