La difícil tarea de deconstruir al violento: la experiencia de dos psicólogos sanjuaninos
José Icazatti y Ana Grynszpan, coincidieron en que el cambio es posible y urgente. Conocé desde adentro cómo se trabaja con los hombres que ejercen violencia en San Juan.
‘Reconocer la violencia, el sistema patriarcal, los estereotipos de género, los modelos y vínculos violentos, la subjetividad actual como los micromachismos, las actitudes culturalmente aceptadas como normales. Reconocer el privilegio de ser hombre, el dominio frente a la mujer, todas estas falsas creencias, los pensamientos dicotómicos extremos’, es el primer paso para deconstruir hombres violentos.
¿Es posible que un hombre violento deje de serlo? ¿Existe un tratamiento para tal fin? La respuesta es sí, el hombre puede cambiar. Diario 13 entrevistó a dos especialistas en el tema: José Icazatti, psicólogo y coordinador en la provincia de un dispositivo de abordaje psico-socioeducativo de asistencia a varones que ejercen violencia en el espacio Convivencia San Juan, dependiente de la Red Argentina por Buenas Masculinidades del Grupo Buenos Ayres; y Ana Grynszpan psicóloga y referente del área de Salud Mental en Salud Pública, quien trabaja en el abordaje de hombres que ejercen violencia en los Centros de Atención Primaria de la Salud Aldo Hermosilla y el otro Joaquín Uñac en Pocito.
Para Ana, el cambio de los hombres violentos no solo es posible, sino inevitable. Es que día a día la violencia de género parece ganar más y más terreno en vez de retroceder.
Sin embargo, en la provincia existen espacios destinados a la recuperación y capacitación de hombres violentos con el fin de cambiar estas conductas, y construir nuevas y buenas masculinidades.
Ambos profesionales coincidieron que es posible el cambio de un hombre violento y, si bien, el proceso es largo y complejo, los resultados son favorables en la mayoría de los casos. Además, contaron cómo es el abordaje que deben atravesar los hombres para erradicar la violencia.
¿Quiénes son los hombres que llegan al abordaje?
Tanto en el sector público como en el privado, los hombres que llegan al abordaje son generalmente derivados desde el ámbito judicial. Es decir, aquellas personas que cuentan con denuncias o sanciones legales por haber ejercido algún tipo de violencia. Aunque también hay algunos hombres que se acercan de manera voluntaria producto de ‘relaciones tóxicas o mala comunicación en sus relaciones’, explicó Icazzati.
Estas personas son de diversos niveles socioeconómicos, ya que la violencia no distingue estratos sociales ni económicos, aseguraron los profesionales.
Actualmente, José dirige grupos de 15 personas en Buenos Aires, mientras que en San Juan el trabajo que realiza es de manera individual.
El primer paso del abordaje es la admisión. No todos los hombres que ejercen violencia son aptos para realizar este tipo de tratamientos. Femicidas, abusadores sexuales y/o hombres violentos no pueden realizar el abordaje. Esto es porque tienen una estructura psicopática que no les permite ser conscientes de sus actos. Estos son los denominados psicópatas.
En cambio, quienes presentan rasgos psicopáticos, aún están a tiempo de iniciar el camino de la recuperación mediante un abordaje integral que les permite cambiar su personalidad violenta. ‘Esos rasgos, con las herramientas necesarias y el personal pertinente, se pueden erradicar’, afirmó Icazatti.
‘Esta mutual trabaja con diferentes profesionales en el ámbito de la psicología, psiquiatría, trabajadores sociales, grafólogos, personas interesadas y especializadas en el tema. Es un pensamiento complejo el que hay que abordar. Lo importante es la erradicación, el tratamiento y la investigación sobre violencia masculina’, agregó el profesional.
Ana Grynszpan, por su parte, explicó que su trabajo en el área de la Salud Pública se realiza de manera articulada principalmente con el Ministerio de Desarrollo Humano, la Municipalidad de Pocito y el Poder Judicial, más concretamente con el Juzgado de Paz de Pocito. ‘Este último tiene un papel fundamental en el circuito del hombre que ejerce violencia, ya que amplió su enfoque e incorporo esta alternativa en el trabajo diario de las causas’, comentó.
Desde que comenzó este abordaje, en la Zona Sanitaria V donde se desempeña la profesional, ya se han entrevistado a unos 45 hombres bajo esta metodología.
