El matriarcado puede ser visto desde diferentes aristas, pero siempre significa el liderazgo de las mujeres en un hogar o cualquier ámbito de la vida. Miles son quienes por diferentes razones deben afrontar el rol de cabecilla. En ciertos casos, algunas se ven obligadas a tomar el papel de ser el principal pilar de una familia y en otros casos se da por una simple postura de quién lo asume.

Cabe considerar que el matriarcado no solo se da en el ámbito familiar sino que se puede ver reflejado en la política, economía, e incluso en lo cultural. Para conocer más sobre el tema Diario 13 dialogó con Gladys Deguer de 55 años, quien es docente universitaria, investigadora, madre, pero sobre todo una mujer que es una matriarca con todas las letras.

Esta mujer, oriunda de Rawson, desde el inicio no solo fue el principal, sino el único sostén de su pequeña familia que conforma junto a su hijo. Gladys aludió a que no le fue fácil, ya que debió sortear los diferentes avatares económicos del país. Para ella ser madre y pilar requirió establecer prioridades, y en algunos casos renunciar a algunas cosas.

Madre, profesional y sostén del hogar: Gladys, una matriarca ejemplar

A pesar de los obstáculos, ella agradeció a Dios por haber tenido trabajo desde chica y jamás haber quedado desempleada. Deguer manifestó que es posible una familia basada en el matriarcado. “Muchas familias son matriarcales aun cuando haya una figura paterna también. Pasa que, durante mucho tiempo, y todavía hoy, tenemos internalizado el modelo del varón proveedor que toma las decisiones, pero en la práctica eso no es así en muchos casos” señaló la profesional de la lingüística.

Gladys, tiene en cuenta que las mujeres desde tiempos inmemorables se han encargado de llevar adelante un hogar, la crianza y educación de los hijos. En muchos casos lo han hecho sola por las diferentes circunstancias de la vida. 

Para la docente “el matriarcado se produce cuando la mujer asume el control y cuidado de su propia vida y de quienes dependen de ella, o de quienes la rodean”. Del mismo modo, aludió a que con este paradigma se es consciente y ayuda a concientizar acerca de las infinitas virtudes y posibilidades propias de las mujeres.

Cuando se le consultó en cuanto a la diferencia entre una familia que sienta sus bases en el matriarcado y aquellas que lo hacen con el patriarcado, recordó una frase que le decía su madre: “cada casa es un mundo”. A la vez asumió que todo depende de los integrantes del vínculo, ya que hay valores como el respeto mutuo, el amor, el diálogo, la libertad, la confianza, que no deberían generar variantes.

Madre, profesional y sostén del hogar: Gladys, una matriarca ejemplar

El famoso techo de cristal no le fue ajeno, pero su esfuerzo fue el que la ayudó a romper barreras y ser respetada por sus conocimientos y trabajos como profesional. Algo que la ayudó a cruzar fronteras y exponer en diferentes congresos a nivel provincial, nacional e internacional.

Las elecciones de las mujeres son las que llevan, a que en varias ocasiones las etiqueten, sin conocer lo que hay detrás de cada historia. Por lo que advirtió que cuando es alguien que estudia o trabaja con mucho esmero y a la vez es madre, pueden considerarla mala madre o incluso descuidada.

Las representaciones sociales aluden a que lo único para lo que es buena una mujer es para ser madre. Por ello es que Gladys concretó diciendo: “admiro profundamente la fuerza de las madres jóvenes que estudian, trabajan, hacen mil actividades. Creo que esas mujeres no tienen techo y nos demuestran que por ser madres no debemos renunciar a nada que nos propongamos o soñemos”.

La profesional continuó explicando, el techo es una construcción de los otros y las mujeres siempre encuentran la forma de romperlo. Al mismo tiempo, precisó que es importante respetar a aquellas mujeres que optan por ser mamá de tiempo completo. La cual es una actitud que también suele ser cuestionada.

La maternidad y ser profesional es algo que van de la mano, a pesar de la culpa que puede generar en algunos momentos, más que nada cuando los hijos son pequeños. “Hace poco tiempo, yo misma le pedí perdón a mi hijo por algunas cosas así. Pero él me agradeció porque dice que le dio herramientas que no veía en otros chicos de su edad. Podemos hacer las dos cosas, hacerlas bien, sin olvidar que la perfección no existe: ¡somos falibles e imperfectas, o sea personas!!” manifestó Gladys.

Madre, profesional y sostén del hogar: Gladys, una matriarca ejemplar

Una familia la cual es encabezada por el matriarcado influye profundamente en quién es y será un hijo o hija. Es que los valores que se adquieren perduran. Por ello es que la especialista en análisis del discurso sentenció “Mi hijo tiene su propia personalidad y claro que es influencia de lo que ha visto y oído en casa. Pero, sobre todo, es libre. Y es el mayor regalo que puedo tener”.

Luego detalló que la equidad es uno de los pilares de las sociedades. Aunque la desigualdad está en todos los órdenes de la vida. Este lleva a invisibilizar, olvidar y en algunos casos someter a las personas.  En cuanto a los temas de género, Gladys remarcó que se ha logrado mucho y a la vez queda mucho por lograr.

“Una de las cosas fundamentales es que se menosprecia las capacidades de las mujeres: esa es la batalla que debemos dar, ser y hacer conscientes de la inagotable fuente de habilidades y aptitudes que poseemos” argumentó la profesora de la UNSJ.

Gladys es sin duda una luchadora, una verdadera matriarca a quien se le hizo difícil algunas cosas, inclusive se le cerraron puertas. A pesar de lo malo o el miedo a ser madre y profesional a la vez, ella lo logró.