Aún hay personas que recuerdan latente el 15 de enero de 1944. Ese día un feroz terremoto dejo en ruinas a San Juan. Muchos fallecieron ese mismo día y otros semanas después producto de las secuelas de ese día que fue un antes y después para la provincia. 

Quienes tienen más de 80 años comentan que las lágrimas por las pedidas de vidas y de todo lo que tenían era la vista común. A ello se le sumó una lluvia torrencial que los atrapó sin un techo a un gran porcentaje de personas. 

El epicentro se ubicó a 20 kilómetros al norte de la ciudad de San Juan, en la localidad de La Laja, en el departamento Albardón, allí fue donde la tierra se abrió y salían enormes chorros de agua. La fuerza de su magnitud llevó a que fuera percibido también a las provincias Córdoba, La Rioja, Mendoza y San Luis.

Como si fuera poco a ello le siguieron días clásicos de calor sanjuanino. El olor a los cuerpos sin vida debajo de los escombros fue otro de los momentos que recuerdan quienes vivieron esa tragedia natural. Además, se le sumaron decenas de réplicas de gran fuerza que dejó aún más en ruinas a las familias sanjuaninas. El movimiento telúrico fue y alcanzó 7,4 grados de magnitud en Escala Richter y una intensidad máxima de IX grados en la Escala Mercalli modificada.

Ese terremoto fue la clave para visualizar que la provincia tenía graves falencias en cuanto a las construcciones. La ciudad de San Juan, y los departamentos de Albardón, Angaco, Ullúm, Chimbas, San Martín y Caucete, era en donde prevalecían las construcciones de adobe y algunas de ladrillo cerámico macizo, generalmente muy antiguas. Es decir que ninguna tenía lo necesario para resistir un sismo. 

Fueron tan solo 30 segundos los que bastaron para dejar en nada a una provincia. Solo fueron 30 segundos los que marcaron la vida de muchos sanjuaninos que lamentaron perdidas materiales y de vidas de sus seres queridos. Luego de ello vino la reconstrucción de un San Juan que tuvo en cuenta sus cualidades naturales. Pero a la vez se vio reflejada la solidaridad de un país que se conmovió con la destrucción que dejó el terrermoto.