Desde el 85’ a la fecha, el titiritero sanjuanino David Gardiol se especializó en dar alegría a los corazones por medio de historias e interpretaciones dramáticas. Esta tarde pasó por Tarde Trece y contó cómo fue su formación en este “arte milenario” que le permite tener una conexión invaluable con “lo popular”.  

“El arte contemporáneo del siglo 20 evolucionó tanto en complejidad en interpretaciones que perdió conexión con lo popular, se volvió tan abstracto que cualquier persona se pone y dice ay yo no sé si lo entiendo”, dijo y agregó, “los títeres, al haberse quedado atrás en el tiempo conservan cierta magia, nadie que vea una obra de títere para decir: ‘che no sé si lo entiendo’ y conecta mucho más fuerte”.

En este sentido agregó, “los titiriteros aprovechamos esa conexión popular con el corazón de la gente y le agregamos recursos del arte contemporáneo, para enriquecerlo, para potenciarlo”.

Según, expresó, esto les permite una llegada muy profunda, “sin querer todos hacemos una convención de que, sabemos que es inanimado, pero te queremos dar permiso para que nos engañe y para que pase algo distinto”

Empezó a sus 17 años en 1985 y al poco tiempo se enteró que había una escuela en Rosario y no lo dudó, “realmente fue como una explosión de acceso al conocimiento, en ese momento no existía internet. Ir a la escuela de títeres para mí fue como para un niño hoy de siete años entrar a YouTube”.

Allí estaban los libios y las videotecas que contenían el conocimiento sagrado, “vídeos de titiriteros de Rosario que habían ido a un Festival Internacional a Europa con una cámara de mano y habían firmado tipo tan famosos.

Habló sobre la tecnificación de la puesta en escena y del encanto de los más pequeños que, a pesar de haberse criado en la era de las pantallas, se prende a las aventuras más divertirás de simpáticos muñequitos de trapo.