‘Los hombres que han ejercido algún tipo de violencia (física, económica, simbólica verbal, sexual, etc.) son derivados desde el Poder Judicial en la búsqueda de una alternativa para modificar conductas de violencia. Esto es importante porque ya la derivación significa abrir la posibilidad al usuario a pensar, reflexionar, y replantearse los modelos vinculares a través de los cuales ejercen su masculinidad. También se abre camino a la emoción y la gestión de la misma y cómo el sistema patriarcal enseña a unos y a otros a gestionar sus emociones (positivas y negativas) de manera estereotipada (por ejemplo, un hombre no puede llorar o manifestar miedo)’, sostuvo la psicóloga.
De este modo, el primer paso para aquellos hombres que llegan a este abordaje es reconocer y aceptar sus responsabilidades respecto a la situación que lo llevo a estar ahí. Es decir, la aceptación de sus conductas violentas.
El camino hacia la recuperación de las violencias
‘Nosotros atacamos 4 esferas: el pensamiento, las emociones, las conductas y los vínculos con los demás’, comentó Icazatti. En este sentido, reflexionó sobre la teoría del iceberg para retratar el problema de la violencia. ‘En el iceberg siempre vemos lo peor arriba (femicidios, abuso sexual, violencia física), pero antes hay un montón de cosas que nosotros hacemos que se reconozcan como el chantaje, el micromachismo, el chiste sexista, la comunicación sexista, la verbalización sexista, la descalificación social, el privilegio de los hombres, que son invisibles. Y nosotros alimentamos ese espacio en las pequeñas tiranías que aceptamos como normal. Decir: “Corre como una niña, la mujer es un desastre manejando, te ayudo en el hogar”, un montón de cosas que hacemos que el hombre pueda identificar y que se basa en ese cambio cultural, en un nuevo paradigma de igualdad, de oportunidades, de derechos, de reconocer que nosotros venimos de la cultura de la razón, que el hombre siempre tiene la razón y la mujer es la loca, la toxica. Eso es la jerarquía de poder, en eso trabajamos, en identificar la simetría de poder, el abuso de poder y su propio abuso. Que el hombre asuma la responsabilidad de su propia violencia’, explicó Icazatti.
En el caso de los abordajes en el ámbito de la Salud Publica, es una tarea co constructiva de tejer una alianza terapéutica. ‘Lo que puede ser obligatorio, se convierte en demanda espontanea, y la terapia evoluciona de trabajar más allá de los contenidos puntuales o de las conductas que llevan a estos hombres a ejercer violencia por motivos de género. A través de situaciones específicas vamos “descubriendo” cuáles son los sistemas de creencias, paradigmas, mandatos culturales y hasta “sentimientos de pertenencia” que han ido condicionando el estereotipo para el cual funciona el sujeto. También “des-cubrimos” las consecuencias que tienen estos mandatos y paradigmas en el/la otra/o y en ellos mismos. Buscamos dimensionar el impacto que estos mandatos culturales de siglos y siglos han generado en la sociedad y en las mujeres más precisamente’, explicó Grynszpan.
Si bien, el abordaje de los hombres violentos intenta ser lo más integral posible, para Icazatti, el cambio también está en las pequeñas cosas. ‘La ley 24.485 que apunta a la protección integral para prevenir y sancionar la violencia simbólica. El lenguaje que usamos, la posición sobre los demás es muchas veces un modo de violentar a la mujer y a las diversidades. Incluso en cómo se da la información. Esto de la violación en manada (en referencia al caso de Palermo), hace referencia a los animales que no tienen capacidad de decidir ni de pensar. Si digo manada es un conjunto de animales que se reúnen para atacar a una víctima más fuerte, ese es el concepto literal de manada. O sea, estamos poniendo al hombre como animal, alimentando el mito de que los hombres no cambian. Pero el hombre si tiene la capacidad de decidir y revisar su conducta’.
‘El tema de intervenir en una situación violencia, de creer que la violencia es privada, que no hay que meterse. Pero son delitos contra la libertad y la seguridad de la persona. Asique hay que denunciar’, aseguró.
