'La solución es que vuelvan las discotecas con protocolos, por eso la gente trata de divertirse en la clandestinidad'. La frase pertenece a Alberto Olivera, presidente de la Cámara de Discotecas Sanjuaninas (CADISA) y propietario de El Muelle y Garage. 

Con esa oración, Olivera engloba todo el asunto. Las discotecas esperan la aprobación de su protocolo que, de todos modos, hará que nunca más sean lo que fueron. Mientras, continúan las fiestas ilegales, donde parece que todo vale y se engendran más contagios.

En esta segunda nota de Canal 13 con el sector, enterate por qué la Cámara de Discotecas no considera a sus locales como boliches. 'Buscamos cambiar la imagen que la gente tiene de nosotros. Somos una industria de la diversión y ese es el trato que queremos'...

¿Cómo los sorprendió la cuarentena?

Todo cambia semana a semana, estamos todos los empresarios sin ingresos de hace 6 meses. Imaginate que a las estructuras que manejamos hay que mantenerlas y también tenemos que comer cómo todo ser humano. Se calcula que 500 personas viven de las discotecas directamente.

Hay muchos que nos venden los servicios que contratamos como: DJ, sonidistas, iluminadores, fotógrafos, quienes te llevan máquinas de papel o trajes de led, las bandas y varios más. Es muy difícil, espero que esto se solucione pronto.

¿Qué hicieron para atravesar esta coyuntura?

Algunos se han podido reinventar en algo pero otros como yo estamos viendo la parte legal para ver cómo movernos. Hay colegas que armaron otros negocios pero al primer día se los clausuraron con una falta de criterio que asombra, al que hace algo lo destruyen.

La parte legal es el cambio de rubro y las habilitaciones que necesitas, las clausuras son arbitrarias y todos tienen distintos arreglos. Yo soy propietario pero tengo una familia muy numerosa y una estructura muy grande, una de las más grandes de San Juan.

¿Qué opinión le merecen las fiestas clandestinas?

Es muy fácil, si no podemos abrir las discotecas que estamos habilitadas tampoco lo deberían hacer en el ámbito privado. Pero es un problema mundial, aunque acá en San Juan se tomaron medidas que hicieron que el virus entrara más tarde. La solución es que vuelvan las discotecas con protocolos, por eso la gente trata de divertirse en la clandestinidad.

En algún momento nos tenemos que adaptar a convivir con todo esto. Los protocolos están bien para los bares, la gente no se contagió ahí, pero eso no quiere decir que en algún momento no ocurra. Nosotros como Cámara hemos presentado un protocolo pero parece una piedra islámica, está duro porque no hay respuestas, parece una tortuga como camina.

¿Cómo podrían volver a la actividad con nuevos protocolos?

Lo que hemos presentado prevé reducción de capacidad, distanciamiento, uso de alcohol en gel, entre otros puntos. Cuando esté aprobado lo vamos a difundir. Yo estoy tratando de reinventarme pero no cubro los gastos fijos. Puedo hacer la inversión pero con lo que se está ganando perdés plata.

Yo tengo El Muelle con capacidad para 3400 personas y Garage para 750 personas pero no es lo que entra todos los fines de semana. Hice mucho sacrificio para tener lo que logré, yo hice estas dos discotecas desde abajo, no me choqué con un negocio armado. En El Muelle no existía nada, era un baldío.

¿Nada será como antes?

La pandemia es un antes y un después, para mí nada volverá a ser igual. Las relaciones con la gente, los abrazos, un montón de cosas no serán como antes. En mi caso, este lugar es una herencia familiar dónde trabajan mis tres hijos más grandes, mis hermanos, mis sobrinos y también tengo seis empleados registrados.

Yo tengo todo en condiciones pero debo responder por la Cámara de Discotecas, que no son boliches, nosotros somos empresarios. Esta Cámara de empresarios busca cambiar la imagen que la gente tiene de nosotros. Bolichero puede ser alguien que maneja un almacén, nosotros tenemos una industria de la diversión y ese es el trato que queremos.