Sostener un paraguas en el medio de un huracán, el desafío de la psicopedagogía en la pandemia
A más de un año de la pandemia, con avances y retrocesos, con cierres abruptos y apreturas progresivas, la psicopedagogía se transformó en un escenario adverso.
Es difícil pensar en la educación en los mismos términos que antes de la pandemia. Como todo se ha transfigurado drásticamente, en el ámbito de la economía, la salud, lo social, en el ámbito de la actividad educativa se han desnudado realidades complejas, subyacentes antes, amplificadas ahora. Muchas cosas nuevas también, sin dejar de lado que todo lo mencionado ha condicionado de forma directa la realidad incomoda en la que vivimos ahora.
La nueva normalidad implicó que el escenario donde se construía el conocimiento, el espacio simbólico educativo, se traslade materialmente, de la escuela al hogar. Y en este marco, cambios de hábitos cotidianos, de encierros abruptos y aperturas progresivas, de posturas y contra posturas en torno a la presencialidad; docentes, padres y psicopedagogos trabajaron juntos para sostener un paragua en el medio de un huracán.
Gema Fernández (34) y Lola Ontiveros (51) son psicopedagogas y trabajan en Fundación Abril. Ahora recuperada la presencialidad en aquella institución, no caen en la cuenta de los obstáculos que tuvieron que atravesar, acompañando a chico y adolescente, con y sin discapacidad. “Ha sido muy esperado el retorno, fue reencontrarse con los compañeros y seguir con lo que se venía construyendo. Realmente los papas, los terapeutas estábamos necesitados de esto se extrañaba la presencialidad”, expresó Ontiveros que lleva casi 20 años trabajando con personas con discapacidad. Para ella fue un desafío enorme desafío garantizar la educación a sus pacientes, “hubo que encontrar recursos que nos permitieran cumplir nuestros objetivos profesionales y terapéuticos para poder ayudar al paciente desde la distancia, para poder sentir que los alumnos y las personas con discapacidad estaban acompañadas sin estar cerca”.
Gema Fernández que tiene tres años trabajando en esta institución, hizo hincapié en la necesidad de transformación de las rutinas laborales. “En este contexto de pandemia el rol del psicopedagogo fue muy trascendental e importante, no solo trabajamos con los alumnos y con profesores”, dijo y agregó “tuvimos un gran desafío de acompañarlos en el desarrollo de estos procesos formativos con esta modalidad nueva que es la modalidad virtual para empezar a potenciar el trabajo colaborativo con las familias de los alumnos, de repente la escuela se trasladó a la casa”.
Ambas profesionales remarcan la trasformación del sol de los padres, más involucrados aún en el proceso de aprendizaje de los chicos. “Los miembros de la familia se convirtieron en referentes educativos y se desataron múltiples situaciones, dejar de ir a la escuela les produjo la perdida de muchas actividades diarias y perdieron el contacto con los pares que es de suma importancia. Los padres debieron haber acuerdos para organizar los tiempos de ocio y los tiempos de estudio”, declaró Gema.
En el mismo sentido, Lola Ontiveros explicó, “se ha modificado mucho la intervención de los padres en el proceso de aprendizaje y este año que hemos transitado con la modalidad dual se han realizado grandes cambios. Los papas fueron los principales actores el año pasado, se tuvieron que armar de recursos, ya no solamente acompañaban con las tareas. El docente también tuvo una función muy grande, los papas se toparon de repente con esta función de docente sin serlo en muchos casos”
Trabajando diariamente con mucha dedicación, aceptaron el desafío de sostener este paragua, en pos del futuro y bienestar de los chicos. “Personalmente considero que la pandemia nos brindó nuevas oportunidades de aprendizaje, porque hemos sido educados con un método tradicionalista. Antes la escuela era el papel y la lapicera y de repente, la tecnología que no estaba en auge se convirtió en la base de nuestro aprendizaje”, dijo Ontiveros y Fernández concluyó que “los chicos la tienen mucho más clara que nosotros, la recepción de los chicos para los protocolos sanitarios, con la santinización, el uso del barbijo y la distancia social, nunca he tenido problemas con los chicos”, motivo por el que se mostró mucha preocupación.