"El Pico Polaco es una montaña muy jodida que al día de hoy tendrá 15 ascensiones solamente". Que un andinista experto como Beorchia Nigris le haga esta presentación a un nevado, hace dimensionar la magnitud de su hazaña. El inmigrante italiano junto a un sanjuanino lograron concretar esta escalada que nunca consiguieron los europeos con su gran equipamiento. Fue el propio Antonio quien le contó a Diario 13 todas las intimidades de esta aventura que jamás olvidará.

Al haber nacido en Italia, rodeado por los Alpes Cárnicos, Beorchia siempre se sintió llevado a la montaña desde que llegó a San Juan. Fue gracias a esto que conoció al sanjuanino Edgardo Yacante con quien forjó una gran amistad. Terminó casándose con su hermana con quien estuvo por más de 50 años. Sólo el fallecimiento de ella logró separarlos. Además él fue quien lo hizo conocer el Club Andino Mercedario del cuál era socio.

Por este lugar siempre circulaban las mismas personas. Había un total de 200 socios, número que nunca bajaba ni aumentaba. Entre las personas que con las que siempre se cruzaba estaba Sergio Fernández o "Coco" como le llamaban allí. Nigris lo describió como el más grande andinista que ha tenido la generación antigua.

Sergio "Coco" Fernández

El inmigrante y Edgardo entablaron una buena relación con "Coco". Gracias a ello este hombre los invitó en 1958 a una expedición que era prácticamente imposible de concretar. Se trataba de intentar hacer cumbre en el temido Pico Polaco, una montaña imponente a la que nadie había logrado subir.

"En 1934 vino una expedición de polacos a San Juan, que fue la que conquistó el Mercedario por primera vez con 6770 metros de altura. Después se descolgaron al Valle Colorado y de ahí hicieron "La Ramada" de 6410 metros, la cumbre sur de "La Mesa" de 6200 metros, "El Alma Negra" de 6100 metros y el Pico Polaco no la pudieron hacer, porque era y sigue siendo una señora montaña. Había surgido una especie de leyenda sobre el Pico Polaco. Vinieron los mendocinos, lo intentaron y nada. Pasaron los años hasta que fuimos nosotros en el 58", reveló.

Con estos antecedentes parecía una locura que ellos pudieron tener éxito. Incluso al analizar detalladamente el equipamiento con el que contaban descendían aún más sus probabilidades. Su equipo constaba por ejemplo de zapatos de mala calidad del RIM 22 a los que se le salía la suela con una sola subida. Las bolsas camas eran hechas a mano por la madre de Antonio. Las mismas eran dos o tres frazadas cocidas a mano alrededor y nada más.

Una de las puntas del Pico Polaco

"No teníamos nada de equipo moderno. Me acuerdo que en el campamento base cargamos leña en la mochila para subir porque teníamos un calentadorcito Primus. Era a bencina, era muy bueno pero creo que tenía un litro de combustible nada más. Sogas de cáñamo pesadas que se mojaban y eran un lastre. Los crampones de principio del siglo XX del ejército, que tenían seis puntas cuadradas que se torcían cuando caminabas sobre una piedra", recordó.

Todo estaba en contra de estos tres andinistas entusiastas que tenían ganas de quedar en la historia. Finalmente cuando se acercaba la fecha elegida para emprender el viaje se sumó un nuevo integrante. Se trataba de alguien a quien pocos relacionan con el andinismo: Oscar Kummel

"Estaba "Coco", mi cuñado Yacante ¿Y estaba sabes quién?, que nadie lo recuerda como andinista y sin embargo era muy buen escalador: el Oscar Kummel, el que fue artista y tiene un teatro a su nombre. Kummel estaba también dentro de ese grupo", expresó.

Oscar Kummel

De esta manera los cuatro hombres tomaron su pobre equipación y dieron inicio. Como en ese tiempo no existía ningún tipo de mapa digital del que valerse, tuvieron que ir al tanteo. Como nadie había conseguido subir no había una ruta establecida. Ellos tuvieron que seguir su instinto y analizar detenidamente sus opciones una vez que ya estuvieran allí.

Lo primero que hicieron fue llegar a una zona que se encontraba entre el Mercedario y el propio Pico Polaco. En ese lugar, que esta a unos 5000 metros de altura, establecieron su campamento. Ahí se dieron cuenta que había una especie de filo negro que bajaba entre las dos montañas en cuestión. De esta manera, minutos antes de irse a dormir, decidieron que por ahí encararían la subida al día siguiente.