En este sentido, el psicólogo sostuvo que es muy importante apuntar a tres ejes fundamentales en el proceso de erradicar la cultura de la violencia machista en los hombres y la sociedad. ‘Entre ellos, la Ley Micaela con perspectiva de género en los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. La Educación Sexual Integral, que es urgente en todas las escuelas, es importante empezar desde temprana edad a tener más conocimiento sobre las diferentes diversidades, la apertura mental. El pensamiento simple ya no sirve. Hay que pensar en el pensamiento de complejidad y la Ley de Protección Integral de la Violencia de Género, son los tres ejes fundamentales para atacar’, indicó.
En este sentido, el especialista intenta que los hombres violentos puedan identificar el daño ocasionado a la mujer, como así también modelos abusivos de desarrollo personal, para cambiarlos por modelos más favorables y modelos alternativos masculinos. ‘También hay ciclos de la violencia, la descarga violenta, la aceptación de técnicas para la descarga violenta. Son herramientas que tiene el tratamiento’, detalló.
Cómo identifican y resuelven los micromachismos y la violencia psicológica
‘Las que más llegan al consultorio son casos de violencias psicológicas y emocionales. La violencia emocional es la más dañina, es un moretón psicológico que que va directo al corazón y queda por siempre. Eso es importante resaltarlo, porque muchas mujeres han tenido tendencia al suicidio por este tipo de violencias’, comentó José Icazatti.
Es por ello que el psicólogo subrayó la importancia de detectar y disminuir todo tipo de violencia, desde las palabras, posturas corporales, como así también marcar los rasgos de violencia en otros integrantes de los grupos en tratamiento. ‘En esa sinergia de cambio, es importante poner en práctica el lenguaje no sexista desde la igualdad. Reducir los comportamientos abusivos y de control basado en la desigualdad de género, diferenciar y criticar la idea estereotipada de los roles masculino y femenino: eso de la mujer en el hogar y el hombre en la esfera pública. O la mujer se tiene que dedicar a la crianza de los hijos y los hombres son los proveedores, la mujer es sensible y el hombre intelectual. Ser protagonistas de una transformación hacia la paz social y pensar en reparar el daño que se hace, porque todo lo que daña es violencia’, analizó.
Sin embargo, Icazatti reconoció que a veces es muy difícil identificar la violencia, pero pensar que todo lo que daña es violencia, es una frase con la que se empieza a abrir la cabeza.
Otro de los aspectos importantes para que el abordaje tenga un efecto positivo en el asiente y en la sociedad es la transmisión de las buenas conductas. ‘Si esto no se retroalimenta entre nosotros es irrelevante. La ESI sola tampoco sirve, sino que es todo un conjunto de cosas. El trabajo en conjunto es consensuar con diferentes miradas y la psico-educación. Por eso el modelo es psico socio educativo. Porque el trabajo desde la psicología individual es irrelevante, por eso es necesario trabajar en equipo y teniendo recursos para concientizar e informar a la sociedad con estas problemáticas. No hay que estigmatizar al hombre como un animal, como que no cambia, porque el hombre si cambia. Los resultados después de un año de proceso son increíbles’, aseguró el psicólogo.
Por su parte, Grynszpan citó un concepto de la autora Rita Segato para denominar este tipo de conductas machistas en los hombres: la Cofradía del Varón. ‘Ella sostiene que las estructuras del patriarcado son análogas a la estructura machista. El mandato de masculinidad le dice al hombre que espectacularice su potencia ante los niños, ante los compañeros, ante los primos, ante los hermanos, delante de los ojos del padre, en sociedad. La relación entre varones, expresa este mandato de masculinidad, y las mayores violencias sobre todo hacia las mujeres y niños, ocurren cuando los varones están en bandas. Porque algo tiene que ser probado, tiene que ser demostrado: la capacidad de crueldad ante los ojos de los otros, de los pares, de lo que llama la cofradía masculina’, describió.
La psicóloga, planteó que ‘se necesita romper estos moldes y trabajar abordando y acompañando estas estructuras de creencias arraigadas socialmente que divide individuos en orden vertical, estereotipándolos y exigiéndoles que cumplan con estos estereotipos’.
Para ello, señaló que es fundamental el rol de medios de comunicación y redes sociales. ‘Son esenciales en la nueva construcción. La palabra estructura nuevos pensamientos, otorga connotaciones. El uso de la palabra y la posibilidad dialéctica abre puertas a la reformulacion de los discursos patriarcales, acá los medios masivos de comunicación y las redes sociales tienen un gran protagonismo. Modificar y reconstruir las formas en que nos vinculamos los sujetos y repensar como me comunico con los demás, qué se entiende por amor y qué se entiende por equidad de derechos’, explicó.
