Vínculos adictivos: cómo detectarlos y cómo hacerles frente
El psicólogo del Centro Faro, Raúl Ontiveros pasó por los estudios de Canal 13 y contó sobre las situaciones que explican estan conductas, así como también la codependencia.
Este lunes en Banda Ancha estuvo Raúl Ontiveros, psicólogo del Centro Faro, quien explicó porque se dan los vínculos adictivos, cómo detectarlos y las herramientas para hacerle frente.
Ontiveros empezó explicando que un vínculo adictivo tiene todas las características de una adicción. Es decir, que tiene los tres elementos que la definen. ‘Me gusta mucho’, ‘sé que me hace mal’, ‘no lo puedo cortar’. Las presencias de estas frases en un caso de adicción son aplicables a el juego, el cigarrillo, una sustancia, la bebida o una relación con otra persona. ‘Un vínculo adictivo es la relación que se tiene con una o varias personas, en donde hay daños, salen perjudicados todos, hay quejas de que la otra persona tiene mala actitudes, en donde se espera que la otra persona sea lo que quiero que sea, y nunca va a ser, en donde una persona se enamora de lo que se necesita, pero no de lo que se es. Es decir, que se tiene errores de juicios’, contó.
En estos casos lo que sucede es que al no recibir lo que se desea de la otra persona siempre habrá un sentimiento de insatisfacción, por lo que siempre habrán quejas y la otra persona abandona. Esto puede desencadenar en casos de acosos en donde el sufrimiento de ambas personas se agudiza. Y cuando la persona toma la decisión de dejar esa relación que tan mal le hace, la otra persona vuelve, lo que hace que el circulo se vuelva a dar.
‘Puede durar años, hay mucho daño, es muy perjudicial, y este vínculo tiene dificultad en ponérsele fin. La adicción es la patología de los límites, en la imposibilidad de decir hasta acá’, contó Ontiveros.
El profesional describió al daño que les produce a las personas este tipo de adicciones como una pequeña decepción hasta incluso violencia física. Atendemos muchos casos y nos enteramos de otros tantos de violencia física, económica, psicológica con terceros que la pasan mal, en donde no hay un punto final, en donde en un aparente final siempre queda la expectativa y el vínculo se renueva’, aseguró.
Para este caso, el profesional señaló que no siempre se establece, pero cuando lo hace, en la mayoría de los casos se da en la relación de padres e hijos. Luego explicó que es detectable cuando los padres se quejan de cosas que hacen sus hijos, pero llegada la hora de ponerles límites no lo hacen, lo que genera el principio de un círculo de mutua dependencia, de ‘chantaje emocional’ .
'Hay una queja que no va acompañada de conductas. Y muchos de los problemas de la falta de límites de los padres hacia los hijos, es que llegado el momento de que tienen que ponerles límites, no aplican por lo emocional, porque empieza a jugarles'
Ontiveros explicó que lo emocional tiene que ver con la esencia del vínculo adictivo, que es el temor a que el otro se vaya, a que no me quiera. Por lo que los padres saben que le tienen que poner límites, pero a su vez, mamá y papá tienen carencias afectivas que vienen de hace años atrás, lo que genera es el temor a perder a sus hijos, de perder su amor.
El profesional también señaló que, a los hijos manipuladores de los sentimientos, son los padres quienes los crean con su falta de ponerles límites. 'A algunos niños y niñas, adolescentes solo les basta decir no te voy a querer para que como palabra mágica la billetera se abriera, y así obtuvieran lo que quisieran', explicó.
Ontiveros remarcó en la actitud firme que tienen que tener los padres para imponerse a sus hijos en situaciones en que ellos los quieran manipular. 'No tiene que ver solamente con lo manipulador que sea el otro, ya que para que se dé tiene que complementarse con la capacidad del adulto de ser manipulado', aseguró.
Los casos de vínculos adictivos también se dan a la inversa según afirmó el psicólogo. En este sentido, contó que esto se produce porque hay una retroalimentación de adicción en la relación. 'De alguna manera fueron criados para no crecer, para ser eternamente inmaduros. Se dan muchos casos en que son los otros hijos los que se dan cuenta de que el hermano es así por la conducta permisiva de sus padres y se los hacen saber', contó.
Ontiveros aseguró que, si estas conductas no se corrigen, no son trabajadas por los jóvenes, en la etapa de la adultez pueden afectar a sus trabajos, a sus relaciones afectivas, ya que por lo general repiten conductas y se victimizan.