Policías de San Juan le dieron plata a un trapito para no detenerlo
El hecho se dio en plena vía pública. El cuidacoches, que rompía la cuarentena, se negaba a irse por no tener dinero para comprar comida para sus hijos. Los efectivos actuaron... pero con el corazón.
Un gesto solidario tuvo lugar este jueves en una transitada arteria de Capital. Allí, efectivos de la Policía de San Juan advirtieron a un trapito tras ser detectado cuidando vehículos y rompiendo la cuarentena. Sin embargo, y ante la tensión, los efectivos decidieron dejar de lado la dureza y optar por una solución más humana: le hicieron una 'vaquita'. "Tomá, es lo que podemos juntarte, volvé a tu casa y cuidá a tus hijos. No vayas detenido", le dijeron.
Todo sucedió en una esquina en inmediaciones del microcentro, este jueves en horas del mediodía. Allí, un llamado al 911 alertó sobre la presencia de personas que cuidaban e lavaban vehículos en una zona residencial sin respetar la cuarentena. Por esto, personal policial circuló por la zona advirtiendo a los trabajadores informales de que debían cesar con la actividad por no estar contemplados en el Decreto de Necesidad y Urgencia como actividad esencial. Uno a uno se fueron movilizando. Sin embargo, uno de ellos se negó.
"Disculpe oficial, no tengo como darle de comer a mis hijos. No puedo irme si llevar algo", señaló el trabajador, preocupado y agitado, ante la cámara de Canal 13. El oficial en cuestión mantenía la orden: "Yo lo entiendo, pero usted no puede estar aquí. Corre peligro y no corresponde".
El hecho es que el diálogo se fue tensionando cada vez más. El trapito argumentaba que bajo la necesidad que padecía su familia, su obligación era "llevar algo de comer a la mesa". Por el contrario, el uniformado intentaba explicar la situación y evitar tener que usar la fuerza.
Varios minutos pasaron de discusión hasta que el efectivo puso un ultimátum. "En minutos vienen mis superiores, si no te vas ahora te van a llevar preso", advirtió. "Prefiero que me lleven preso antes que llegar y ver la cara de hambre de mis hijos", respondió el trapito.
En cuestión de segundos llegó el móvil de la Policía Comunal. Un uniformado bajó y rompió el tenso silencio. El efectivo que mantenía la discusión expuso la negativa del trapito y este insistió en su necesidad. Como un juez, el policía escuchó a ambos. Ambos con razones, ambos con deberes. Y tomó una decisión.
En un ademán, el policía sacó su billetera, extrajo tres billetes de $100 y se los dio al cuidacoches. El trabajador, atónito por lo que estaba viendo, se negaba a recibir la colaboración. En eso, el segundo efectivo también aportó a la causa. "Tomá, es lo que podemos juntarte. Volvé a tu casa y cuidá de tus hijos. No vayas detenido, te van a multar, vas a estar preso. No vale la pena, tenés familia, cuidala", señaló.
El joven, en silencio, asintió y finalmente recibió la colaboración. "Vos sos un trabajador, vos vas a saber cómo encontrarle la vuelta. En este momento este trabajo no se puede hacer. Buscale la vuelta, yo sé que vos podes", insistió el oficial.
El trapito finalmente se retiró, en silencio y siguiendo la orden. Los policías ascendieron al móvil, y ante la mirada de algunos vecinos, siguieron su camino.