Y agregó: ‘durante el proceso de abordaje se construye con el usuario la demanda, y se aborda a partir de las modalidades de vinculación del usuario aquellas ideas o mandatos que las subyacen. Aparecen las temáticas de violencia por condición de género, se aborda el ciclo de la violencia, la dependencia emocional, los mandatos patriarcales, la gestión de sus emociones, la responsabilidad y la importancia de respetar al otre en tanto otre distinto’.
Si bien, los psicólogos aseguran que el cambio es posible, en el proceso puede haber recaídas por parte de los pacientes. ‘Siempre en estos casos hay retrocesos. Depende de la gravedad del caso, se evalúa y se trata de recuperar. Sin embargo, si un hombre bajo tratamiento comete algún tipo de violencia a nivel físico quedan expulsados del dispositivo y eso es informado a las autoridades judiciales para que continúen su seguimiento. En el abordaje se charla con las ex parejas y las actuales parejas del hombre violento. Porque muchas veces son casos que viene hace muchos años y recién ahora están bajo este proceso judicial. Siempre hay retrocesos, es un proceso largo y continuo. Pero si hay una recaída se evalúa el modelo, el por qué o qué paso y se trabaja en nuevas herramientas y sobre todo con responsabilidad, autoconciencia y autocontrol’, señaló Icazatti.
El gran desafío de la transformación social
‘Es un desafío muy grande este fenómeno que estamos viviendo. Porque las personas niegan lo que no comprenden y si uno no se informa o no comprende primer mecanismo que aparece es la negación. A nosotros como hombres nos cuesta cambiar, escuchar, pedir ayuda, profundizar en ciertos temas. Pero los que estamos al lado del que hace un chiste de contenido sexista, o una situación de un piropo, etc. todo lo que es en contra de la libertad o el abuso hacia la mujer, somos parte de la acción que debemos hacer’, profundizó el especialista.
‘Primero hay que informarse para ser consciente sobre esto del micromachismo y cuestiones inconscientes que están atravesadas como un guion desde chicos, desde la infancia, donde las cosas son como a uno le han sido impuestas y no nos permitimos el cambio, la reflexión, el bucear culturalmente que eso no es normal. Sino que nosotros creemos que es normal y no cultural, con educación se puede cambiar. Hay muchos mitos que se pueden ir reconstruyendo con el tiempo, pero es un desafío porque van a pasar los años y va a costar, pero no hay que dejar de intentarlo’ señaló el profesional.
Para Icazatti, es fundamental el compromiso colectivo en la transformación de una sociedad marcada por el mandato patriarcal. ‘A quienes tiene las herramientas son a quienes se les pide un poco más de compromiso. El escuchar, denunciar, hablar, acompañar. Empezar a deconstruir esos mitos. Que el hombre pueda hablar, expresarse. Generalmente el hombre trata de resolver os problemas a través de la razón, de la intelectualidad, por eso el hombre reprime mucho las emociones y al reprimir emociones y no saber descargarlas, puede aparecer la violencia. Muchas veces uno dice que el hombre es violento cuando toma o por el uso de drogas, pero no. El hombre violento, es violento. Cuando se desinhibe o cuando aparece la cofradía machista donde no hay frenos inhibitorios ahí viene el problema’, sostuvo Icazatti.
‘Existen numerosas políticas públicas para apoyar a la mujer que necesita ayuda, no es fácil, pero creo que hay muchísimos logros al respecto. Mostrar que somos una red y cada uno realizar su aporte desde donde cree más conveniente, desde su lugar de trabajo, la familia, los grupos sociales para que surjan nuevas narraciones y practicas discursivas sobre la forma en que nos relacionamos, incorporando el respeto hacia las mujeres. Las articulaciones intersectoriales (distintos ministerios), las redes comunitarias, la familia y demás sectores contribuyen a esta reformulación de prácticas. Visibilizar los procesos y acudir en búsqueda de ayuda es el primer paso de la solución del problema’, concluyó Ana Grynszpan.
El cambio hacia una sociedad más igualitaria requiere acciones urgentes y profundas. Si bien desde el Estado y diferentes organismos en el ámbito privado hay acciones que buscan movilizar un cambio, no podemos mirar al costado, hay que poner manos a la obra.
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