En pleno corazón de la ciudad de San Juan, los puentes peatonales del Centro Cívico se han convertido en una peculiaridad heredada del antiguo sistema de colectivos, y hoy en día, su presencia genera diversas opiniones y confusiones entre los ciudadanos. Este curioso escenario plantea una pregunta clave: ¿qué hacemos con los puentes del Centro Cívico?

Cuando se construyó el Centro Cívico, la avenida Ignacio de la Roza era transitada por varias líneas de colectivos del viejo sistema. En aquella época, los colectivos bajaban por la avenida España, giraban por Ignacio de la Roza y continuaban su recorrido hacia las universidades, con diversas paradas a lo largo de la avenida. Para facilitar el acceso de los pasajeros, se construyeron puentes peatonales que permitían cruzar la acequia sin problemas.

Sin embargo, con la llegada del nuevo sistema de transporte público, conocido como RedTulum, las rutas se modificaron. Los colectivos dejaron de transitar por Ignacio de la Roza y, en consecuencia, los puentes quedaron en desuso. Hoy, estos puentes se alzan como recordatorios de un sistema de transporte que ya no existe, generando confusión sobre su propósito actual.

Algunos han propuesto reutilizar estos puentes para otros fines, como rampas para personas con movilidad reducida. Sin embargo, el cordón de la acera impide que puedan ser aprovechados de esta manera. En otros casos, los puentes se han transformado en zonas de estacionamiento improvisadas, generando problemas adicionales en la circulación vehicular.

La falta de una demarcación adecuada en estas áreas también es un punto crítico. Aunque los puentes están pintados de amarillo, lo que indica que no se debe estacionar en ellos, la ausencia de señalización específica y visible para los automovilistas hace que muchos no tomen las precauciones necesarias. Esta situación podría solucionarse con una reestructuración de los puentes, o bien con una correcta señalización que ayude a los conductores a identificar estos espacios y respetarlos.