La muerte de un hijo es una de las experiencias más desgarradoras y devastadoras a las que puede enfrentarse un ser humano. María Gutiérrez, madre y autora de una carta conmovedora, se sumerge en la profunda tristeza de perder a un hijo y comparte sus reflexiones, basándose en testimonios de padres que ha atendido a lo largo de los años.

Gutiérrez comienza destacando la falta de un nombre específico para describir la pérdida de un hijo, a diferencia de términos como "viudo/a" o "huérfano/a". Explora cómo elaborar la pérdida implica un desafío para la estructura de personalidad previa de cada individuo y los recursos de afrontamiento que poseen.

"El proceso de duelo tras la pérdida de un hijo se caracteriza por su prolongación, ya que la profundidad de la pérdida implica tiempos más extensos", alude  y destaca cómo esta pérdida "rompe el proyecto de futuro, dejando un vacío de lo que podría haber sido".  Gutiérrez enfatiza que, mientras los padres dejan recuerdos del pasado, la pérdida de un hijo implica la desaparición de un futuro potencial.

"Los padres que atraviesan esta pérdida experimentan el sentimiento de haber faltado en el rol de padre/madre, una sensación de culpa irracional por no haber protegido o cuidado lo suficiente", añadió. Gutiérrez destacó que el dolor "nunca desaparece por completo, pero con el tiempo puede apaciguarse, aunque nunca llega a desaparecer por completo".


Gutiérrez resalta la dificultad de encontrar un nuevo sentido a la vida después de perder a un hijo. En su carta aborda el sentimiento de conexión y comprensión que surge al compartir la experiencia con otros padres que han vivido la misma pérdida. La autora destaca la importancia de grupos de duelo, donde se encuentra consuelo y comprensión en compañía de aquellos que han pasado por experiencias similares.