"El segundo día amaneció muy lindo con buen sol, pero Oscar Kummel se sentía mal. Él era muy buen andinista, pero tenía un techo. Llegaba hasta los 5000 metros y después empezaba a vomitar. Se sentía mal, tenía cefalea y todo eso. Sergio Fernández nos dijo: 'Miren muchachos yo no puedo dejarlo al Oscar sólo así en las condiciones que esta. Vayan ustedes y yo voy bajando con él'", contó.

Debido a este problema solamente Edgardo Yacante y Beorchia Nigris quedaron en carrera. Era la mejor decisión que podían tomar porque una persona en el estado de Kummel comienza a desvariar y a perder el norte. Entonces si nadie lo acompañaba en el descenso podría haber terminado en una tragedia.

Antonio Beorchia Nigris

Mientras sus compañeros bajaban, los dos escaladores restantes comenzaron a subir hasta que llegaron a lo más alto del filo negro. Allí empezaron a analizar el terreno y se percataron de que estaban cerca de la cara este del Pico Polaco. Para llegar allí tenían que cruzar a un pequeño glaciar que se había formado. Eran las 11:00 y ellos habían comenzado alrededor de las 6:00, por lo que ya estaban sumamente cansados.

"Hicimos mucho esfuerzo. Era tarde y teníamos que subir a los 5400 metros y otra vez bajar a los 5000. Dejamos todo lo que era peso y encaramos por una canaleta de hielo. Llevábamos piquetas del ejército de principios del siglo XX y con eso tuvimos que arreglarnos. El primer tramo tuvimos que hacer escalones e ir subiendo de a poco. El asunto es que a las 17:00 todavía estábamos batallando. Subimos y encontramos una especie de chimenea no muy alta, de unos seis metros", relató.

Si bien la altura de esa especie de chimenea no era mucha, estaba hecha de roca meteorizada. Esto quiere decir que no esta bien adherida y cuando una las toma se desprenden, cosa que les comenzó a dar problemas. Hasta el momento siempre había ido al frente "Coco", por lo que Nigris le pidió cambiar de lugar por un rato.

"Le dije que me dejara hacer algo a mi también, así que empecé a subir y se iban cayendo piedras mientras tanto. Me pegó una en la cabeza y me empezó a sangrar, pero no en forma grave. 'Eh huevón, me vas a matar vos', me gritaba el otro desde abajo. 'Y bueno que querés no puedo parar, no sé qué hacer' le decía yo riéndome". rememoró entre risas.

Tras un gran esfuerzo consiguieron trepar esa formación rocosa para encontrarse con una plataforma de hielo por la que debieron arrojarse. Eso no fue muy difícil para ellos ya que solamente debían deslizarse. A partir de allí, por fortuna, no tuvieron mayores complicaciones. El camino constaba de varias canaletas congeladas que hacían más sencilla la subida.

Beorchia Nigris en el nevado "El Toro"

Finalmente después de sortear estos obstáculos y luego de más de 12 horas de trabajo prácticamente sin descanso, hicieron cumbre. Habían logrado subir a una de las dos puntas que tiene el Pico Polaco. Ambas están exactamente a la misma altura, pero separadas por unos 100 metros aproximadamente.

Esos segundos de gloria son inolvidables para Antonio. En ese preciso momento comenzó a neviscar. La naturaleza estaba dándoles la bienvenida a las primeras personas que habían conseguido tal hazaña. Allí los dos aventureros se miraron, se emocionaron y tomaron sus libretas del Club Andino Mercedario para registrar su logro.

"Picamos los comprobantes del Club Andino Mercedario. La noche nos pilló en un glaciar. Llegamos arriba del filo y tuvimos que pasar la noche. Menos mal que estaba neviscando y no hacía frío, habrán hecho 6 grados bajo cero nada más. Tenía agua pura en los zapatos así que tuve que sacarme los botines, las medias de lana las puse debajo de mi trasero y me envolví los pies en la bufanda de lana que me había hecho mi madre. Así pasamos la noche, tiritón por cuadra. Habremos llegado a las 14:00 al campamento base, al mismo lugar donde habían acampado los polacos. Esa es la primera montaña que he hecho", finalizó.