Tres historias distintas: cómo hacen los jubilados para comprar sus remedios
Canal 13 salió a las calles sanjuaninas para conocer cómo los jubilados afrontan la quita de subsidios en las medicaciones de PAMI
La reciente quita de subsidios a medicamentos para jubilados afiliados al PAMI ha generado una fuerte preocupación en San Juan. Con más del 65% de los jubilados percibiendo la mínima, el impacto económico de estas decisiones es devastador para quienes necesitan garantizar su tratamiento médico.
Una de las afectadas explicó: "Este mes no me alcanzan los remedios. Me dijeron que tengo que comprar cuatro de ellos, pero en mi receta hay más de diez medicamentos. Los de la presión, que son los principales, ya no me los cubren. Una tirita me salió 27 mil pesos y no tengo ese dinero", relató.
Esta mujer, quien percibe la jubilación mínima, ahora debe realizar trámites complejos como obtener una declaración jurada de su médica de cabecera para intentar recuperar la cobertura. Mientras tanto, ha tenido que dejar de tomar algunos medicamentos esenciales. "Si no consigo la declaración, tendré que volver a gastar lo poco que tengo, pero ni siquiera me alcanza para todos", agregó.
En otro testimonio, una familiar compartió su experiencia al observar cómo su tío enfrenta esta realidad: "Es muy triste. Aunque hay medicamentos que aún cubre el PAMI, hay otros que no, y eso implica sacrificar otras cosas. A veces, incluso, la alimentación para poder pagar los remedios".
Sin embargo, no todas las historias reflejan un desenlace tan adverso. Un hombre con una patología oncológica detalló: "Por suerte, los medicamentos oncológicos y los de diabetes aún están cubiertos al 100%. A mí no me han sacado ninguno". A pesar de ello, reconoció el temor constante de que la cobertura pueda cambiar en el futuro.
La problemática no se limita a la pérdida del 100% de cobertura. Algunas medidas previas, como declarar ciertos medicamentos de venta libre, también han eliminado la posibilidad de que sean cubiertos por PAMI u otras obras sociales.
El panorama resulta alarmante para los jubilados, especialmente para aquellos que dependen de tratamientos continuos y costosos.