Una verdadera historia de solidaridad vivió Sergio Molina, un chiquito oriundo de Rawson que padece una extraña enfermedad: granulomatosa crónica. Desafortunadamente, esta patología lo condiciona a tener que consumir medicaciones especiales, tratados en frío. Y este fue el principio de la historia que tendría un final feliz y un héroe: Nicolás Seré, un piloto de avión.

Todo comenzó el 30 de marzo. "Hay un chico que tiene un equipo solidario en Ameghino (Provincia de Buenos Aires). Yo navegaba por las redes sociales y veo el pedido de urgencia de trasladar el medicamento de una madre cuyo hijo había terminado con un tratamiento y necesitaba llevarlo a San Juan", señaló el piloto de avión a Canal 13. Ese fue el momento en el que Nicolás y Sergio tuvieron el primer contacto.

El gran problema era que el medicamento para Sergio necesitaba conservar la cadena de frío y la cuarentena, medida que está para cuidar a los argentinos, le jugaba en contra. "Fue una cosa de segundos, enseguida puse a disposición mi avión para ayudarlo", dijo el piloto. El viajar traía otro problema: necesitaba un permiso oficial.

Tras numerosos movimientos, contactos, enlaces y explicaciones, en 12 horas Nicolás pudo obtener el permiso oficial dado que se trataba de una "ayuda humanitaria". El piloto cargó las 70 ampollas en la heladera y, ni bien amaneció, partió hacia San Juan.

El viaje duró alrededor de 2 horas y media en 800 kilómetros que atravesó de punta a punta la Argentina. Pero volar no fue nada en comparación a lo que le esperaba. Al llegar, Nicolás divisaba por el parabrisa la familia del niño al final de la pista, algunos pilotos y también a Sergio, quién observaba atónito el descenso del avión. Nicolás finalmente detuvo el avión. Preparó las cosas y bajó.

"Nunca imaginé lo que sucedió. Fue súper emotiva la llegada. Me quebré en ese momento, nos quebramos todos. Lo raro fue no poder abrazarnos y que te quede ese nudo en la garganta, pero lo bueno fue hacer la cadena de favor", señaló emocionado.

Hay cosas que no tiene precio, emociones que transforman lo gris en color y sonrisas que no se olvidan jamás. "Uno siempre está tratando de ayudar y lo que viene a cambio es la satisfacción, la alegría de saber que está siendo útil a los demás, eso es increíble", relató Nicolás Seré a Canal 13.