Borys Yevsyukov de 40 años que nació en 1982 en la Unión Soviética en lo que hoy es territorio ucraniano, se vino a la Argentina hace 24 años y a San Juan hace ocho. Lejos de su tierra natal forjó una nueva vida y hoy sufre a la distancia el flagelo de la guerra entre Ucrania y Rusia. Su arma es la música, con ella se defiende y con ella también ataca, “salgo a la calle, recibo una cachetada, voy a casa y se la devuelvo a través de una canción”, aseguró.

“Estoy como nunca, feliz y agradecido de estar en San Juan”, dijo Borys que actualmente está trabajando con Cristian Danilo Espejo en un proyecto musical. En este sentido agregó, “me gusta mucho San Juan y me quiero quedar acá, por eso digo que se vayan acostumbrando al apellido”. El músico se mostró aliviado del lugar que hoy le toca en el mundo “si no estuviera acá estaría tirando tiros, no sé en cuál de los dos lados”.

Con la intención de sentar un precedente, este ucraniano le pone el ADN de la música Rusa, eslava y ucraniana al son tropical de la cumbia y del reggae con músicos sanjuaninos.

Sin embargo, se mostró muy preocupado por sus familiares en aquel país en conflicto, “lo estamos siguiendo minuto a minuto, funcionan todas las líneas de telecomunicación, así que estamos comunicación con la familia. Aguantando este momento de la manera en que se puede”. A esto agregó que sus parientes y amigos están viviendo la guerra con mucho dolor y mucho miedo.

La penuria más grande es que hoy, su país está siendo utilizado como moneda de cambio entre dos potencias, Rusia y Occidente. “Lo están usando de escudo humano en un conflicto que escapa a Ucrania. Somos como el jamón del sándwich de dos potencias”, lamentó.

También, remarcó el lazo que une a los ucranianos con los rusos que comparten más de 2.000 años de historia. “Es muy difícil separar esas naciones hoy en día, yo siento que el odio entre Ucrania y Rusia ha sido sembrado y cultivado. Es una operación que no sé de donde viene, pero Ucrania no tiene nada que ver con esto, somos la moneda de cambio de las grandes potencias y eso es lo que más me duele”.

Desde que llegó a la Argentina no volvió a Ucrania, sin embargo viajo a Moscú cuando trabajaba para Boca Juniors en la venta de jugadores para el mercado de Ucrania y Rusia. “A mi casa nunca he vuelto”, finalizó.