Diego Miguel es un administrativo del Hospital Ventura Lloveras. En octubre se contagió de coronavirus mientras entregaba su vida para salvar la de los demás. A raíz de la infección tuvo que atravesar una espantosa situación. Tener el miedo constante de perjudicar el embarazo de su pareja, Natalia Gómez. Un sueño que les había costado más de 12 años lograr.

Lo que tuvo que atravesar Diego Miguel debido al coronavirus es algo que no muchos soportarían. Todo comenzó el 30 de septiembre, cuando se le manifestaron distintos síntomas. Comenzó con malestar general y luego con un fuerte decaimiento. Esto lo llevó al punto de sentirse exhausto si caminaba desde su cama hasta el baño.

Al percatarse de esto le pidió a la directora del hospital donde trabaja, el Ventura Lloveras, si podía hisoparse. La autoridad del centro asistencial le dio el visto bueno. El 1 de octubre se dirigió al centro asistencial y fue sometido a una prueba PCR. Después de eso tuvo que regresar a su casa con Natalia para aislarse. Desde ese momento los días parecían semanas que no terminaban nunca.

"Mi señora lloraba. Teníamos miedo, yo lo tuve que tomar con calma porque la noté nerviosa y está embarazada". Diego no podía sacar de su cabeza que su mujer estaba esperando a su hijo. Algo que se logró gracias a una fertilización in vitro. Esta pareja intentó por más de 12 años traer un bebé al mundo y sólo a través de este método pudieron acercarse a ese sueño tan esperado.

Tristemente cuatro días más tarde llegó la noticia que nadie quiere recibir. Diego había dado positivo y con el paso de las horas su condición comenzó a empeorar. De esta manera el sanjuanino se sumó a la estadística de personal sanitario afectado por el virus. Según los datos aportados por Mónica Jofré, jefa de Epidemiología, son 266 los trabajadores de la salud que se contagiaron. Debido a esto son, con más de un 30% de diferencia, los esenciales más perjudicados por la pandemia.

El empleado del Ventura Lloveras empezó con fiebre, luego con tos hasta que apareció una neumonía en su pulmón derecho. La enfermedad avanzó tan rápido que en cuestión de días tuvo que ser internado en su lugar de trabajo. En ese tiempo que estuvo ingresado en el hospital, Diego recuerda la mirada temerosa de algunos de sus compañeros. "El primer chico que se contagió se sorprendió porque me veía jodido y él había estado asintomático, incluso dudaba de la veracidad del hisopado".

Además de estas situaciones incómodas, el afectado recuerda que por las noches no podía dormir por una triste situación. "En la noche es especialmente duro porque no podía dormir por la tos y a la vez escuchaba a los abuelos que venían de los geriátricos. Eso me partía". Esta situación que evidencia Miguel es uno de los grandes problemas que tuvo San Juan durante la pandemia. El pasado 20 de noviembre la secretaria de Planificación, Alina Almazán, confirmó las cifras oficiales. En la provincia se contagiaron 200 residentes de 13 hogares, de los cuales 83 aún portaban el virus.

Afortunadamente así como llegó, poco tiempo después el coronavirus se fue del cuerpo de este futuro papá. Sin embargo, la vida volvió a golpear la realidad de ese pareja. "Yo mejoré y decidieron darme el alta del hospital para que continúe con el aislamiento en mi casa, pero coincidió con que mi señora dio positivo". Nuevamente el coronavirus ponía en jaque los sueños de esta pequeña familia y esta vez desde más cerca aún.

Sin embargo los sarmientinos pudieron superar satisfactoriamente esta nueva complicación y el Covid 19 se fue de su casa. "Ella tuvo una enfermedad leve, fue casi sintomática. Tuvo como resfrío nada más". Además del alta, los enamorados recibieron dos nuevas noticias positivas. El bebé no había sufrido ningún tipo de complicación y Diego ya podía regresar a su trabajo habitual.

"Hemos hecho controles después del aislamiento y el embarazo va perfectamente gracias a Dios". De esta manera entre el 19 y el 20 de octubre, Miguel se reincorporó a sus tareas en el sector de Rayos X del hospital. En este lugar el ya recuperado trabajador se encontró con un escenario extraño e inesperado. Si bien la mayoría de sus compañeros le mostraron su afecto y felicidad, hubieron otras personas que lo miraban de lejos sin animarse a estar cerca de él.

"Los chicos estaban contentos, se les notaba la cara que tenían ganas de abrazarme. En otros lugares del hospital te ven y te miran desde lejos, realmente existe ese miedo de pensar ‘Che ¿se habrá recuperado este? ¿Todavía contagiará? Eso que es una estupidez cuando terminás entendiendo cómo se comporta el virus", recordó el protagonista de esta historia.

A pesar de todo esto Diego Miguel prefiere ponerle la mejor cara a su realidad y agradecerle tanto a Dios como a toda la gente que lo apoyó. "Recibí llamados de amigos del entorno político, amigos del fútbol, los mismos compañeros del hospital. Me sentí la verdad muy bien, muy contenido. Eso fue lo mejor, realmente me sacó adelante", sentenció.