INFOBAE- El estadio Mineirao de Belo Horizonte fue el escenario del primer choque de octavos, un partido en la cúspide entre el equipo de Neymar, candidato natural al título, y el conjunto de Alexis Sánchez, que ya había dejado en la cuneta a España y buscaba escalar aún más.

Brasil encaró el duelo con la obligación de ganar, convencer a su hinchada y demostrar que Neymar también puede ser decisivo ante defensas férreas y equipos que presionan en todo el campo, como es el caso de Chile. Se notó en los himnos, dónde todo el estadio cantó para brasil y silbó a Chile.

En el comienzo del partido, los dirigidos de Sampaoli salieron con su habitual vertigo y presión. Brasil, por su parte, apostó con su dorsal 10 colocado en la zona de gestanción central: Neymar tenía total libertad dentro del dibujo táctico de Scolari.

Neymar, Luiz Gustavo y Hulk insinuaron con avances por la izquierda, a la espalda de Mauricio Isla. La presión de Francisco Silva quedó un poco lejos y fue aprovechada por Brasil. Pero la apertura del marcador llegó en un tiro de esquina que cayó en el segundo poste de Claudio Bravo: Gonzalo Jara la empujó contra su propio arco cuando marcaba a David Luiz.


El gol de Gonzalo Jara en contra, en compañia de David Luiz

Pero la presión chilena provocó un error en la salida de la primera línea de Brasil. El atacante Alexis Sánchez estaba adentro del aérea de Julio César y encontró un pase impreciso de Hulk para definir cara a cara con la portería verdeamarelha.

"La Roja" era profunda, jugaba muy adelantada, bien adentro del campo rival. Su verticalidad generó dudas en el primer pase de los defensores brasileños. Esa estrategia era un arma de doble filo, porque si los anfitriones lograban hacer limpio el toque inicial, podían aprovechar los espacios detrás de los volantes chilenos.


El empate de Alexis Sánchez provocado por la presión chilena a la defensa brasileña

En el inicio del segundo tiempo, Chile se mostró menos intensa. Su presión era más medida y dosificada ante un Brasil que apostaba un pleno a Neymar. El delantero del Barça, con una tibia compañía de Fernandinho, era lo más peligroso del equipo de Scolari.

El árbitro inglés Howard Webb le anuló un gol a los anfitriones tras una definición de Hulk. Interpretó que había acomodado el balón con su mano antes de enviarlo dentro de la portería de Bravo. Protestó todo el estadio, pero se mantuvo 1-1.


Webb le anuló un gol a Brasil porque interpretó que el delantero se la llevó con la mano

Cuando Sampaoli sacó a Eduardo Vargas y puso a Feilpe Gutiérrez, el mensaje fue claro. Si cambió a su hombres más ofensivo por un volante, era porque quería una presión menos apresurada, sin tanto ímpetu.

Pero un siendo menos vehemente, la primera línea de Chile se colocaba en la mitad del campo y obligaba al repligue posicional de Brasil. Con jerarquía, autoridad y dominio, "La Roja" se adueñó del desarrollo del partido.

Jo entró por Fred y Ramires por Paulinho. Scolari quiso refrescar al equipo con cambios "hombre por hombre", sin alterar el dibujo táctico, tampoco la estragia. Sólo la calidad individual. También se movió el banquillo chileno con el ingreso de Pinilla por Arturo Vidal, que se fue agotado.

En la prórroga se vieron propuestas conservadoras. Por no querer cometer errores, tanto Brasil como Chile arriesgaron poco. Hulk se transformó en lo mejor del partido, junto con Claudio Bravo, que mantuvo el empate con grandes atajadas. A un minuto del final, Pinilla rompió el travesaño con un tiro potente.


La definición por penales que clasificó a Brasil a los cuartos de final

El destino quería que todo se definiera por penales. Con la oportunidad de poner la serie 3-3, Gonzalo Jara estrelló su tiro en un poste y la clasifiación fue para Brasil. Primero Pinilla, luego Jara. La suerte estuvo en manos del anfitrión, que se vio superado en algunos pasajes del partido, pero volvió a eliminar a Chile de una Copa del Mundo, como en 1998 y en 2010.